Travesía [pasajeros #2]

Capítulo 39

Brad era más alto que Liam, y por el carácter que había demostrado al soltar el comentario del Usurpador, y el modo en cómo había tratado a Selina, se notaba que era alguien demasiado modesto, egoísta e incluso nefasto.

—¿El Usurpador está…? —comenzó a murmurar Dianne.

—¡EN EL MALDITO PATIO! —bramó Brad—. Estamos sacando a todos de la Fortaleza por las catacumbas. ¡Muévanse!

El grito que pegó fue suficiente para que todos los Pasajeros se pusieran en marcha. ¿Por qué el ataque de ese tal Usurpador podía ser tan malo? 

Cooper ayudó a Scott a salir de la habitación, y en cuanto llegaron al pasillo que daba a los interiores de la Fortaleza, supieron qué estaba sucediendo. Había varios cuerpos inertes a lo largo de todo el Patio, y la entrada principal de la muralla estaba hecha pedazos. En medio del desastre, un humanoide de piel blanca, vestido con tatuajes a lo largo de su cuerpo, así como una bata que colgaba de los hombros, caminaba en dirección al edificio. Este hombre, si se le podía llamar así, no tenía pelo. Estaba calvo, y al parecer le habían desfigurado el rostro.

—¿Qué rayos es eso? —clamó Dianne en cuanto llegó al lado de ellos.

—¿Y cómo es que logro hacer este caos? —preguntó Miranda.

El Usurpador se detuvo y les dirigió la mirada directamente a los Pasajeros.

—¡Oh! —masculló Scott—. Ya nos vio.

—¡A un lado! 

El hombre que se llamaba Brad los apartó de un empujón, y alzó el rifle que tenía en las manos. Con un par de disparos, espantó tanto a Cooper como a Scott, y obligó a Dianne y a Miranda a taparse los oídos.

Los impactos de bala golpearon al Usurpador en el pecho. Pareció dar resultado. El tejido del humanoide se abrió y la sangre comenzó a manar como un torrente de agua. Sin embargo, segundos después, las heridas comenzaron a cerrarse.

—¿Qué? —soltó Brad.

—Los Usurpadores no sienten —Selina apareció detrás de ellos, portando un arco en sus manos ya con una flecha en su hilo—. Sus cuerpos pueden destruirse, pero si la criatura sigue viva, de nada servirá.

La chica se detuvo al pie de la escalera y disparó la flecha hacia el humanoide. Al momento de impactar con el suelo, una mecha se encendió y un inmenso fuego se alzó dividiendo la Fortaleza en dos. 

—¿Qué…?

—¡Muévanse! —volvió a bramar Brad, haciendo un ademan con el arma, invitando a los Pasajeros a seguir a Selina por la escalera que daba directamente a la parte del Patio que no estaba bajo fuego.

—¿Cómo ocurrió todo esto? —inquirió Cooper, siguiendo a la chica.

—Los Usurpadores tienen una fuerza sobrehumana —explicó Liam, a sus espaldas—; necesitan sangre de cualquier criatura viviente. Eso los impulsa a seguir. Son como una especie extraña de zombi.

—¿Y sus tatuajes? —preguntó Miranda.

—Símbolos en un idioma que nadie puede leer excepto aquellos que han encontrado la Pirámide —dijo Selina—. Esa cosa es un enemigo de la Pirámide.

—Alguien no digno —corroboró Brad, quién iba hasta atrás del grupo—. Tantas veces que lo repetía Dylan cuando la encontramos por primera vez. ¿Cómo no olvidarlo?

—¡Tú no estabas! —le reclamó Liam—. Te quedaste en el puerto para…

—¡Cállense los dos! —los silenció Selina.

Con rapidez rodearon el edificio principal que estaba en el centro de la Fortaleza, y en cuanto llegaron al patio de atrás, el grupo de Pasajeros presenció una rampa que descendía por debajo de la tierra, cubierta por una reja de color negro. En cuanto Selina llegó, se dio la espalda para cubrirlos en caso de que la criatura los sorprendiera por aquél flanco. Liam, en cambio, se arrodilló para sacar unas llaves y abrir el candado que mantenía la reja cerrada.

—¿Y los demás? —exclamó Dianne—. ¿Los demás hombres? ¿La enfermera?

—Me encargué de sacarlos —dijo Brad.

—¿Y cómo por qué razón no escuchamos nada? —preguntó Scott—. Un desastre así debió escucharse hasta…

—Los usurpadores son silenciosos —dijo Liam, quitando el candado—. No son de esta Isla, pero sí han estado aquí anteriormente, sobre todo cuando…

—¡Andando! —Selina le dio un empujó a Liam con la pierna. Si se descuidaban, en cualquier momento aparecería la criatura. 

Liam abrió la reja, con ayuda de Brad quién sólo se dedicaba a soltar insultos, y Cooper entró junto con Miranda, para luego abrirle paso a Dianne. Inmediatamente después, Liam entró, seguido por Selina. Brad, dándose la vuelta, entró en la trampilla para cerrar lentamente la reja.

—A salvo —musitó Miranda.

Un brazo apareció entre los huecos de la reja negra y sujetó a Dianne por el cuello. El grito que soltó fue suficiente para que todos se dieran cuenta de que el Usurpador los había alcanzado.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.