Treinta días para recuperarte I Sinrin

Sexto día: Adiós para siempre.

—Te extrañaré mucho.

— ¿Tú crees que yo no?

—Vendré a visitarte cada vez que pueda, créeme, y te traeré todos los dulces que desees.

—Es un detalle muy lindo de tu parte, amor.

Yerin se acercó juntando sus labios con Yuna, un último beso antes de decir adiós. Con ellas se encontraban dos de sus amigas de Yuna: Soyeon y Jihyo.

Ambas amigas admiraban con cariño el beso que las novias se brindaban.

—Recuerden que estamos en un Aeropuerto. —Jihyo habló al ver la quizás tensión que ambas se transmitían.

Lo que no sabía ninguna de ellas es que Yerin profundizaba el beso por miles de razones, cosa que no era la primera vez que pasaba. Cada beso que ambas tenían terminaba en una situación sexual. Razón: Buscar el fuego que no sentía.

—Lo siento, lo siento. —Se excusó Yuna apartándose del beso. —Disculpen por tener una mujer tan caliente.

Aquel comentario no paso por desapercibido por Yerin, ocasionando un pequeño golpe en el hombro de Yuna.

— ¿No te olvidas de nada, no amor?

—No, bebé. Tú misma hiciste una lista dos días antes de las cosas que debía llevar.

—Lo sé, solo qué... Te extrañare mucho.

—Podemos hacer video llamada siempre que queremos.

—Sí, tienes razón. —Los ojos de Yerin se aguaron en escasos segundos al escuchar el llamado a los pasajeros del avión de Yuju.

—No llores, linda. Si tú lloras yo también lloraré. —Yuju comenzó a sentir sus ojos aguados.

—No se olviden de nosotras, que ya estamos llorando hace dos minutos. —Soyeon habló.

Unos cuantos abrazos y un par de besos fueron la despedida de Yuju. Japón la esperaba.

A la salida del Aeropuerto, Yerin se despidió de sus amigas. Las cuales la invitaron a comer, pero prefirió ir a su casa a descansar un poco. Tuvo una semana muy ajetreada de exámenes finales.

— ¿Te llevo?

El auto de Sinb avanzaba conforme a los pasos de Yerin. ¿Casualidad o Destino?

— ¿Cómo me encontraste?

—Puse un microchip dentro de tu cerebro ayer mientras dormías en mi cama.

—Que graciosa, Hwang Eunbi.

—No estoy bromeando. —El rostro inexpresivo de Eunbi se relajó y comenzó a reír cuando el rostro de la contraria estaba palideciendo. —Es broma, es broma. Ya sube.

Yerin subió al auto sin saber aún el motivo de la "casualidad" de Sinb.

—Me seguiste, ¿Cierto?

— ¿Aún sigues con eso?

—Sí.

—Déjame decirte que no. No te seguí, estaba regresando de la empresa de mi Padre y si no me crees, atrás puedes ver todos los documentos que tuve que traer.

Yerin se sintió como un grano de arroz en una playa. Los papeles se encontraban justamente ahí. Lo que ella no sabía era que tipo de papeles eran.

— ¿A dónde vamos? —Quiso disminuir su torpeza con alguna pregunta, se sentía totalmente estúpida.

—Eh, no lo pensé. ¿Vamos a tomar un batido?

—Sí, está bien. Se me antojo un Starbucks de fresa.

—Sus deseos son órdenes.

Llegaron al lugar en menos de veinte minutos; al entrar se dieron con la sorpresa del personal.

— ¿También trabajas aquí? —Pregunto Yerin al ver que el camarero se paró en frente de ellas para pedir una orden.

— ¿Disculpe? —Sehun, el camarero, preguntaba intrigado. No las había reconocido.

—Hace unos días estabas trabajando en un restaurante a las afueras de Seúl. —Comentó Yerin.

—Ah, sí. ¿Cómo lo sabían? Esperen... —Sehun observando bien sus rostros las pudo distinguir mejor y al fin pudo reconocerlas. — ¡Ustedes son las jóvenes preciosas!

Un rubor en las mejillas de Yerin ante la mirada seria de Sinb se hizo presente.

—Si no le importa, queremos dos Starbucks. Uno de fresa y otro de chocolate. —Sinb pidió al ver tal escena.

—Y, ¿Qué paso para que termines aquí? —Siguió preguntando Yerin curiosa por el joven.

Sehun empujo a un lado a Sinb sentándose junto a la pareja. —Justamente como quedaba a las afueras de Seúl se me hacía un poco difícil de llegar. Ósea, la paga era realmente buena y por eso acepte trabajar ahí, pero, constantemente llegaba tarde y mi jefe me tuvo que sacar.

—Oh, supongo que aquí estas más cerca a tu casa.

—Sí, vivo a tres cuadras.

— ¡Sehun! —Uno de los supervisores llamó al muchacho al verlo hablando con ambas chicas, él no podía hacer eso en horario de trabajo.

—Creo que te llaman. —Sinb, quien se había quedado en toda la conversación callada, habló.

—Supongo que me regañaran. —Respondió Sehun al levantarse del asiento compartido con Sinb. —Iré a pedir sus Starbucks, fue un gusto volver a verlas.

Antes que ambas puedan responder al comentario, el joven apuesto ya se había marchado en dirección a su supervisor.

—Espero que no lo despidan por nuestra culpa. —Comento Yerin a Sinb.

—No lo harán. Siempre suele pasar este tipo de cosas en el personal. No te preocupes.

—Sí, ¿Cómo va la empresa de tu padre?

—Va de maravilla. ¿Te acuerdas del contrato que te mencione? —Yerin asintió —Pues, los inversionistas están dispuestos a negociar con nosotros. Solo falta hacer aquel viaje y podremos firmar los papeles restantes.

—Me alegro mucho por ustedes, se ve que es algo muy importante para ti.

—Lo es. Justamente también te quería preguntar algo con respecto a eso.

—Sí, dime. Sabes que cuentas conmigo en cualquier cosa.

—Quería que vengas conmigo a China.

— ¡¿China?!

En ese momento, una camarera con una sonrisa de oreja a oreja entrego ambos batidos en la mesa de la pareja, alejándose por el mismo camino que Sehun.

—Sí, mi padre estará contento de que vengas si eso es lo que te preocupa.

—No, bueno. Me estas poniendo entre la espada y la pared.

—Lo siento, solo que me encantaría que nos acompañes. Me sentiría con más confianza ante los inversionistas.

—Lo pensare, ¿sí?



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En el texto hay: kpop, gfriend, sinrin

Editado: 02.01.2021

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