Complejo J, Presente
Por un lado se encontraba el complejo J, el hogar de los Jountugi, los Amarok que fueron creados por los ángeles de Cheongug. Por otro lado, el complejo D, hogar de los Dambae, los Amarok, que fueron tomados por los demonios de Jiog y luego el último complejo, el complejo E, o el complejo de los Exentos, como solían llamarlos los primeros dos complejos, habitados por humanos y la razón para ser llamados de esa forma era simplemente porque ante los ojos de la última generación de Jountugis y Dambaes, los humanos eran inferiores a ellos y por ende diferentes, que no pertenecían a ninguno de los complejos principales y eso los hacían exentos.
Mansión Jountugi
El líder de la manada, Zahinos, reunió a todos los Jountugi que habitaban en la mansión, en la gran sala, para dar un anuncio que cambiaría la vida de seis de ellos, "Los elegidos", entre los cuales se encontraba Phoenix, primogénito del líder de los Jountugi.
Ellos se acomodaron en la gran sala, esperaron por el líder y el tan esperado anuncio que tenía para darles.
Phoenix se ubicó por delante del resto de los Jountugi y esperó a que su padre hiciera su aparición.
Momentos después, la gran sala y todos los presentes le dieron la bienvenida al gran líder.
Se posó delante de los presentes, quedando frente a ellos.
Aclaró su garganta y anunció.
—Después de tantos años de buscar al décimo tercer y más poderoso elemento que cualquiera en este mundo, ¡Lo hemos encontrado!— Zahinos se pausó a oír los murmullos que rondaban por el gran comedor— Por favor, hagan silencio— continuó y posó su mirada en los Jountugi de la última generación, entre ellos Phoenix, o como Zahinos solía llamarlos, los "Elegidos"— Myron, Leander, Deo, Tymon, Dion y Phoenix, den un paso hacia adelante— pidió con rigor.
Phoenix se encontraba tan confundido como el resto de la manada y los elegidos. Ellos dieron un paso hacia adelante y oyeron atentamente cada una de sus palabras.
—Creemos que el último elemento se encuentra entre los exentos del Complejo E— prosiguió.
—¿El complejo E?— irrumpió Phoenix.
—Puede ser cualquiera de los habitantes dentro del complejo.
—¿Un humano?— insistió Phoenix.
—Claramente está mezclado entre los humanos— respondió Zahinos con cierta molestia.
Tragó saliva, acomodó su corbata, dio un breve paseo con sus ojos hacia todos los presentes y finalmente dijo.
—Prepárense porque serán enviados al Complejo E.
En la gran sala, las palabras de todos los presentes se mezclaban en el aire y podía notarse que claramente era una sorpresa para todos, inclusive "Los Elegidos".
—Creemos que allí es donde podremos encontrarlo— Zahinos elevó su tono para disuadir los murmullos.
—¿Creemos? ¡Ni siquiera estás seguro!- Phoenix dio un breve suspiro y continuo— Padre, esto es realmente arriesgado... Sabes que tenemos prohibido el ingreso a los complejos ajenos— dijo en su mismo tono.
—Es un riesgo que debemos correr— su tono se enfrió aún más.
—Algunos de ellos ni siquiera pueden controlar sus elementos— dijo en referencia a los elegidos.
Phoenix recibió una mirada de molestia por parte de los elegidos, las cuales ignoró, estaba más preocupado por las consecuencias que podría haber a futuro.
—Ellos fueron entrenados durante seis largos meses para cuando este día llegara— fijó su mirada en Phoenix.
—¿Seis meses? ¿Piensas que seis meses son suficientes para aprender a ocultar nuestros elementos?— su preocupación iba en aumento.
—Tú puedes pasar inadvertido en el complejo E y puedes controlar tu elemento, ¿Por qué ellos no pueden?— se quejó.
—¡Porque es algo que yo elegí hacer! ¡Para descubrir el porqué de la división entre los complejos! ¡Porque quiero descubrir qué tan diferentes somos!— su tono se elevó.
Zahinos soltó un pequeño suspiro y respondió.
—La decisión está tomada— afirmó— ¿Acaso quieres ser un elegido toda la vida?— quedaron enfrentados.
Phoenix bajó su mirada.
—Claro que no— respondió con molestia.
Zahinos retomó su discurso.
—Bien, entonces recarguen energías porque mañana se filtraran en el complejo E— agregó sin más.
Terminado el anuncio se retiró de la sala dejando que los murmullos invadieran nuevamente el lugar.
—Esto es muy mala idea— Phoenix comentó a los elegidos.
—Necesitamos el elemento— replicó Myron seriamente.
—Lo sé, pero esta no es la manera— respondió en un susurro.
—Lo único que me importa en estos momentos, es el dejar de ser un elegido— irrumpió Leander.
Dion, otro de los elegidos, dio un paso hacia adelante.
—No gastes saliva Phoenix, de todos modos lo haremos— y acto seguido se retiró de la sala.
El resto de los elegidos imitaron su acción y uno por uno se fueron retirando.
Phoenix se quedó unos momentos en la gran sala, buscando una solución que no involucrara acabar con su vida o con la vida de los elegidos, pero era en vano.
Su padre estaba al tanto de que la entrada a los otros dos complejos estaba totalmente prohibida y que si lo hacían, no iban a poder hacer nada al respecto ante las consecuencias que eso podría causar.
Cuando las divisiones fueron creadas, la primera regla establecida fue la de no invadir otros complejos o eso llevaría a la muerte del invasor sin excepciones, pero había algo peor y eso era que el complejo E estaba al tanto de "Los elegidos" y no iban a dudar en acabar con sus vidas, porque si eras un elegido eso significaba que estabas maldecido y si estabas maldecido merecías la muerte, pero no podían culparlos, los Amarok "normales" también creían en que si eras un elegido era porque estabas maldecido y por eso, tanto el Complejo J como el Complejo D, estaban tan desesperados para encontrar al elemento que acabaría con su maldición, sin embargo había una forma sencilla de detectar a un elegido y eso era a través de sus ojos heterocromos que solo ellos portaban al utilizar sus elementos.