Prólogo

¿Nunca se preguntaron si su llegada a este mundo repleto de enigmas y misterios, había sido por un motivo en especial? ¿Si todos nacemos con un único propósito designado que debemos descubrir para así, tal vez, poder darle un nuevo significado a nuestra vida?

¿Nunca pensaron que si se encuentran conscientes de su entorno y existencia justo en este momento, tiene que ser por algo? ¿Estamos viviendo en un universo donde fuimos creados únicamente para cumplir con una simple y a la vez muy compleja misión y depende de nosotros descubrir cuál es?

Sino, si son del tipo de personas más realistas, ¿no creen que llegaron hasta esta etapa de su vida por pura casualidad, sobreviviendo gracias a la suerte y esperando el momento que la muerte decida llevarlos y así terminar con su monótona y aburrida existencia en este mundo?

Seguramente, si son personas extramadamente curiosas y sedientas de conocimiento como yo, se hicieron alguna vez este tipo de preguntas.

Pienso que en algún momento de nuestra vida, todos tenemos dudas existenciales que necesitamos responder con la mayor rapidez posible. Aunque lamentablemente en la mayoría de los casos, por causas más que desconocidas, las respuestas tardan meses, y hasta años en llegar. Por esto, las personas se olvidan de dejar plasmada su huella en el mundo y, al morir, se condenan a sí mismos, presos del olvido, destinados a una eternidad en la inexistencia.

Para mi no tan merecida suerte, este no es el caso. Las respuestas llegaron hacia mí en un abrir y cerrar de ojos. A mi parecer, logré responder a la perfección cada una de estas preguntas en tan solo un par de días, como si se tratara de un exámen en el que tu mente es el único límite.

De todas formas, para no aumentar tanto mi ego, quiero aclarar que todo esto sucedió de una forma completamente inesperada. Nunca imaginé que una persona como yo terminaría conviertiendose en lo que soy ahora, en alguien importante. Sin embargo, aquí estoy, contando esta historia desde lo más alto de las alturas.