Treinta días para recuperarte I Sinrin

Duodécimo día: Un toque de picante.

Yerin y Sinb habían salido a almorzar juntas, no tenían ganas de cocinar o preparar algo en casa.

Aparte, deseaban salir a conocer un poco a las afueras de la ciudad.

Oficialmente Yerin se había mudado al departamento de Sinb. Al menos por ese tiempo antes de que viajen a China.

— ¿Vas a ordenar pasta? Creo que iré por un curry.

—Está vez quisiera probar un Fetuccini con camarones.

— ¿Y eso? Pensé que no te gustaban esos platillos.

—Quiero innovar. —Respondió Yerin.

Esperaron alrededor de diez minutos hasta que sus platillos llegaron a sus lugares.

—Hace mucho no comía comida italiana. —Dijo Sinb. —Últimamente prefería optar por la comida rápida.

—Con razón esos rollitos.

—Amas este cuerpo.

—No lo sé, hace mucho no he tenido el privilegio de ver.

—No me provoques, Jung Yerin. Sé que te negaras.

—Me conoces tan bien. —Yerin introdujo un poco de su comida a su boca. — ¡Zeus! —Gimió. —Esto verdaderamente está delicioso.

—Más delicioso es lo que me gustaría hacerte en estos momentos.

— ¿Comenzamos? —Yerin sonrió ante el atrevimiento de Sinb. Los tiempos no cambiaban.

Terminaron sus platillos satisfechas de la obra de arte que recibieron sus paladares.

—No, no, no, no. —Yerin se interpuso antes que le entregará la tarjeta de débito a la camarera. —Hoy me toca a mí.

—No, linda. Déjame hacerlo yo. Total, fui yo quien te invitó a comer.

—Pero fui yo quien tuvo hambre primero, así que pago yo.

Yerin le entregó su tarjeta a la camarera para que proceda a hacer su trabajo. Escribió su clave y pagó la cuenta.

—Espero les haya gustado la comida. —La camarera hizo una reverencia ante la pareja sin antes darle una sonrisa a Sinb.

Cosa que no pasó por desapercibido ante los ojos de Yerin.

—Creo que tienes fans. —Dijo Yerin al ya no tener a la joven en frente suyo.

— ¿Tú?

—Aquella chica que se fue, te dio una sonrisa coqueta y no dudo que en unos momentos te de su número.

Yerin mágicamente adivinó las intenciones de la joven, al regresar por los platos dejó caer un papel en dirección a Sinb.

—Tienes razón. —Dijo Sinb con una sonrisa al leer lo escrito en el retazo de papel.

— ¿Qué dice? —Preguntó Yerin con cierta molestia.

— "Llámame, salgo a las once de la noche" —Respondió Sinb mostrándole el conjunto de dígitos que formaban un número celular.

— ¿Lo harás?

— ¿Celosa? —Sinb preguntó con una notoria sonrisa.

—No, no estoy celosa. Solo me gusta informarme.

—Mejor vámonos de este lugar.

—Concuerdo.

Ambas mujeres salieron en dirección al coche de Sinb. No tenían un lugar específico al cual ir, así que se limitaron a manejar por la zona.

Un llamado en el celular de Sinb rompió el ambiente cómodo que existía.

—Debe ser una broma. —Se quejó Eunbi al leer el contacto en su pantalla.

— ¿Algo grave?

—No creo, si no, este viejo estará jodido.

Contestó al tercer timbre.

— ¡Eunbi! ¡Hija! Te necesito aquí en estos momentos.

— ¿Para?

— El contrato cambió, los inversionistas decidieron darnos unos puntos más y uno que otro beneficio que nos favorece. Tienes que venir para poder explicarte mejor.

— ¿No puede ser mañana? —Eunbi se quejó.

—Hija, esto es importante.

—Ash, llego en diez.

Sinb cambió de dirección ahora a la empresa de su padre.

— ¿Me puedes dejar en el departamento?

—No, tú te vienes conmigo.

— ¿Ah? ¿Por qué?

—Porque lo digo yo.

Yerin no pidió más explicaciones porque el ceño fruncido de Eunbi le decía todo. Habían cambiado sus planes de ir al cine de nuevo y quizás, perderían sus reservaciones.

—Estaciónalo donde siempre, Minkyu. —Sinb habló al joven de seguridad que se acercó al auto en cuanto llegaron al lugar.

—No se preocupe, señorita.

Eunbi caminó con aires de superioridad al entrar al edificio. Cosa que era algo nuevo en ella.

Aunque, bueno, Yerin no le gustaba meterse en sus asuntos de trabajo y solo había acompañado a Sinb a este lugar cuatro veces desde que lo compraron.

Esperó a que se cierren las puertas del ascensor para poder entablar una conversación con Sinb. 

— ¿Siempre fuiste así?

— ¿Qué cosa?

—Presumida ante tus empleados.

—Ellos deben aprender a tenerme miedo, así sabrán para quien trabajan y me respetarán.

— ¿Enserio?

—Sí, soy todo lo contrario a mi papá. Él es muy bondadoso con los empleados y ellos se aprovechan de eso. Conmigo no será igual cuando asuma la gerencia. Aquí me conocen como la "heredera de hielo".

Yerin comenzó a reír.

— "Heredera de hielo" —Imitó Yerin aun riendo.

Las puertas del ascensor se abrieron y se mostraba la firme mirada fulminante de Sinb a Yerin. Salió del lugar dejándola sola en el ascensor. Yerin caminó detrás de ella llegando a la oficina de Hwang Chansung.

—Mi despacho está ahí. —Sinb señaló una puerta caoba con su nombre en este. —Prometo no tardarme.

Yerin entró a la oficina de Sinb. Como era de suponerse, el lugar estaba estrictamente ordenado. Sinb desde niña había mostrado un impecable orden.

Inesperadamente había un estante con libros ajenos a la realidad de la empresa.

Tomó el primero que le llamó la atención.

—Chica Linda. —Leyó en voz alta el título. Volteó el libro para leer la descripción. —Esto es de lo más cliché que he encontrado. ¿Esto le gusta a Sinb?

Lo único bueno que le gustó a Yerin fue la portada animada que llamó su atención. Dejó el libro en el estante para tomar otro.

— ¿Ella y Yo? —El título era algo simple a su vista. — ¿Amoríos de colegio? ¿Enserio, Hwang Eunbi?

Dejó el libro en el estante. Este era peor que el anterior. Dudó en tomar otro más pero lo hizo.



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En el texto hay: kpop, gfriend, sinrin

Editado: 02.01.2021

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