Travis, el robot humano

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Dafne.

Entonces, ¿en qué parte de la historia nos quedamos?

Ah, en la parte en la que tengo que escaparme.

Increíble

Reviso la hora en mi celular, solo queda diez minutos para las ocho, y a mí ya estaban que me comían los nervios.

Maravilloso.

Tomé mi chaqueta y me di media vuelta para poder ver si Daniela estaba lista.

—Daniela—suspire—, llevas más de cuarenta minutos arreglándote y todavía no estas lista, ¿se puede saber qué demonios te falta?

—Relájate Dafne—me observó cerrando el pote de rímel—. Ya estoy lista, si es lo que quieres escuchar.

—No—me tire de espaldas en la cama—. Lo que quiero escuchar es un vámonos, eso es lo que quiero escuchar.

Si, digamos que estas peleas constantes siempre ocurren entre Daniela y yo.

Daniela tarda demasiado arreglándose, y yo soy una persona con ansiedad y muy puntual en todo.

Ya podrán imaginar lo estresante que es para mí eso.

—Bueno—observe por el rabillo del ojo como cerraba su bolso de maquillaje y salía del baño con una chaqueta—, estoy lista, ¿contenta?

—Si y mucho—me levante y la jale del brazo hacia la puerta principal de nuestra habitación—. Ahora vámonos o llegaremos tarde.

—Faltan siete minutos relájate—murmuro Daniela.

—No, no me relajo.

Vi hacia los dos lados antes de salir de la habitación y llamar al ascensor.

—Y entonces, ¿a dónde vamos? —preguntó Daniela mientras veía su reflejo en su celular.

La observé—. No lo sé.

—¿Cómo que no lo sabes?

Oh, no, aquí va con sus teorías de que nos pueden matar, bla bla bla.

  —No lo sé, no pregunte ¿okey?, solo sé que queda a siete minutos de aquí caminando, es lo único que sé.

El ascensor llego, entramos y presione el botón de planta baja.

Aquí vamos Jesucristo, ilumínanos y cuídanos.

—¿Cómo no vas a preguntar Dafne? —Daniela se llevó el índice y el pulgar al puente de la nariz—. Ahorita nos secuestran y nos matan—me observo—. Estoy muy joven para morir Dafne.

—Relájate, ¿quién te dijo que vas a morir?, nadie, exacto, entonces no hay nada que temer—hice una pausa—. Además, primero me matan a mí que a ti.

Daniela iba a hablar, pero en ese momento el ascensor se detuvo y sus puertas se abrieron dejando ver a Dylan, Daniel y sus dos amigos.

—¿Lista?, no hay nadie aquí abajo—Daniel informo.

—Yo nací lista—Daniela salió como una diva.

¿Dónde quedo el pánico que mostro hace unos minutos?, esta chica me confundía.

—Yo no nací lista, nací llorando, pero aun así estoy lista—salí del ascensor—. Ahora antes de irnos, ¿a dónde demonios vamos? —me acerque a Daniel.

—Tu amiga tiene un carácter fuerte—murmuro Daniel a Dylan.

—No lo tiene, ya verás que te va a resultar muy tierna después—murmuro esta vez Dylan.

Lo fulmine con la mirada—. ¿Y bien?

—Vamos a investigar un edificio científico abandonado—respondió Daniel mientras se daba media vuelta y salía del hotel junto con dos amigos.

Observe a Dylan y a Daniela los cuales no les preocupaba ir a un edificio abandonado.

¿Acaso soy la única a la que le aterra la idea?

Pues por lo que veo sí.

Daniel y sus dos amigos iban muy relajados hablando, mientras que Dylan y Daniela hablaban como si horas antes no había tenido una pela que había durado minutos.

Mientras que yo iba muy asustada abrazándome a mí misma por el frio.

Hermoso.

Apresure mi paso para quedar al lado de Dylan y unirme a la conversación.

Esperemos no morir en ese lugar.

...

¿Bien?, creo que lo de morir no es una probabilidad, es una posibilidad.

Y me di cuenta de eso al frente del edificio abandonado.

—Bien—Dylan carraspeo—, damas primero.

—En serio, en esto si eres caballeroso—murmure mientras me ponía a caminar—. Cabe recalcar que si algún fantasma llega a poseerme hagan lo posible para sacarme el espíritu, y si llego a morir en el intento, quiero rosas blancas al estilo de la rosa de Guadalupe en mi funeral… ah, y culpen a Daniel por todo.

Daniel intervino posicionándose a mi lado—Woah, Woah, frénate rayo McQueen, primero que nada, nadie va a morir, no mientras yo esté aquí, y segundo, ¿por qué se supone que yo tenga que ser el culpable en esto?

Lo observe mientras me detenía—Lógico, porque fuiste el de la idea.

Daniel se cruzó de brazos y se dispuso a caminar frente a mí, mientras que yo reprimía una sonrisa.

Había cumplido mi objetivo.

Seguí a Daniel y antes de llegar a la entrada uno de los amigos de Daniel intervino.

—¿Qué tal si nos separamos por equipo? —todos nos volteamos hacia el chico, quien se puso muy rojo, igual que un tomate.

—¿A qué te refieres? —Dylan se cruzó de brazos.

—Bueno, estuve investigando sobre este edificio, el cual tiene cuatro pisos—hizo una pausa mientras se ajustaba sus anteojos—. Qué tal si, nos separamos en dos equipos así se nos hace más fácil y más rápido la investigación.

El chico tiene una muy buena idea.

—Está bien—esta vez fui yo la que me crucé de brazos—, Dylan y Daniela van conmigo y Daniel va con sus amigos fin del tema, ahora, pásenme una linterna, no me pienso quedar sin vista por culpa de un viejo edificio—le arrebate la linterna a Daniel—. Mucho mejor, tu equipo ya tiene una linterna.

—Pero yo la traje—contraataco.

—Pues te recuerdo que tú fuiste quien nos invitó sin siquiera decirnos a dónde demonios iríamos—encendí la linterna—. Lo veo muy justo.

—Yo no—susurro.

Entre hacia el edificio como si hubiera dejado mis miedos a un lado, pero en cuanto di un paso adentro me arrepentí y me posicione nuevamente al lado de Daniel.

—Dylan eres el hombre, tú vas primero.



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En el texto hay: locura, robots, cientificos

Editado: 26.01.2022

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