Trece: Serendipia

C A P I T U L O 1 6

Los Dambaes observaban a la distancia a los Jountugi, quienes disfrutaban de un día en el mar mientras sonreían y jugaban.
Tanto Janus como Pólux deseaban estar de aquel lado, más que un deseo, sabían que allí era donde pertenecían, pero no podían estarlo, no por el momento. Por más que Tyr y el resto de los elegidos sabían que Pólux no estaba allí por voluntad propia, no permitiría jamás que se uniera a los Jountugi, menos aún sabiendo que eso era lo que deseaba Phoenix.

Tyr giró la mirada hacia uno de los edificios cercano para luego señalarlo.

—Esperaremos allí por el momento y cuando les diga podrán divertirse.

Pólux observó a Tyr dándole a entender que se estaba olvidando de algo.

Tyr soltó un suspiro de molestia.

—No hace falta que les recuerde que no deben herir a los civiles, ¿verdad?

—Entendido—respondieron al unísono.

—¿Feliz?

Pólux desvió la mirada y no hizo más que obedecer. 
Se adentraron hacia el edificio para encaminarse hacia la terraza del mismo.

—Le daremos una sorpresa a Phoenix.  Lo llevaremos a volar, ¿qué dices Aidan?

Tyr formó una sonrisa malévola.

—No debe terminar en una tragedia, ¿verdad?

—¡Aidan!— regañó Pólux— Tyr, ¿qué estás intentando hacer?

—¿Por qué sigues trayéndolo con nosotros cuando es una molestia y no sabe cuándo callarse?— comentó Theo con molestia.

—¿Cómo estás tan seguro de que no va corriendo con ellos cada vez que armamos un plan?— se oyó la voz de Linus. 

—Porque sabe lo que le conviene.

—¿Y si aun así lo hace?

—¿Por qué son así de repente?— indagó Tyr con serenidad— Somos familia, ¿verdad, Pólux?

—No te engañes, Tyr—señaló a los Jountugi— Ellos son una familia, nosotros jamás podremos serlo— respondió Pólux con molestia.

—Sé que realmente tienes muchas ganas de estar allí en estos momentos, pero la familia no se elige Pólux, es lo que el destino ha querido para ti y vas a tener que aprender a vivir con ello.

—En eso te equivocas, Tyr. No es tu familia porque los une una misma sangre, no es tu familia porque te dijeron que así debe ser y conformarte con ello aun cuando no quieres que así sea.  Una familia es aquella que te protege, no la que te daña con cada palabra. Una familia está cuando la necesitas y no la que se une para herir a los demás.

—Eres tan cansador cuando quieres— se quejó Tyr— Comencemos la diversión antes de que continuemos perdiendo el tiempo con su aburrida moral.

...

El mar comenzó a sentirse extraño y Phoenix sabia que algo andaba mal. Las olas se tornaron salvajes y una gran más de nube negra cubrió cada rincón del celeste cielo, dejando la Tierra a oscuras.

Del mar comenzaron a elevarse grandes gotas de agua hacia el cielo, pero estas quedaban suspendidas.

—Están aquí, ¿verdad?— indagó Tymon con la mirada fija hacia el mar.

Phoenix dio una rápida mirada alrededor en busca de los Dambaes, pero no había rastros de ellos.

—Tienen que estar cerca, pero ¿dónde?— indagó Phoenix para sí mismo.

—En primer lugar, Dion sabes qué hacer, los demás sepárense y busquen con cuidado, ahora están un paso más delante de nosotros. Yo me desharé de las gotas y vigilaré que el mar no se salga de control.

Los elegidos asintieron, mientras que Phoenix se posicionó frente al mar y con olas de calor deshizo las gotas suspendidas.

Observó a Myron desplazándose de un lado en busca de los Dambaes hasta que regresó hacia donde se encontraba Phoenix.

—Están en la terraza de aquel edificio— señaló a un gran edificio ubicado a unos metros de ellos.

—Yo iré, tú quédate aquí y cuida de los demás— pidió Phoenix.

—¡Phoenix sabes que no pueden matarnos!

—Lo sé, no es eso lo que me preocupa, no me preocupa que los lastimen físicamente, me preocupa que los dañen de otra manera, por eso cuida a los demás.

Phoenix se adentró en el edificio y corrió rápidamente por las escaleras hasta llegar a la terraza.

Abrió la entrada que le daba la bienvenida a la terraza y observo a cada uno de los Dambaes con una expresión de burla a excepción de Pólux.

—¿Qué pretendes?— indagó Phoenix con furia.

—Solo un poco de diversión, ¿por qué eres tan aguafiestas?— respondió Tyr con diversión.

Con un gesto hacia los Dambaes, Tyr hizo que dos de ellos se acomodaran a los lados de Phoenix.

Tomaron a Phoenix de ambos brazos y de apoco se fueron acercando hacia el borde del edificio.

—¿Qué haces?— indagó Phoenix a gritos.

Se encontraban en la orilla del edificio y no había nada que los separase de los diez quince pisos.

—Solamente quiero que observes mejor la vista qué hay desde aquí— respondió Tyr.

—No hagas algo de lo que puedas arrepentirte—advirtió Phoenix.

—No te preocupes, no lo haré.

Dicho esto lanzaron a Phoenix del edificio.

—1...2...3...ahora—ordenó Tyr a Aidan.

Aidan se lanzó del edificio y unas alas se expandieron desde su espalda. Rápidamente, tomó a Phoenix entre sus brazos y lo llevó de regreso hacia donde se encontraba Tyr.

—¿No fue divertido?— la expresión de Tyr se ensombreció.

—¡Estás demente!

No paso mucho tiempo hasta que Myron ignoró las palabras de Phoenix y fue en busca de él junto con los elegidos.

Tymon entró por la puerta y arrojó rápidamente una ráfaga de viento que hizo lanzar a Aidan fuera del edificio.

El resto de los elegidos llegaron detrás de él.

Theo lanzó placas de hielo hacia los pies de los pies de los miembros, lo que detuvo sus pasos.

Con una fuerte ola de calor, Phoenix evaporó las capas de inmediato. Aidan volvió de regreso hacia la terraza.

Leander lanzó un rayo de luz hacia Janus y nuevamente Tymon lanzó un a ráfaga de viento hacia él y logró sacarlo fuera del edificio.

Aidan salió tras él para evitar su caída al pavimento.




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