Trece: Serendipia

C A P I T U L O 6

Phoe observó como una esfera de fuego se formaba en las manos de Phoenix y como la misma fue detenida por una capa de hielo impuesto por la persona junto al tal Tyr.

Y estaba en lo cierto, los elegidos estaban frente a sus ojos y estaba segura de que iban en su búsqueda para acabar con la maldición.

Sin embargo el aura que emanaba el lado de Phoenix era totalmente contrario al que emanaba el lado de Tyr, el de ellos era maligno a excepción de uno de ellos.

Los elementos comenzaron a emplearse a la vez y Phoe no podía resistir más tiempo hasta que vio que un vehículo era elevado sobre Phoenix, a lo que Phoe con sus pocas fuerzas lo corrió hacia Tyr.

Pero luego Phoenix corrió hacia él y evitó que cayera sobre él.

Finalmente, decidió parar con el absurdo enfrentamiento y de a poco, Phoe comenzaba a recuperar fuerzas.

Phoe estaba en lo cierto, ellos eran los elegidos y sabía que al igual que ella, debían llevar la marca en alguna parte de su cuerpo, tal vez la tenían ubicada detrás del cuello al igual que ella o tal vez podría encontrarse en otro sitio.

...

Mansión Jountugi, Complejo J

—¡Todo fue en vano!— comentó Tymon desanimado.

—Eso no es lo importante en estos momentos. ¡Los Dambaes están al tanto de nuestra información!— Phoenix se oía molesto.

—Tyr y tú eran realmente cercanos, ¿verdad?— interrogó Leander.

—Como bien lo has dicho, éramos.

—¿Y cómo podemos confiar en que no has sido tú quien le ha brindado esa información?— interrogó Dion con temor.

—Eso depende de ustedes, pero jamás haría una cosa así, confiaba en él por la única razón de que nos unía la sangre, pero no sería capaz de revelar algo así, sabiendo las consecuencias que eso traería y que podría poner en peligro al complejo E.

—Debemos pensar en algo o el complejo E se volverá un caos con los doce juntos— Deo esbozó con preocupación.

—Lo mejor será mantenernos juntos. Quedarnos por un tiempo en el complejo E, podría ser peligroso el hecho de aparecer casualmente de vez en cuando.

—Estoy de acuerdo— contestó Myron.

El resto asintió, sabían que sería lo mejor tanto para ellos como para el complejo.

Finalmente, el día había llegado a su fin.

Phoenix había despertado antes que el resto y fue en busca de su padre, quien se encontraba en el patio trasero y se acercó hacia él.

—Supongo que ya te has oído acerca de los Dambae.

El señor Zahinos asintió sin expresión alguna.

—Me encargaré de encontrar a quien se ha atrevido a traicionarnos.

—Por el momento lo mejor será que residamos en el complejo E por un tiempo, al menos hasta que logremos encontrar al décimo tercer elemento.

—He pensado en eso y será lo mejor, no sé dé lo que sean capaz los Dambaes, por eso sé que estarán más seguros allí, al menos eso espero.

Phoenix asintió y volvió hacia la mansión.

Al día siguiente, una pequeña residencia esperaba por ellos en el complejo E.

—Por el momento seguiremos indagando en los alrededores del complejo sin dejar de vista la Academia, supongo que también han sentido algo extraño cuando estuvieron allí.

Los elegidos asintieron y se alistaron para continuar indagando por el complejo.

Al salir de la residencia, cada uno tenía un sitio definido para investigar, pero tal como lo habían previsto, los Dambaes no iban a quedarse de brazos cruzados.

Los elegidos Dambae se encontraban frente a ellos con una sonrisa victoriosa, a excepción de Polux.

Sus miradas se cruzaron y la tensión se apoderó del momento, sin embargo los Jountugi mantuvieron la calma.

—¿Qué hacen aquí?— indagó Phoenix— Nos pondrán en peligro a todos.

—Eso suena tentador— respondió Tyr en tono de burla.

Tyr observó a su alrededor y posó su mirada sobre un humano cercano. Se deshizo de su guante y con un leve movimiento de manos elevo una maceta que se encontraba a su lado.

—¡Leander!— llamó Phoenix.

Leander se giró hacia él.

—Haz algo— pidió señalando al humano.

Leander creó un reflejo de luz a modo de distracción, mientras que Tymon lo corrió a un lado con una ráfaga de viento antes de que cayera sobre él.

—Esto será divertido— esbozó en tono burlón.

Los Dambaes se marcharon, no sin antes regalarles una sonrisa burlona, a excepción de Pólux, quien lo observaba apenado.

—Deben estar bromeando— dijo finalmente Deo.

—Debemos averiguar rápidamente quién es el traidor.

—¿Continuaremos con el plan?— indagó Myron.

—Debemos hacerlo, yo debo asistir a la Academia por el momento.

Los elegidos asintieron y se dirigieron a los lugares pactados.

Phoenix llegó a la sala de clases y tomó asiento junto a Phoe.

—¿Has terminado con el trabajo?— indagó Phoe.

Phoenix asintió y de su bolso tomó el trabajo para posteriormente entregárselo a Phoe quien sonrió en respuesta.

Phoenix se encontraba intranquilo, con la mente dispersa y no pudo prestar atención a lo que resto de la clase.

Al inicio del primer receso comenzó a recorrer lugares de la Academia que faltaban por indagar, pero no había nada fuera de lugar. El final de clases había llegado y Phoenix regresó a la residencia.

Los once elegidos se encontraban frente a él.

—¿Qué sucede?— indagó Phoenix al acercarse.

—Finalmente apareces— respondió Tyr.

—¿Qué quieres?

—Solo dinos donde se encuentra el último elemento y todo lo que saben de él y prometo dejarlos libres por hoy.

—¿Por qué?, ¿el traidor no ha sido lo suficientemente eficiente?

Tyr formó una sonrisa sin ganas.

—Creo que no nos estamos entendiendo.

—Aquí no— advirtió Phoenix.

—¿Significa que me dirás lo que saben?

—Supongo que el que no lo ha entendido eres tú.

—Vamos Phoenix, hazlo fácil para todos y evita un enfrentamiento sin sentido.




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