Travesía [pasajeros #2]

Capítulo 46

Todos estaban reunidos en lo que parecía ser un risco que tenía vista a gran parte de una bahía lo bastante bella. Las gaviotas cantaban mientras cruzaban los cielos, y muy por debajo de la montaña, se apreciaba una jungla, junto con un río, que llevaba directamente al Puerto. Una serie de edificaciones de madera, así como muelles del mismo soporte, daban hogar a un número incalculable de personas que, a la distancia, se veían como insectos. Dentro de la bahía se podían ver unos cuantos barcos de antaño. Seguramente de quinientos años de edad, si Dylan no se equivocaba. 

—Estamos siguiendo los pasos de Fort Lauderdale —dijo Cooper—. Detener a Ben, cuando es imposible detenerlo, y él se encuentra tomando un barco. Luna, ¿volverás a golpearlo con un bote?

Aunque todos parecían afectados por la muerte de Dianne, entre Max y Cooper se encargaban de hacer algunos comentarios al aire que pudieran motivar al grupo a seguir la Travesía. Quién sabía cuántos más terminarían aquél viaje. Quizás algunos no avanzarían más allá de aquél Puerto.

—Ben llegará en cualquier momento —Dylan estaba recostado sobre el risco, con unos binoculares en mano, observando con atención la situación.

Aún no avistaba al joven, pero estaba seguro de que en cualquier momento llegaría. ¿Cuál sería la siguiente parte de su plan? Hasta el momento, todo lo que Ben se había planteado salió de maravilla. La Isla. La Pirámide. James. El siguiente paso, sin duda, era salir de la Isla, y tenía pensado usar el Puerto. La información que Killian había compartido con ellos cuando estaban en la Montaña Flotante debía ser verdad. ¿De qué otro modo saldría del Triángulo si no era por vía marítima? La verdadera incógnita era el cómo.

—Me adelantaré —Killian tomó sus cosas y comenzó a bajar por los costados del risco.

—¿Qué?

—Podré llegar al Puerto, mezclarme entre mis hombres. Tengo un puñado de piratas fieles que sin duda tomarán un barco y se alzarán a la mar.

—Por eso te escondiste en la Ciudadela —dijo Max—, para que Ben no te viera.

—Pero Ben estaba en el cuerpo de James —terció Han—. Era obvio que sabía el lado en el que Killian se encontraba.

—Bueno, tenía que llevar a los Pasajeros a Ben, ¿no es así? —se defendió Killian.

—¿Eres un traidor? —lo amenazó Scott.

—Sé escoger bien mis cartas y jugarlas del mejor modo posible —le respondió Killian. Luego se dirigió a Dylan—. Los veré en el Puerto. Debemos retener a Ben aquí. No importa cuál sea su plan. Esto termina hoy.

 

 

De nueva cuenta, el grupo se dividió para poder abarcar más terreno. En esta ocasión, Dylan se llevó a James, con Han, Miranda y Scott con él, junto con Brad; mientras que Selina se llevaba a Cooper, a Max, a Luna, y a Liam. Dylan tomó la dirección del río mientras que Selina se movía por la jungla y sus interiores. 

No había un plan seguro. Casi no tenían municiones, y si las cosas se complicaban, no había un plan b. Todo parecía marchar en su contra. 

—Debo descansar —soltó James.

—Tranquilo, amigo —Scott lo ayudó a recargarse sobre una piedra. Se encontraban a un costado del río, y por la velocidad de su corriente, debían estar cerca del Puerto. 

Han y Miranda bajaron las mochilas y comenzaron a sacar los cartuchos con la munición que apenas tenían. Debían estar alertas. En cualquier momento podía ocurrir algo que los sacara del camino.

—¿Qué tan mal está? —preguntó Brad, casi en un reclamo.

Dylan se apoyó sobre un árbol y miró al río con atención. Debía existir algún modo de llegar al Puerto sin que se armara un tiroteo.

—Débil, no sé cuanto tiempo podrá seguir.

—Yo les dije que lo dejáramos en el risco. No podemos arriesgarnos a…

—¿Débil? —Scott se había movido desde el otro lado de la zona de descanso para tomar unas cosas, y se detuvo justo en el momento en el que Dylan mencionaba a su amigo—. ¿A qué te refieres con eso?

—Creo que todos lo hemos visto —farfulló Brad.

—James pierde fuerza cada minuto que pasa —le explicó Dylan a Scott—. Ben le arrebató parte de su fuerza para vivir. Necesitaba algo para recuperar su cuerpo físico. 

—¿Algo así como una batería?

—Ben le arrebató a James su energía —insistió Dylan—. Pierde la fuerza para vivir. Primero es su cuerpo, luego su interior.

—¿Quieres decir que James morirá? 

El muchacho se quedó callado. No podía responderle a Scott en esas condiciones, y menos si no estaba seguro de lo que iba a ocurrir. James tenía la motivación necesaria para seguir con la Travesía, pero su cuerpo lo estaba deteniendo. Si seguía esforzándose, moriría al instante. Pero… aunque pudieran llevarlo a la Nueva Colonia, no le quedaría mucho tiempo. Podrían controlar su estado, más no curarlo; y aunque la Isla tuviera las propiedades para brindarle la vida que necesitaba, la Pirámide estaba paralizada. No se movía, y eso cambiaba todo en el interior del Triángulo.




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