Trece: Serendipia

C A P I T U L O 23

Tyr se encontraba en la entrada de la residencia a la espera de Phoenix.

—¿Dónde está Dalaras?

—Lejos de ti, en un lugar que no seas capaz de dañar a un civil.

El rostro de Tyr se ensombreció.

—Deja de jugar conmigo Phoenix— advirtió— ¿Cómo lograste sacarla en segundos?

—Tal vez puede que recuerdes los elementos de Dion y Myron.

—¿Dion te ha ayudado?— indagó victorioso.

Phoenix fingió confusión.

—Creí que había quedado claro.

Tyr formó una sonrisa y se retiró.

Phoenix se apresuró a ingresar a la residencia, aquello le daría tiempo para hablar con los elegidos y plantar una trampa para Tyr, Dion y el resto de los elegidos Dambaes.

—¿Qué hacía Tyr aquí?— indagó Deo al verlo.

—¿Dónde está Dion?— indagó Phoenix.

—No está aquí, pero ¿qué hacía aquí, Phoenix?

—Antes tengo que decirles algo muy importante. No sé si cambiara su forma de pensar, pero quiero que lo sepan antes que los Dambaes.

Phoenix sabia que no podía prolongar más la identidad de Phoe y había llegado el momento de hablar sobre ella. Tomó aire y prosiguió.

—El elemento Trece siempre estuvo al rededor nuestro y yo lo sabía.

Los elegidos lo observaron desconcertados.

—¿Qué quieres decir?— indagó Leander.

—El elemento Trece es ella, es mujer y estuvo continuamente alrededor nuestro, nunca fui capaz de decirlo porque había descubierto la peor consecuencia que podría pasarle si nuestros elementos son entregados y no quería que eso le pasase.

—Phoenix sé claro, de esa forma entenderemos mejor— sugirió Tymon.

—Phoe Dalaras, es el elemento Trece, es por eso que me encontraba seguido con ella— dijo sin más preámbulos.

Un silencio incómodo invadió la residencia y solo le quedaba esperar a que las palabras salieran de sus bocas y enfrentar lo que tenían para decirle.

—¿Hace cuanto lo sabes?— indagó Myron con la mirada inclinada y la voz neutral.

—Tiempo después de haberla conocido— respondió Phoenix.

Leander estaba luchando con la decisión de decir lo que quería decir o callárselo, pero finalmente opto por decirlo.

—Yo solo hablaré por mí— hizo una breve pausa para posteriormente proseguir—Luché toda mi vida para dejar de ser lo que soy, sabes cuanto deseaba cambiar y encubriste todo este tiempo a la persona que tiene el poder de sacarnos de la miseria... Por mi parte, mi idea de cambiar sigue en pie, así que dile que no descansaré hasta encontrarla— aseguro Leander.

—Phoenix, estuvimos para ti siempre que te necesitamos y tú simplemente nos usaste. Jugaste con nosotros todo este tiempo— Deo lucia completamente decepcionado.

—¡No Deo, no lo hice! ¡No encontraba la forma para decírselos!— se defendió— No quiero que lo entiendan, solo deseaba que lo supieran porque ya no quiero ocultárselo.

—Es un poco tarde, ¿no crees?— indago Tymon con molestia.

—Detrás de todo esto, hay personas que destinaron a que esto pase. ¿Saben que pasara con Phoe cuando se haya llevado a cabo la ceremonia de liberación?— Phoenix observo a cada uno de ellos.

—¿Qué pasará?— indago Myron indiferente.

—Morirá— respondió sin más.

Se detuvo a analizar a cada uno de ellos, a observar sus reacciones, a tratar de descifrar que era lo que les pasaba por la mente en este momento.

Tymon se encontraba con la mirada perdida, como tratando de procesar todo lo hablado hasta ahora.

Myron no despegaba su mirada del pavimento y Phoenix no podía entender si era porque el hecho de que Phoe muriera no cambiaba su deseo o porque estaba apenado de que tenga que ser así.

Deo era todo un misterio, podría estar pensando en miles de cosas en este momento. No sabía si era a beneficio de Phoe o a su contra.

Por otro lado, Leander se encontraba furioso, pero no Phoenix, no con Phoe, sino con los seres que se encuentran detrás de todo esto, el Primer Mundo. Tal vez, no le hubiera importado el hecho de que alguien deba morir, si era una persona ajena a nosotros, pero cambia por completo el hecho de haberla conocido.

Por su parte, Phoenix no puede hacer más que callar y dejar que las palabras salgan de sus bocas o que el silencio hable por ellos.

No sabía si había bien en decirlo, tal vez la este llevando a una muerte segura.

Y claramente sabían que a los Dambaes, no se les va a mover ni un pelo el hecho de que Phoe deba morir, a excepción de Pólux.

Phoenix inclino su cabeza. Los entendía, los entendía a la perfección. En su interior Phoenix conservaba el deseo de querer deshacerse de su elemento, pero no de esa manera.

—Ya que va a ahorrarse todas sus palabras...—comenzó a decir Phoenix.

—No cambia el hecho de que Phoe deba morir— se oyó finalmente la voz de Myron.

Phoenix se quedó en total silencio, tratando de entenderlo. Sabía que Myron no sería fácil de convencer, pero no sabía que se resignaría tan rápido.

—No voy a seguir sufriendo el resto de mi vida por alguien que intento acercarse a nosotros, solo por las acciones a futuro— esbozo— Tú deberías saberlo mejor que nadie, eres el más cercano a ella.

—¿Crees que por eso se acercó a nosotros?— Phoenix lo observo desconcertado.

—¿Por qué seria si no? ¿Por qué se acercaría a ti?— interrogó Leander.

—Phoe tuvo una cercanía con Pólux primero. Sabía que él era diferente al resto de los Dambaes y luego de conocerlo, lo único que deseaba era entregarse, aun sabiendo que debía morir porque sabía lo que Pólux sufría debido a su elemento y pensó que sería igual de difícil para cada uno de nosotros, pero no somos los únicos que sufrieron. Por un momento intento ser un exento más, que podía tener una vida normal y olvidar todo el pasado, es por eso que asistía a la Academia, pero ¿cómo podría escapar de su pasado?. Luego de conocer a Pólux e intentar entregarse, él hizo todo lo posible para detenerla. Allí es cuando aparecimos nosotros, creyó que si descubríamos que era el elemento trece, acabaríamos con el círculo de sufrimiento.




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