Tres Cartas A Santa Que Piden Lo Mismo

CAPITULO DOS - HACIENDO LAS CARTAS DE PETICIONES

CAPITULO DOS

HACIENDO LAS CARTAS DE PETICIONES

Los deseo más puros de nuestros corazones son los que verdaderamente el universo escucha, había amanecido un sábado glorioso, ni frio, ni calor, luminoso, un cielo despejado en un tono azul que se perdía en la distante inmensidad, ya oía a mi pequeña correr hasta mi puerta desde su habitación,

−mami, mami ya es sábado, es sábado, vamos a escribir las cartas −, dijo en mi puerta, mientras daba saltitos de bulliciosa alegría,

−ya levántate, voy a despertar a la abuela−, decía mientras salía corriendo hacia la otra puerta del pasillo, abriendo con cuidado como le había enseñado, para no hacer ruidos violentos, aunque sabia que ya mi madre debía estar despierta, esperando por el repetido y diario ritual de “ser despertada por su nieta”, mientras se hacia la dormida para no desilusionar a su “vidita” como le dice ella, la pequeña abrió la puerta lo suficiente para que su pequeño cuerpo pasara, y con pasos cuidadosos llegó hasta la cama,

−abuela, abuela−, susurró muy suavecito,

−abuela, ya es de día, ya es de día, es sábado−, le dijo con su voz un poco mas alta, mi madre sacó sus brazos debajo de las sábanas, estirándolos sobre su cabeza y fingiendo un bostezo le dijo, mirándola como si estuviera medio dormida,

−ya es sábado, y que vamos a hacer hoy, es día de levantarse más tarde−, le dijo tratando de meter sus brazos bajo las sábanas de nuevo,

−no abuela, no te duermas, hoy vamos a escribir las cartas, recuerdas, lo prometiste ayer, vamos, vamos −, le dijo rápidamente mientras subía a la cama y trataba de tirar de las sábanas,

−esta bien, esta bien, ya estoy despierta, ya estoy despierta−, sonreía mientras tomaba a su nieta en brazos haciéndole cosquillas, y le daba besitos en sus sonrojadas mejilla y reía a carcajadas,

−vamos abuela, vamos−, dijo bajando de la cama y corriendo hacia la puerta,

−voy a sacar de la nevera los huevos para el desayuno, apúrate, los quiero con ojitos −, le dijo sonriendo mientras caminaba por el pasillo hacia la cocina,

−no olvides…−, no termino de decir la frase cuando la niña le respondió,

−si abuela, los pongo en la cesta de uno a la vez, para que no se me caigan y terminemos haciendo una tortilla−, le dijo segura con voz firme, a pesar de su corta edad, tenia un amplio vocabulario, además de ya leer y escribir muchas palabras perfectamente, como resultado de la dedicación en su educación de las dos mujeres que vivían por ella,

Prepararon y tomaron el desayuno rápidamente, dejaron todo ordenado, dirigiéndose a tomar todos los implementos y materiales para escribir las cartas a Santa, papel de hermosos colores rojos y verdes eran cuidadosamente adornados con motivos navideños, campanitas doradas, hojitas y frutos de muérdago en tonos abrillantados dándole esplendor a los que luego de doblados se convertirían en los hermosos sobres donde se esconderían las cartas de peticiones,

−como se escribe quiere abuela, mami? −, preguntó la pequeña, rápidamente se escucho la doble voz respondiendo rápidamente,

−con q y u, mi amor, te ayudamos−, dijeron madre y abuela a la vez, mientras ambas se reían,

−no mamá, no abuela, yo puedo, ya puedo escribir bien la palabra quiero, pero estas cartas son secretas, solo Santa las puede leer, si no, no se cumplirán mis deseos−, dijo la niña con seriedad y firmeza,

−está bien mi amor, solo quería ayudarte, pero si tu puedes, está bien−, le dije a mi hija, tratando de que mi ojos no dejaran salir las lagrimas represadas en ellos, terminamos de escribir las cartas y luego las dejamos ligeramente ocultas entre las ramas del árbol de navidad, antes de la hora del almuerzo decidimos salir al centro comercial para hacer algunas compras que faltaban y luego realizar un almuerzo tarde en los locales de comida rápida del centro comercial, así que ninguna vio lo que escribieron las otras dos en sus cartas, pero lo que ellas no sabían era que eran las mismas peticiones, solo que formuladas de manera diferente hacia la misma persona,

−quiero que mi papi regrese−, susurro la pequeña, “querido Santa, esta es una carta muy importante, por favor léela, mi papi se fue antes de que yo naciera, así que no se como es, por favor tráelo de regreso, yo quiero a mi papi, tu sabes lo que quiere mi corazón, que mi mami y mi abuela sean felices, regresa a su esposo a mi madre y su hijo a mi abuela,

Gracias Santa, pero si puedes también quiero mi scuter nuevo”




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