Había algo que debía comprobar Phoenix antes de dirigirse a ver al padre de Phoe.
Él sabía que en alguna parte de la mansión estaba guardado el libro de las reglas para la ceremonia. Tal vez encontraría algo que lo ayudaría a salvar a Phoe.
Pensó en que tal vez podría encontrarse en la oficina de su padre, por lo que se dirigió hacia allí, supuso que él era el que guardaba ese tipo de cosas.
Investigó su biblioteca primero, pero no había más que libros de la historia de los lobeznos, de donde encontrarlos, que cazaban y todo lo relacionado con ellos.
—¿Aún cazan?— se interrogó Phoenix.
Dejo aquel libro a un lado y continuo con la búsqueda y es que tampoco estaba seguro de como era aquel libro, solo sabía de su existencia mediante su padre.
Definitivamente, aquí no lo había guardado.
Otro rincón de la mansión vino a su mente. ¡La cámara de Yoseodeul!
Inmediatamente, se dirigió hasta allí, apoyo su mano sobre el lector de pantalla y una vez que reconoció sus huellas, las compuertas se abrieron.
Comenzó a revisar toda la cámara, tenía que estar en algún rincón de allí.
—¿Estás buscando esto?— interrogó Zahinos, quien acababa de ingresar a la cámara con un libro en manos.
Phoenix se quedó en silencio.
—Tómalo, sé que lo necesitas para salvar a alguien a quien has conocido hace poco tiempo y prefieres salvar su vida antes que la de los elegidos— esbozó con molestia.
—¡Se trata de una vida!— replicó con furia.
Él comenzó a soltar una carcajada.
—¡Vamos! ¿En serio?. Tú no eres diferente a mí, jamás velarías por la vida de alguien más y ahora ¿quieres salvar a alguien que es prácticamente una completa desconocida?, en serio me sorprendes Phoenix.
Zahinos arrojó el libro hacia Phoenix y este cayó cerca de sus pies.
Zahinos lo observó con molestia una última vez antes de retirarse por la gran compuerta.
No había tiempo para discutir con su padre, por lo que tomo el libro rápidamente y una vez que los tuvo entre sus manos, comenzó a leerlo.
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"Ceremonia de liberación"
"Una vida por doce"
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A lo largo de cada página podía contemplar cada regla y su correspondiente explicación.
Al dar vuelta la página, las reglas comenzaban a enumerarse.
Pero las reglas solo afirmaban lo que era de público conocimiento, como estar los trece elementos unidos a la hora de la ceremonia, la importancia del cofre durante la misma, pero también estaba descrito estrictamente que la ceremonia no podía realizarse en cualquier sitio. Había una réplica del Palacio de Kkoch en el Complejo E y era allí en donde debía efectuarse la ceremonia.
Mientras continuaba leyendo el libro, una parte en particular llamó su atención.
"A medida que cada medallón sea sedimentado en el sitio correspondiente en el interior del cofre, el elemento trece se desligara de dicho elemento, al igual que el dueño del mismo."
—Es como lo imaginaba— una sensación de alivio invadió el cuerpo de Phoenix.
Con el libro en manos, Phoenix se dirigió hacia el complejo E en busca del señor Dalaras.
Caminó entre los sobrios senderos del Complejo E hasta llegar al refugio en donde se encontraba tanto el señor Dalaras como los Lincers.
—¿Dónde está Phoe?— interrogó Dalaras.
—¿Por qué has venido solo?— indagó Simona.
Phoenix apoyó el libro sobre una mesa ratona que se encontraba ubicada frente a él y lo abrió en la página que había estado leyendo anterioridad.
Se acomodó en uno de los sillones y aclaro su garganta.
—Pólux y Phoe fueron tomados por los Dambaes— realizó un breve silencio.
Los presentes se encontraban desconcertados.
—Estarán bien, lo prometo— aseguró— Hay una forma de ejecutar la ceremonia sin la necesidad de que Phoe pierda la vida.
Phoenix apoyó su dedo índice en el punto de interés del libro.
Se silenció a la espera de que los Lincers y Dalaras leyeran lo que se encontraba descrito.
—¿Qué quieres decir con ello, Phoenix?— interrogó Simona.
—Que estarán bien— Phoenix giró la mirada hacia el señor Dalaras—Necesito que me diga donde tiene escondido el cofre.
El señor Dalaras se alertó.
—¡No puedo hacer eso!
Phoenix retomo la postura y se acercó hacia Dalaras para posteriormente apoyar una de sus manos sobre su hombro.
—He dicho que estaría bien y debe confiar en mí, lo necesito para poder salvarla, para poder salvar a todos.
—Eso es imposible— replicó con convicción.
—No lo es— Phoenix se giró en vista hacia el libro— Como bien leyeron en el libro, los elementos son devueltos al cofre de forma individual, lo que quiere decir que Phoe vivirá hasta que el último medallón sea posicionado.
Phoenix soltó un suspiro.
—Confíe en mí, es lo único que deseo— pidió.
El señor Dalaras se posicionó frente a Phoenix.
—Sé lo que estás tratando de hacer Phoenix y no tienes por qué hacerlo, no es tu responsabilidad.
—¿Entonces simplemente dejamos que Phoe muera cuando hay una manera de que todos continuemos con vida?
Dalaras tomo asiento y fregó su rostro con ambas manos.
—¿Cómo puedo permitir que hagas eso?— interrogó con la angustia a flor de piel—Es su principal deseo.
—Mi deseo ha cambiado desde que he conocido la fatal consecuencia que traía consigo la ceremonia. Por eso, señor Dalaras, debe decirme donde está el cofre. Estoy seguro de que tanto Pólux como Phoe no están en buenas condiciones y mientras más alarguemos la ceremonia, peor será para ellos.
—¡Debe haber otra manera!— esta vez se oyó la voz de Laureano.
—¡Sabe que no lo hay!— replicó resignado—Así que por favor, solo necesito el cofre— dijo lo último más sereno.