-Esto es sorprendente amigos. Por más de 5 años Los Leones de San Miguel Arcángel no han ganando un campeonato. - relataba el comentarista. - A pocos minutos para el fabuloso desenlace, el entrenador de Los Leones pide tiempo fuera- seguía con su perorata el rechoncho hombre sentado frente a las tribunas. - Queda tiempo solo para una jugada, ¿Podrá nuestra estrella, Kleyn, anotar un triple desde la posición fatal en la que se encuentra? -
Tomás dejo de escuchar a su alrededor. Debía anotar los últimos tres tantos para su equipo, el aro estaba en un ángulo muy complicado.
Un minuto. Faltaba un minuto.
Amago hacia la izquierda pero sobrepasó por la derecha al número doce de Las Comadrejas, mientras picaba el balón y avanzaba hacia el aro.
Treinta segundos.
Dos pasos y estaría en la zona y ángulo correcto para el tanto. La gente comenzó a vitorear, pero él escuchaba solo los frenéticos latidos de su corazón al ritmo de balón contra el suelo del gimnasio.
Diez segundos.
Se preparó para anotar y...
Lo próximo que vio fue el techo, comenzó a escuchar nuevamente. Sonó el marcador anunciando el final del juego. No entendía si había anotado o no. Respiro ondo y trato de incorporarse. Fue allí que lo sintió, su pierna derecha dolía como nunca.
El equipo de paramedicos estaban a su alrededor mientras alguien pedía una ambulancia.
Vio a Las Comadrejas discutir con el árbitro. A su hermana y su madre llorando a una distancia prudente. Y al cazador de talentos negar mientras se dirigía a la puerta.