Aún Phoenix se encontraba desconcertado por el descubrimiento. La extraña sensación que percibía cuando se encontraba en la Academia se trató todo el tiempo de Phoe. Sin embargo era un secreto que no iba a poder guardar durante mucho tiempo. Sabía que tarde o temprano los elegidos iban a descubrirlo y él tendría que interponerse.
Nadie tenía conocimiento de que el precio que debían pagar para acabar con la maldición sería la muerte del elemento trece.
....
Mansión Dambae, Complejo D
Los residentes de la mansión se encontraban reunidos en el ala principal, entre ellos los elegidos y Ackze.
—¿Entonces Tyr es un Jounbae?— preguntó Aidan con curiosidad.
Ackze lo observó divertido.
—No estaría aquí de serlo.
Ackze comenzó a dar pasos lentos por la habitación.
—En cambio Phoenix Pride lo es. Tanto su madre como la madre de Tyr pertenecían a la especie Dambae, sin embargo Clio madre de Phoenix, fue parte de la rebelión en contra de Jiog— soltó una risa sin gracia— De hecho fue ella quien lideró la rebelión y tanto el Primer Mundo como el complejo J volvieron a aceptarlos como parte de ellos.
—Solo los pertenecientes originariamente a la especie Jountugi fueron los que se han rebelado en contra del Tercer Mundo, ningún Dambae puro lo ha hecho hasta el momento— comentó uno de los presentes.
—Zahinos dijo que mi madre fue arrebatada por Jiog— se oyó la voz de Tyr quien se encontraba con una expresión nula.
Ackze asintió con lentitud.
—Está en lo cierto— respondió despreocupado.
Se oyó los rumores por parte de los presentes y el estupor se expresaba en sus rostros.
—Pero déjenme aclararles algo y que quede grabado en sus mentes. A los arrebatados por Jiog les anularon su especie originaria, lo que quiere decir que desde el primer momento en el que fueron llevados a Jiog, su origen cambio a Dambae y eso es algo que puede realizarse solo una vez, por eso y aunque Clio había regresado al Primer Mundo continuaba perteneciendo a la especie Dambae.
Tyr sonrío con ironía.
Por más que su padre quisiera convencerse de que su madre pertenecía a la especie Dambae, incluso con el cambio de origen, Tyr sabía que eso no valía de nada y podría convertirlo en un Jounbae, lo cual repudiaba por completo.
—¿Qué haremos con los Jountugi?— indagó Janus.
—No tengo dudas de que tienen más información de la que sabemos por lo que no debemos dejarlos fuera de nuestra vista, continuaremos vigilando de cerca hasta que encuentren al elemento trece.
Tyr se retiró del ala principal y posteriormente de la mansión. Caminó hacia las Ruinas Amam y todo lo que había a su paso comenzó a elevarlo y estamparlo contra las ruinas. Los escombros y las rocas procedentes de las ruinas se encontraban suspendidas en el aire listas para ser arrojadas, pero cuando hizo el intento de lanzarlas continuaron suspendidas y Tyr formó una sonrisa de costado.
—¿Tan aburridas son las cosas en el complejo J?— indagó Tyr con sarcasmo.
Tyr se giró hacia el rostro familiar y nuevamente sonrío.
—No hay mucha diferencia con este complejo, el complejo E se ha llevado toda la diversión- y se acercó hacia Tyr— Veo que tampoco tienes mucho qué hacer— alegó observando los escombros suspendidos detrás de Tyr.
—Tómalo como una catarsis. ¿Algo nuevo que tengas para nosotros?
—Ser un infiltrado no es tan emocionante como suena. Vine por una petición de tu padre y pensé en saludar.
—¿Qué hay de los elegidos? ¿Han dicho algo respecto a la conversación entre Zahinos y mi padre?
—Phoenix parecía saber lo de tu madre, pero nada se ha comentado al respecto, solo lo mismo de siempre. Debemos estar preparados por si los Dambaes deciden atacarnos— dijo lo último como una burla— Pero en fin, debo irme antes de que noten que no estoy en la mansión, se supone que debemos entrenar.
—¿Entrenar? ¿Para luchar contra nosotros?
—¿Contra quién más si no?— respondió con una mueca.
En cuanto el infiltrado se marchó, un estruendo se oyó detrás de Tyr y al girarse observó a los escombros que estaban suspendidos destrozados en el pavimento.
—Ilusos— esbozo con diversión.
Tyr caminó de regreso a la mansión.
Si los Jountugi iban a entrenar para atacarlos, él no iba a dejar que los Dambaes se quedaran atrás.