—¿Mil doscientos… qué?
La pregunta que hizo Max había sido casi en general, ya que todos los Pasajeros miraban a Dylan con curiosidad en extremo. ¿1215? ¿Qué no era el año donde la llamada del Susurrador había surgido? ¿Qué era lo que estaba sucediendo? Poco a poco se estaban atando todos los cabos sueltos que tenían días sin respuesta alguna.
—¿Cómo supiste del año? —preguntó Miranda.
—Cuando alguien es exiliado de la Isla, no sale así como así —explicó Dylan—. Primero debe ser sometido, y luego entregado a cualquier realidad alterna, lejos de la Isla. Custodiado por el hombre a cargo, en este caso, yo.
—Entonces lo sacaste a patadas —adivinó Max.
—Algo así —musitó Dylan—. En cuanto salimos de la Isla, pude notar cambios muy repentinos en la sociedad. Barcos de vela, puertos llenos de peste… sin duda estábamos en una época de antaño.
—¿Y sólo dejaste a Ben tirado?
—¿Querías que le hiciera una fiesta de graduación o una despedida de soltero? —Dylan soltó una risotada nerviosa—. No había más que hacer.
—¿Qué sucedió después? —preguntó Han.
—Cerré toda entrada a la Isla. No podía permitir que, mientras seguíamos construyendo sus interiores, alguien entrara sin mi permiso. No puedo correr riesgos. No después de lo que pudo haber resultado.
—Sin embargo, nosotros pudimos entrar —terció Cooper—. ¿Cómo es eso posible?
—No lo sé —admitió Dylan, bajando la mirada.
—El Triángulo actúa en modos que aún no se pueden entender. Dylan cerró las entradas, pero la misma Isla los dejó pasar —dijo Selina.
—¿No creen que son muchas cosas sueltas? —murmuró Miranda.
—¿Cómo qué? —jadeó Max.
—El líder de la Isla cierra las entradas… ¿de qué modo? ¿Cómo puedes cerrar la entrada a una Isla? ¿Eh? No tiene puertas.
Sus comentarios ya no eran al azar. Eran más bien un reclamo, un modo de queja dirigido hacía Dylan.
—Fácil y sencillo —dijo el muchacho—. Movemos a la Isla fuera de cualquier dimensión.
—¿Dónde no hay nada? ¿O sea…? —James estaba estupefacto.
—Me imaginé la Isla en medio del espacio exterior —dijo Max con una amplia sonrisa, mirando a los demás Pasajeros—. ¿Algo así como Star Wars? ¿No? ¿Nadie me entiende?
—La Isla y el océano que la rodea es como un mundo apartado de toda línea dimensional conocida —explicó Selina—. Ésta entra a los diferentes tiempos y dimensiones. Es así cómo se puede entrar o salir de ella.
—Lo que hice fue simplemente salir de cualquier espacio. La Isla se mantiene sola. El Triángulo se mantiene solo.
—No es una nave espacial, como para manejarla de ese modo —terció Cooper.
—Tal vez lo sea, tal vez no —lo corrigió Dylan.
—¿Cómo es… posible que se pueda hacer eso? —preguntó Dianne.
Algo estaba sucediendo ahí. No sólo habían llegado a una isla que no debía existir. Era La Isla que no debía existir. Todas las desapariciones que habían conmocionado tanto al mundo en aquel siglo, como en el pasado, y ahí estaba la explicación. La verdad. El misterio revelado. Una Isla que estaba hilada a todas las dimensiones existentes en la… existencia misma, siendo liderada por un muchacho de veintitrés años, o veintiséis, ya no sabían, donde había escenarios peligrosos, así como criaturas que debían de estar extintas.
A pesar de ser algo imposible de creer, estaban ahí. Habían visto con sus propios ojos las playas, las junglas, habían sobrevivido a un ataque de raptors e incluso, uno de sus amigos estaba herido por culpa de éstos. ¡Era real! Lo que se había mantenido como un misterio durante un mes resultó ser real. Sin embargo, el peligro también se hacía presente. Si Ben estaba tramando algo, necesitaban responder.
—Demasiada información por un día —dijo Selina.
—Momento, momento —Max alzó las manos para detener cualquier comentario que cualquiera que estuviese presente pudiera soltar—. Si dices que Ben era joven cuando lo exiliaste, ¿cómo es que terminó siendo una pasa?
—¿Eh?
—Un anciano con poderes.
—¿Sus poderes lo mantuvieron vivo desde mil doscientos quince? —preguntó James.
—Lo dudo bastante —lo aclaró Selina. Luego, la chica caminó directamente hacía los mapas de la Isla que había sobre la pared—. Así como hay ciertos puntos de salida de la Isla dentro de ella, también hay puntos de conexión del Triángulo con el mundo real.
—Imaginen las raíces de un enorme árbol —corroboró Dylan—. Se expanden, más y más, e incluso forman raíces más pequeñas entre ellas mismas. Así es la energía de la Isla con las diferentes dimensiones. Hay puntos donde hay tanta energía que puede servir para poder viajar entre ellas, o a diferentes tiempos.