Treinta y Un Días: Juego de Novios

Día 0: El Comienzo de un Juego

Desperté como normalmente lo hago, solo que esta vez había dormido un poco de más. Iba a llegar tarde... oh, no; supongo. Me levanté con un desaliento y un aburrimiento terribles. No tenía ganas ni de mover un dedo, pero por alguna razón me movía de manera mecánica. Mi desordenada habitación estaba un tanto gris, y no sabía explicar ni siquiera por que me encontraba así. Tomé un baño y me coloqué el uniforme, bajé las escaleras y saludé a mi padre y a mi madre. Desayuné de manera mecánica tal y como estaba haciendo todo. Salí de mi casa y caminé hacia la de Harry. Normalmente lo recogía para que fuéramos juntos a la escuela. Ya era costumbre; casi desde que nos conocimos. Las calles se veían igual de grises, como mi habitación. Era como si el color del mundo hubiera sido absorbido por una aspiradora. No tenía ni idea de por qué me puse de tal manera, pero trataba de comportarme normalmente.

—¡Hoooolaaaaaa! Tierra llamando a Evaaaaans— Salí de mis pensamientos por los gritos de mi mejor amigo.— Ni siquiera me saludaste.

—Oh, lo siento, estaba distraído. Hola, Harry.

—¿Que te sucede? —Indagó mi amigo— Estas muy raro.

—¿Eh? ¿Por qué lo dices?

—Por que tu mirada está algo apagada, y hace rato parecías demasiado pensativo. Además me llamaste Harry, Cuando normalmente siempre usas tu tono burlón junto a mi apodo "Griff"

Odiaba que Harry Griffin fuera tan perceptivo. Tuve que pensar en una manera de desviar el tema.

—Esto... no es nada, solo pensaba en... — Pensé, y solo algo se me vino a la mente. —Erica y Simón.

Puede que quisiera inventarme alguna excusa para evitar las preguntas de Harry, pero también en el fonto sentía que esa era la verdadera razón.

—¿Erica y Simón? ¿Por que ellos? —Preguntó el de ojos castaños.

—Puede que este algo... celoso de ellos. Su relación me empalaga, y aunque ya esté acostumbrado y actué normal frente a ellos, no puedo evitar sentir envidia de que dos personas tan cercanas a mi puedan tener una relación y yo no— Solté. Y sentí como me desahogaba.

—Así que sientes lo mismo que yo. —Musitó apenas de manera audible.—Somos algo así como las sobras de este mundo ¿no?

—Eso no ayuda, pero tienes un punto.

—No es el caso. Ser la "sobra" no es necesariamente malo, puede ser un punto de transición para aprender sobre ti mismo antes de aprender sobre otra persona. Hay personas que prefieren ser las sobras y quienes se prefieren mantener así, todo depende de cómo lo veas. —Explicó. —Algo que se escucha mal, no necesariamente lo es.

No dije nada. Sabia que llevaba la razón. Harry siempre había sido así: optimista e inteligente. Se volvió para verme y tenía esa típica mirada como de "tengo una idea" que ponía aveces.
Adoraba cuando se ponía filosófico, se le veía muy tierno.

—Que te parece sí...— Comenzó. ¿Saben? Retiro lo dicho, me da miedo cuando se pone así, a veces tiene ideas muy locas.—Jugamos un juego.

—¿Que tipo de juego?— Indagué.

—Te parecerá algo loco, pero espero que aceptes.— Me preparé para lo que estuviera a punto de decir.— Juguemos a ser novios por treinta y un días. ¿Va?

—Aunque sea loc... espera, ¡¿que?! —Me detuvé en el camino y quede anonadado. —¿Que clase de juego es ese? Sí que es loca tu idea.

—Te lo dije. El juego se basa en que seamos novios y actuemos como tal por 31 días. Si quieres alguna limitación simplemente no vayas por ese camino.— Lo último lo dijo con una sonrisa socarrona y una mirada un tanto rara en sus castaños ojos.— ¿Que dices? Solo es para saber que se siente, y es solo un mes.

La verdad es que su propuesta aún retumbaba en mis oídos, no sabía que responder, me quedé estático pensando en que decir. Pero antes de poder decir nada Harry me interrumpió y dijo:

—Bien, Cam. Te diré algo; piénsalo. Te daré hasta el final del día para tomar una decisión, no tiene que ser ahora y esta bien si no quieres jugar.

—¿Eh? Sí, no, no lo sé. Esta bien. A la hora de salida, en el camino a casa, te diré acerca de mi decisión— Hablé al fin. —Lo pensaré bien en este tiempo.

Camino a la escuela mantuvimos nuestra boca cerrada, mi mundo seguía algo gris, y no sabía cuál era el objetivo exacto de Griffin con aquel juego.

***

Me hallaba en clase de pintura, un salón algo pequeño y con paredes con retazos al azar de pintura. Aproximadamente 30 alumnos puestos en una especie de sinuosa figura frente a un lamentable bodegón que no contenía más que una banana, un racimo de uvas casi sin uvas, un pera, una manzana con un mordisco disimulado y, por último, una botella de vino medio vacia. Se suponía que debíamos estar pintando ese intento de bodegón, pero mi mente se centraba en otros pensamientos. Un huracán de pensamientos, de hecho. Todavía no decidía entre jugar o no jugar el loco juego de Harry Griffin, y me estaba volviendo loco. Lo más curioso fue que me habló del juego justo en el parque en el que nos conocimos, y también tenía pensado comentarle mi decisión en ese parque, ya fuera un sí, o un no. Digamos que ese parque es símbolo de nuestra amistad... o futuro noviazgo? ¿Que estoy pensando? Es solo un juego, y es un juego que ni siquiera he aceptado y ya me tiene loco.

—¡Pst, Cam! ¿Ya acabaste el bodegón? ¿Podrias ayudarme?— Pidió mi mejor amiga, catapultando mis pensamientos a algún lugar de mi mente. Y espero que no vuelvan pronto. —Por fi, es que es muy difícil para mí, ya sabes, puedo pintarme una uña por accidente o algo. ¡Primero muerta que ridícula, amigo!

—Tan sutil como siempre querida amiga, tu mote no te queda corto.— Le respondí. Erica Adams, alias Estrella es lo más diva que verás por estos lados. Por muy vanidosa o superficial que pueda llegar a parecer, no lo es en realidad, es una de las personas más gentiles, leales, y amables que conozco. Y su carisma no se queda atrás, y admiro eso: muy apesar de que alguna vez haya sufrido matoneo y eso haya dejado destrozado su autoestima, ella se levantó como una campeona aún más fuerte que antes. Puede que a veces se pase de carismática como ahora, pero es muy agradable. Normalmente dice este tipo de cosas solo como ocurrencia, pero según veo ahora, creo que tal vez es en serio. —Ahora, ¿por que no eres capaz de hacer algo tan fácil? Eres una de las mejores artistas. No me digas que te arreglaste las uñas o algo así solo por Simón. ¿Una cita o algo así?




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