Travesía [pasajeros #2]

Capítulo 6

—Creo que tengo una pregunta —Max se adelantó y comenzó a caminar a la par que Dylan, al frente del grupo—. Ben tratará de asesinarte para tener el control absoluto de la Isla. Tengo una inquietud. Si tienes que estar bajo protección, por así decirlo, ¿qué rayos hacemos en el Exterior, caminando dentro de una jungla tenebrosa? 

El grupo se dividía en dos. El primero iba conformado por Dylan, Max, James, Luna y Dianne. El segundo, unos treinta metros por detrás de ellos, iba liderado por Selina, Miranda, Cooper, Han y finalmente Scott, quién caminaba lento y apoyado por los dos últimos Pasajeros. 

El lugar, como había dicho el hacker, era tenebroso. La cantidad de árboles, tanto los que llegaban a alturas extraordinarias, como los que estaban caídos y formaban todo un mundo de puentes de un lado a otro gracias a sus enormes ramas y troncos, encerraban la jungla en un ambiente sombrío, húmedo, y bajo los ruidos de diferentes insectos y animales, provocando un temor en quienes pasaran por ahí. 

—Este es el camino más rápido a la Fortaleza —indicó Dylan—, si queremos que nada más nos ataque mientras Scott está en ese estado, este camino es el único que nos favorece.

—¿Qué es esa Fortaleza? —preguntó Dianne.

—Luna debería saber —Dylan giró la cabeza un poco y le guiñó un ojo a la chica, quién sonrió por lo bajo.

—¿Qué diantres…?

—¿La conoces?

—¿Qué si la conozco? —se rió Dylan—, hace unos… rayos, aquí el tiempo es diferente… Esto… bueno, hace un tiempo, Luna llegó aquí con un hombre idéntico a James. Supongo que era su hermano de aquella dimensión.

James recordó al instante la historia que Luna le había contado algunos días atrás. El hecho de haber llegado a Isla, el rechazo de Jim por parte de los Salvadores y el regreso de ambos al mundo real. ¿Por qué no lo había pensado antes? Si aquél par de hermanos estuvieron en la Isla, claro que habían convivido con Dylan. 

—La Fortaleza es… una especie de lugar aislado, un fuerte rodeado por muros de concreto. Muchas personas viven ahí —dijo Luna tímidamente. 

—¿Eso existe en esta Isla? —se sorprendió Dianne.

—Recuerda dónde estás —le indicó Dylan, sin mirar atrás—; este lugar es demasiado impreciso. Viste a un raptor el día de ayer. Bueno, a varios; sin embargo, la Isla alberga otro tipo de peligros.

—¿Cómo puede vivir gente aquí conociendo lo que hay afuera? —soltó la chica.

—La misma pregunta me hice yo hace varios años —terció Dylan, sonriendo para sí.

—¿Y hallaste la respuesta? —preguntó James.

El muchacho se detuvo en seco. 

Por su mente comenzaron a brotar varios recuerdos de su pasado, del momento en el que llegó a la Isla por primera vez tantos años atrás. El “Baptidzo” era la joven promesa de la Línea Diamante. Quizás el mejor crucero desde el Titanic, hundido en 1912. Claro, él debía estar a bordo. Sin embargo, en cuanto la tormenta que rodeaba el Triángulo golpeó al crucero y éste se hundió, Dylan llegó a un mundo completamente nuevo para él. ¿Qué lo había mantenido ahí? ¿Qué lo había convencido de haberse quedado en la Isla? Dylan había crecido rodeado de lujos, de millones de billetes, de viajes caros e incluso de los mejores puestos… ¿qué lo había convencido? ¿Selina? 

—Es algo muy personal para él, viejo, supongo —susurró Max.

—Quizás lo sea, déjalo en paz —Luna le dio un golpecito a James.

—Bueno, podemos seguir entonces —dijo éste—; el segundo grupo ya nos está dando alcance. No quiero escuchar a Cooper hablando de teorías de todas las series que ve. 

Durante dos horas, Dylan guió a los Pasajeros a través de aquella tenebrosa jungla. Durante el trayecto, no ocurrió nada fuera de lo común. Algunas ardillas comenzaron a correr sobre los troncos de los árboles, un par de mariposas aparecieron entre los arbustos, e incluso una pantera apareció en un pequeño estanque. Ésta no se inmutó al ver al grupo de personas que pasaron cerca de ella. ¿Sería una de las criaturas que reconocía a Dylan? ¿Qué clase de animal salvaje era ese? ¿Eso podía existir? Sin embargo, estaban en una Isla que no debía existir, en el punto más enigmático de la Tierra. Claro que podía pasar.

Después del mediodía, la jungla terminó. Ahora salían a lo que era un inmenso valle, rodeado por montañas. Un lago de gran tamaño apareció frente al grupo de Pasajeros, y del otro lado, tal como Luna lo había descrito, cuatro muros rodeaban lo que parecía ser un fuerte. De lejos podían apreciarse algunas banderas de distintos países. Chile, México, incluso una de China. ¿Tantos pobladores tenían? Un patio frente a los cuarteles también era visible, y a pesar de la distancia, se veían algunas manchas moviéndose, que sin duda, eran personas.




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