Travesía [pasajeros #2]

Capítulo 20

La radio del Surcouf explotó sin explicación alguna, sacando chispas y espantando a todos los presentes. Thiago, quién era el que estaba a cargo, se levantó de golpe y corrió por el extintor que estaba en el pasillo, colgando de la pared. Después de que los Pasajeros se apartaron del camino para dejar que el capitán del submarino hiciera su labor. 

—¿Cómo es que hay un extintor moderno en un submarino de antaño? —preguntó James.

—Thiago se roba algunas cosas de antiguos búnkeres de este siglo —explicó Dylan—, no es tan honrado como se cree. 

—Tiene ya algunos años —dijo Thiago, soltando el extintor en el suelo, y haciendo amagues con la mano para mover el humo blanco—. Lo repararé. Necesito mantenerme comunicado.

—¿Comunicado con quién? —se rió Dylan—, hablas con las palmeras. 

Thiago sólo soltó una risita nerviosa. 

—¿Thiago?

—¿Qué es esto? —James se inclinó un poco al suelo y recogió lo que parecía ser un recibo de algún pago. Estaba un poco mojado, y había caído directamente desde el pantalón del capitán.

—Es un boleto de avión —terció Max, mirándolo con más atención—. Del Atlantic. ¿Qué hace aquí? 

—Seguro es de alguno de ustedes —opinó Thiago, bastante nervioso.

—¿Quién es Richard Bera? —preguntó Miranda, tomando el boleto de avión entre sus manos—, no recuerdo a nadie con ese nombre.

—Asiento dieciséis, fija G… —murmuró James—. 

—Memoricé los asientos de los Pasajeros que tenía Blackwood en su lista… y ese estaba entre Scott y Dianne.

—Ben.

Dylan y James reaccionaron al mismo tiempo, giraron con rapidez, y con el puño cerrado, los dos soltaron un fuerte golpe al rostro de Thiago, quién cayó de espaldas, golpeando su cabeza con el suelo y perdiendo el conocimiento.

—¡ESE MALDITO NOS TRAICIONÓ! — bramó James intentando sacar la pistola de sus bolsillos.

Antes de que alguien pudiera responderle, apuntó directamente al cuerpo de Thiago.

—¡No, James! —Dylan detuvo al Pasajero de jalar el gatillo—. No.

Era obvio que Ben había estado ahí, y por el tono nervioso de Thiago, eso revelaba que habían tenido más que un encuentro corto. Seguro se comunicaba con él de cierto modo, y el hecho de que la radio hubiese muerto les daba demasiada ventaja. 

—¡Este maldito acaba de revelar nuestra posición a…!

—Matándolo no vas a cambiar nada. Déjalo ahí; cerraremos el submarino por fuera, eso nos dará un poco de ventaja.

Sin decir más, Dylan le quitó la pistola a James, la guardó en su pantalón, y comenzó a caminar hacia la escalera que llevaba a la trampilla de entrada. 

Salir del Surcouf resultó ser más sencillo que haber entrado en él. La marea había bajado, y eso facilitó mucho salir directamente a la playa. Después de emerger a la superficie, Dylan nadó hasta que sus pies tocaron la arena debajo de las aguas, y comenzó a caminar para salir de ahí.

—¿Quién demonios es Pandora? —le espetó James, antes de que Dylan pudiera salir de las aguas y pisar las arenas blancas.

James apenas había salido del submarino, pero había sido demasiado directo como para no dar a entender que estaba molesto. No había matado a Thiago, y eso lo enfurecía.

Dylan se detuvo en seco. Una oleada de recuerdos golpeó su mente al instante, y lo obligó a pensar en todo lo que había vivido cuando se enfrentó a la mujer. Muchos de sus amigos habían muerto. Muchos otros, perdido la cordura, condenados a pasar el tiempo sin  su mente. Aún sentía sus largas uñas recorriendo su cuerpo, ocasionando profundos cortes en la piel y obligándolo a tomar medidas extremas para liquidarla. 

—Pandora fue una habitante de esta Isla hace mucho tiempo, siglos en verdad —explicó el muchacho, observando cómo las olas descansaban su furia en la playa con una tranquilidad que no se veía todos los días—. A decir verdad… se le conocía con otro nombre en esos días.

—¿Tú estuviste ahí?

—Tuve el placer, y la desdicha, de conocerla antes de que su mente se trastornara.

—¿Se trastornó? —preguntó Max.

—Intentaré… hablar claramente —suspiró Dylan—. Pandora fue líder de la Isla hace muchos siglos. Su hija, llamada Aurora, resultó ser la hija rebelde de la familia. La oveja negra. Basándome en algunos rumores, mitos, leyendas, Aurora fue exiliada de la Isla del mismo modo en el que yo exilié a Ben: intentó manipular fuerzas oscuras. Su madre no tuvo más remedio que hacer lo correcto.

—¿La mató?

—La enterró viva en la Pirámide de Keops, hace algunos milenios —dijo Dylan.

—¡MOMENTO! —exclamó Max, caminando hacia la playa—. ¿Las Pirámides? ¿En serio? ¿Esa es la razón por la que existen?




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.