Travesia a la guardería

La partida

En un universo distinto a este existe un planeta helado, tan helado que los seres vivos de este lugar tienen un componente en su sangre que les permite soportar ese ambiente. A diferencia de nuestro planeta, este consta con cuatro soles, que no emanan calor suficiente para brindar calidez al planeta, y cinco satélites lunares que viajan alrededor de el a distintos horarios, ocasionando que a toda hora se vea a lo menos uno en el cielo. Este lugar es Cril24K, y en el habitan varios reinos que conviven en paz, uno de ellos es el reino Nevada, el cual, tiene dos príncipes jóvenes que deben aprender de sus padres. Es por esta razón que el carruaje de la familia Nevado sale del palacio empezada la tarde, en su interior la princesa Umi, de 12 años, luce un hermoso broche de flores azules que adornan sus risos rosados.

Con desgano observa a través de la ventana suspirando cada que avanzan dos metros; Frente a ella, luciendo su vestido semi-formal se encuentra Tsuki, su escolta. Pero, ella no es su único acompañante, junto al chofer van dos guardias más y a caballo van otros escoltas. Después de todo, ambas solo tienen 12 años, y es la primera vez que cumplirán con una tarea política. Cada temporada la reina suele hacer una visita a la gente de los pueblos del reino, y hoy le ha dado ese trabajo a su hija. Está en edad de tomar responsabilidades y ha decidido que visite una guardería en el pueblo que se encuentra al otro lado de los muros del castillo. Por primera vez, cruzaría sin sus padres la ciudadela y sus grandes muros.

—Seguro que no te supone problemas, no deberías preocuparte— Intenta animarla Tsuki.

—No es que me preocupe, es que lo encuentro tan aburrido…

—Ah. Contra eso no puedes hacer nada. —Responde con naturalidad y acercándose al vidrio agrega— Creo que ya hemos llegado.

Umi vuelve a mirar antes de negar.

El camino de tierra y los árboles del sector rodean una pequeña cabaña, la cual en sus jardines se encuentra impregnada de animales de granja. Como ya varias veces ha hecho el viaje, Umi sabe que esa casa se encuentra cerca pero no dentro del pueblo.

—¿Falta mucho? Pensé que sería más cerca.

—Se nota que no sales mucho…

—No tengo tiempo de salir, debo entrenar.

  Con el sonar de las herraduras de los caballos que fingen ser una repetida melodía de fondo, la princesa hace un recuento de cómo debería ser la visita y el tiempo que tardarían en los pequeños detalles, desde que entran hasta que salen de la guardería. Sin evitar reclamar por la tediosa tarea.

—No me gusta la idea de hacer un viaje tan grande solo por ver a unos niños… —Dice frunciendo ese rosado ceño que tiene.

—No seas tan quejumbrosa. Tienes más cosas que todo este pueblo junto.

—No es mi culpa.

—¡Mira! ¡Un mercado! —Interrumpiendo la conversación Tsuki indica la ventana.

Un campo antaño vacío se encuentra repleto de pequeñas e improvisadas tiendas, varias personas pasean y observan las artesanías y dulces que se ofrecen entre las verduras y frutas allí expuestas.

— Debe haber muchas curiosidades allí. —Comenta Tsuki con brillante mirar.

—¡Qué entretenido! ¿Qué tal si vamos?

—¿Qué hay de la guardería? —La mirada aturdida de Tsu no opaca la adrenalina de Umi.

—Iremos un poco más tarde, no dirán nada. ¡Vamos, vamos! ¡Hace mucho que no ves uno! —Alzándose golpea la pared del carruaje y por medio de la pequeña ventana que le permite comunicarse con el chofer, pide se detengan con urgencia.

 

Por el tono de la princesa, es inevitable para los hombres obedecer, y preocupados los dos guardias se apresuran para abrir la puerta y ayudar a las niñas a bajar pensando que algo malo ha ocurrido. Es por esto que, verlas estirarse con relajo y una gran sonrisa de Umi los sorprende. La mirada tímida de la pequeña soldado hacia los adultos delata que las intenciones de Umi no son adecuadas, poniendo en alerta al hombre a cargo.

—¿Todo está bien?

—Sí, gracias. Pueden seguir su camino, nosotras los alcanzamos a pie.

—Princesa, disculpe usted, pero su padre ha dado orden de acompañarle hasta la guardería del pueblo. No podemos dejarla aquí. —Contradice el oficial; Un hombre grande y robusto con mucho cabello rizado y rubio.

—No se preocupen, Tsuki cuidará de mí sin problemas. La guardería se encuentra a unos cuantos metros. Caminaremos desde aquí. —Afirma y colocando sobre su ajustado peinado un sombrero amplio y blanco, igual que la nieve de la temporada fría.

—Umi, no creo que sea conveniente… —Insiste Tsuki preocupada por las miradas que le brindan sus superiores. Como si fuese su culpa que la princesa quiera pasear en lugar de seguir su camino.

—Solo pasearemos por el mercado unos momentos, nos encontramos allá. Sigan sin cuidado— Sonríe haciendo una reverencia.

—Princesa, no quisiera contradecirla— Le detiene el hombre antes de argumentar —lo que nos pide es imposible de hacerse.

—Está bien, espérenos aquí entonces— Dice con una mueca de disconformidad y, cogiendo la mano de su amiga, la jala hasta el lugar deseado.



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En el texto hay: fantasmas, amigas, amigos viajes

Editado: 10.07.2022

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