Dylan esquivó un golpe y, al mismo tiempo, con el cuerpo de la escopeta de antaño que sostenía en las manos, lo devolvió para así dejar fuera de combate a uno de los piratas que había frente a él.
—¿Dónde está Selina? —le preguntó a Max.
Max, siendo ayudado por Miranda, abrió una de los tablones de madera del Puerto, y ambos salieron ayudados por Dylan. La situación estaba un poco controlada. Del otro lado del mercado, Killian había conseguido juntar a sus hombres y ahora se movían hacia los muelles, la zona que más trabajo les costaría mantener en control.
Ben tomaría un barco. Tenían que hacer lo mismo.
—Capturó una fragata —dijo Miranda—. Está con James, quieren sorprender a Ben una vez partiendo del muelle.
—Tendremos que llegar al muelle primero —añadió Max—. Esto está muy intenso. Balas, explosiones, un ataque sorpresa… El padre de Killian va a querer matarte cuando descubra que…
—Geoffrey no está aquí —observó Dylan.
Se movió con rapidez, recuperando su mochila que había soltado algunos minutos atrás, y se aseguró de que la escopeta de energía ya estaba seca. Se la colgó a la espalda, cargó la munición de la escopeta de antaño, y asintiendo con la cabeza, se aseguró de que Max y Miranda fueran tras él al momento de dirigirse a los muelles.
Los siguientes veinte minutos se convirtieron en una autentica masacre. El tiroteo que había comenzado con el disparo de Killian se transformó en una guerra sin cuartel. De todos lados salían hombres armados casi hasta los dientes, y Dylan tuvo que usar los barriles de cerveza como un escudo momentáneo. Brad y Han se habían ido por otro de los túneles que tenía el Puerto, y la escopeta de energía no tenía tan largo alcance como para defenderse desde ahí.
Por suerte, Miranda había tomado el rifle de antaño que Dylan había dejado en primer lugar. Con un par de tiros, lograron abrirse paso hasta la salida del mercado.
—¡Si vamos a querer llegar hasta el otro lado, vamos a tener que movernos rápido! —les gritó Dylan a Max y a Miranda—. ¿Dónde están Cooper y Scott?
—Scott está con Selina —terció Max, ayudándole a Miranda a recargar la munición del rifle, mientras que la mujer disparaba una segunda arma—. Y Cooper… bueno, no tengo ni la más remota idea.
—¿Cómo puedes perder de vista a alguien como Cooper? —soltó Miranda.
—¡Es momento de moverse!
Dylan se levantó y aprovechó la explosión de uno de los almacenes que separaba el mercado de la zona de muelles. Miranda y Max lo siguieron de cerca. Sin embargo, el fuego que manaba del edificio fue suficiente para frenar un poco el paso.
—¿Ahora qué? —soltó Max.
—¡ABAJO!
Miranda logró empujar al muchacho justo en el momento que un par de flechas golpeaban los restos de una puerta quemándose. Del otro lado del pasillo apareció otro pirata con una ballesta. Su barba era bastante larga, y mugrosa, y debajo de sus asquerosas prendas había un par de carcajs llenos de flechas finas y con la punta afilada.
Dylan se hizo a un costado segundos antes de que volviera a disparar. Luego se levantó, tomó la escopeta de antaño, y con un ligero brinco a través del fuego que comenzaba a engullir los caminos del Puerto, disparó de frente, liquidando al pirata y haciendo que éste cayera ante las llamas que devoraban el lugar.
—¡ESO ESTUVO FENOMENAL! —bramó Max levantándose—. ¿Alguna vez viste John Wick?
Un par de disparos les dieron la advertencia de que el combate aún no terminaba. Los muelles apenas daban comienzo, y aunque Brad y Han los cubrían desde el otro lado del camino, no era suficiente. Necesitaban llegar rápido a donde estaba Ben, antes de que fuera demasiado tarde.
—¿Puedes cubrirnos? —Dylan le preguntó a Max—. ¿Sí? Despreocúpate, ahí viene Killian.
El pirata apareció del otro lado del almacén. Tenía un par de rasguños, y sangraba por un hombro. Fuera de eso, el pirata estaba en perfectas condiciones.
—¿Qué sigue? La mayoría de los hombres de mi padre se están rindiendo.
—Si detenemos a Ben, habremos ganado dos batallas en una sola —indicó Dylan—. Iré con Miranda hasta los muelles. Espero que Selina no tarde con su plan de reserva. Siempre termina sorprendiendo.
—Sea lo que sea, te veré en cuanto termine —Killian le estrechó la mano a Dylan, y después de que éste junto con Miranda se dieran la vuelta y comenzaran a correr por el Puerto, se dirigió a Max—. Bueno chico… ¿quieres aprender a disparar y dar en el blanco? Carga ese rifle, ahí vienen mis sobrinos.
—
—¿Qué demonios está sucediendo aquí? —soltó Jim, cerrando la puerta a sus espaldas, y haciendo una gran mueca al pasar por encima del agente al que Aurora le había cortado el cuello.