Phoe se encontraba de pie frente a la entrada de la residencia, a lo que Phoenix la observó con temor.
—Phoe, ¿qué haces aquí?— dio un paso hacia el exterior de la residencia.
—Esto empeora con el tiempo— dijo en referencia a los enfrentamientos.
Phoenix apoyó la puerta para que los elegidos no pudieran oírlos.
Phoe observó la herida en el rostro de Phoenix.
—¿Te encuentras bien?
Phoenix apoyó su mano sobre la herida.
—No es nada, estoy bien.
Phoe tomó la mano de Phoenix y se transportaron hacia el parque que solían frecuentar y formó un campo de tiempo, todo a su alrededor se había detenido. Apoyó una de sus manos sobre las heridas y estas comenzaron a sanarse.
—Si comienzan a realizar preguntas al respecto, diles que Pólux lo ha hecho.
—¿Cómo sabes de él?— indagó desconcertado.
—He hecho mis investigaciones para saber un poco más sobre cada uno de los portadores de los elementos y también he notado que Pólux no es como ellos, ni siquiera es un Dambae.
—¿A qué te refieres?
—Los padres de Pólux pertenecían a los Jountugi, sin embargo debido a la guerra de mundos que acabó con gran parte del Primer Mundo, llevaron a Pólux con los Dambaes, siendo criado como uno más de ellos.
—¿A eso se debía su forma contraria de actuar?
Phoe asintió.
—Hay algo más que debes saber... Aún no sé quién, pero hay un traidor alrededor.
—Lo sé, Ackze se lo ha dicho a mi padre y tampoco hemos descubierto de quien se trata.
—Ten cuidado, puede estar más cerca de lo que crees.
—¿Te refieres a los elegidos?
—Solo no confíes tan fácilmente.
—¿Qué hay de ti?, ¿puedo confiar en ti?
—No hay nada que me ate de este lado del complejo luego de que hayas descubierto quien soy, sin embargo aquí estoy. Supongo que eso responde tu pregunta.
Phoenix asintió.
Phoe se desvaneció por un corto período de tiempo.
—¿Te encuentras bien?— indagó Phoenix una vez que Phoe pudo volver en sí.
—Es un gran peso tener tantos elementos, cada vez que son utilizados por los elegidos, me debilito. Probablemente, algunos de ellos estén ocupándolos en estos momentos.
—Deberemos ser más cuidadosos desde ahora. Pronto notarán que no estoy allí, por lo que es mejor regresar.
Phoe asintió y nuevamente tomó a Phoenix de su mano para regresar hacia la residencia.
—Lo mejor será irme— avisó Phoe y en cuestión de segundos ya no estaba frente a Phoenix.
Al abrir la puerta principal de la residencia, Phoenix se encontró con algunos objetos volando por el lugar y otros flotando mientras Deo los golpeaba y el resto observaba como se desintegraba con gran lentitud.
—¿Se divierten?— indagó Phoenix al cerrar la puerta detrás de él.
Inmediatamente, los elegidos dejaron de emplear sus elementos, dejando la residencia hecha un caos.
—¡Phoenix!, lo sentimos— se disculpó Tymon.
Rápidamente, comenzaron a ordenar la residencia.
Phoenix sonrió con diversión.
—Era una pregunta literal, no los estaba regañando— Phoenix se acercó hacia ellos— Siento que no puedan tener la libertad que desean, pero prometo que pronto la tendrán— afirmó Phoenix.
—No importa en que complejo estemos, no podemos siquiera dar unos pasos sin que nos observen de forma extraña. Como si hubiéramos elegido ser maldecidos— se quejó Leander.
—Entendemos la razón por la que estamos aquí, pero es agotador estar encerrados entre cuatro paredes— agregó Deo.
Phoenix bajó la mirada y nunca se había sentido tan egoísta como se sentía en ese momento. Sabía que podía hablar con los miembros y contarles sobre Phoe. También sabia que entenderían el porqué ocultó que ella era el elemento trece, pero aun así no podía precipitarse. Sabía que encontraría alguna manera de acabar con la maldición sin que nadie saliera herido.
...
—El señor Zahinos solicita tu presencia en el complejo J— avisó un residente Jountugi que había venido al complejo E para dar el aviso.
—¿Dé que se trata?— indagó Phoenix con seriedad.
—No se me ha dado detalles al respecto.
El residente Jountugi se despidió con una reverencia y volvió de regreso al complejo J.
Phoenix dio el aviso a los elegidos de que se dirigiría al complejo J por orden de Zahinos y que por el momento permanecieran dentro de la residencia, a lo que ellos asintieron y esperaron hasta el regreso de Phoenix.
Complejo J, Mansión Jountugi
Tanto Phoenix como el señor Zahinos se encontraban en la cámara de Yosedeul y como era habitual cuando ambos estaban bajo el mismo techo, en el ambiente reinaba una gran tensión y es que Phoenix sabia que nada bueno podía esperar de la llamada de su padre, quien se hallaba de espaldas.
—La razón por la que solicite tu presencia es para darte una advertencia y que la transmitas a los elegidos.
Phoenix sonrió con ironía.
—No esperaba algo más de todos modos. ¿De qué se trata?
—Los elementos...—Zahinos se giró hacia Phoenix— ¡No son un juego como para que estén usándolos por diversión!— esbozó con molestia.
Phoenix dio un paso hacia él con enfado.
—¿No estás vigilando?, ¿en serio, padre?
—Sabía qué podía pasar. Estás desviándote de la misión principal, ¿qué está pasando contigo?—replicó—Deben cumplir con una simple orden y no meterse en problemas. ¿Es tan complejo de obedecer?
—¿Simple misión?— Phoenix formó una sonrisa sin ganas— Claro, mientras nosotros arriesgamos nuestras vidas para dejar de ser una vergüenza para el complejo, lo único que tú haces es dar órdenes— Phoenix inclinó la mirada con enfado— Ni siquiera nos proteges, pero si puedes vigilarnos, no esperaba más— se quejó.
—Estoy pensando en redefinir un nuevo líder para los elegidos— esbozó con seriedad.
—¿Nuevo líder?— soltó una carcajada— Bien, espero que no sea quien nos está traicionando— recordó.