Travesía [pasajeros #2]

Capítulo 52

Owen despertó de golpe, rodeado por un grupo peculiar de agentes especiales que se mostraban muy interesados en cómo había terminado ahí.

—¡Está vivo! —saltó Chase—. ¡Johnson, Owen está…!

—Ya escuché, ya escuché —soltó Johnson a su lado.

—¿Qué demonios pasó? —Owen se levantó con ayuda de sus dos compañeros y de un momento a otro comenzó a recordar todos los acontecimientos que había vivido durante las últimas horas.

Park Lane.

Un ataque de frente contra Aurora para salvar a Jim. 

Haber sido transportado a la Isla y un camino algo extraño de regreso. ¿Qué tanto había ocurrido? 

Estaba en el suelo de una habitación apenas alumbrada por la luz de unas escaleras. ¿Era el sótano? ¿Del Park Lane? Sobre las paredes había varias repisas llenas de frascos con un líquido rojo oscuro. Carmesí oscuro. Había varias cajas de cartón en una de las esquinas del lugar, así como un candado roto por debajo de las escaleras.

—¿Qué demonios? 

—Bueno, no es el mejor lugar para encontrarte —aseguró Johnson.

Tenía una gran venda por debajo de la pierna, manchada con sangre seca. Sin duda, Aurora le había hecho un corte profundo.

—¿Qué pasó después de que corrí con Jim hacia abajo?

—Esperamos a que el peligro pasara —dijo Chase.

—Bueno, él se quedó en el cuarto; yo seguí tus pasos, cojeando. No encontré gran cosa. Aurora había desaparecido, al igual que tú. Tuve el descaro de verme a mí mismo en el suelo, así como a muchos cuerpos caídos en el lobby.

—¿Algún Pasajero?

—Negativo. Nadie aún.

—Desalojaron el área —prosiguió diciendo Chase—. Llegaron ambulancias, seguridad privada… de todo. El Johnson de ahorita se fue con Blackwood, así que nosotros nos quedamos como suplentes. No tenían idea de nada…

—Estuvimos atentos a cualquier movimiento —dijo Johnson—. Hasta que escuchamos un golpe fuerte aquí abajo. Resulta que llegaste a esta parte del hotel.

—Pero… ¿cómo? De la Isla no llegué a esta dimensión. Es imposible… no hay una línea directa. Y esos portales extraños de Aurora no daban directamente hasta acá… a menos que…

Sólo había un modo de llegar. Era algo imposible. Aurora no podía tener idea de aquél lugar. Aquél extraño y oscuro lugar. 

—Aurora está en la Isla —dijo Owen—. No sé cómo logró abrir un portal hasta allá, pero estuvimos durante unos minutos en medio de un tiroteo. Dylan estaba intentando detener a Ben… de irse del Triángulo.

—¿Irse? —saltó Chase—. Pensé que lo que más quería era llegar.

—Ese es el problema —terció Owen.

—Hacer todo un número para llegar a la Isla, hacer un par de necesidades, y luego querer salir de ella… —observó Johnson—. Es obvio que tiene asuntos importantes fuera de la Isla. Algo para…

—¡WOW! —saltó Chase—. ¿QUÉ FUE ESO?

Al fondo del sótano se movió una sombra, y se movieron los restos de las cajas de cartón. Johnson sacó una pistola, mientras que Chase le pasaba la suya a Owen. 

Los tres comenzaron a caminar con lentitud hasta el fondo de la habitación, donde la penumbra no permitía ver mucho.

—Enciende las luces —susurró Owen.

Chase retrocedió algunos metros para buscar el apagador, y en cuanto los focos antiguos se encendieron, encontraron la respuesta a aquella incógnita. 

En la esquina de la habitación había un portal bastante grande. No podía apreciarse mucho a través de él, pero en cuanto Owen dio un paso en su interior, la niebla se disipó. Johnson y Chase entraron tras él.

El ambiente era frío, y bastante húmedo. Se trataba de una colina abandonada, desértica, en medio de una oscuridad abrumadora. Podría ser el Desierto de Gobi, a altas horas de la noche, y con un clima bastante bajo. Pero en cuanto Owen comenzó a moverse a través de sus capas de arena negra, se detuvo en seco.

—Sólo un lugar así en las dimensiones sería capaz de mantenerse oculto en un sótano.

—¿Conoces este sitio?

—He leído sobre él —respondió Owen—. Bajen sus armas. No hay nada que pueda herirnos. No ahora, al menos.

—¿A qué te refieres?

—Hablo de… ¿qué es eso?

Su mirada se enfocó en el suelo. Por debajo de sus pies, sobre la arena negra, había algo brillante. Owen se recostó sobre el suelo y sintió un ardor sobre su piel. Estaba caliente. Sin embargo, no se movió. Lo que había llamado su atención había sido un pedazo de metal brillante que se veía a través de la arena.

—Ayúdenme… 

—¿Qué es?




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