Tres desamores una ciudad

INFRAGANTI

Ya estando en casa, Clarice se desnudó y se puso la camisa de Anyel, se sentía tan bien, ese olor era suyo, ese olor quedaría impregnada en ella, con sólo sentirlo era feliz, fue a su cama y estaba tan extasiada que quedó profundamente dormida.

En otro lado, en la oficina Bea se quedó preocupada por Clarice se miraba realmente triste así que decidió ir a su apartamento y averiguar qué es lo que le sucedía.

Terminó todos los asuntos de la oficina y le pidió a Víctor que le llevará.
Llegados al edificio de toparon con Anyel que llevaba fuera de la ciudad varios días y hoy había regresado.

Subieron juntos el ascensor y mientras subían Bea le contó cómo había estado Clarice.
Esto preocupó mucho a Anyel, se preguntó si él sería el culpable de eso.

Juntos llegaron a la puerta y tocaron, nadie contestó, Bea recordó que aún poseía unas llaves, así que decidió abrir la puerta, Anyel la acompaño.

Ya adentro no vieron nada fuera de lugar, Clarice no estaba en la sala principal así que pensaron que talvez estaría en su habitación.

Bea seguía llamándola pero no contestaba, se acercó a la habitación pero no sé atrevió a entrar pues recordaba que ella dormía desnuda.

Llamó con una voz más fuerte y al fin contestó Clarice.
Estaba sorprendida de oír a Bea llamándola en su apartamento, así que no lo pensó mucho para salir de su habitación .

–¡Bea!
¿Qué haces aq....?–Clarice se quedó muda de los impresión al ver a Anyel nuevamente en su apartamento.

–Me preocupaste está mañana en la oficina, así que decidí venir a verte luego de terminar el trabajo.
Anyel decidió acompañarme para ver si todo estaba bien aquí.–

–¡He estado fuera de la ciudad, y hasta hoy regresé, si que cuando Bea me contó, decidí acompañarla!–

–¡Ya no duermes desnuda!
¡Eso es bueno!
¡Aunque... que curiosa pijama!–

Anyel se quedó pensativo, al ver la camisa que vestía Clarice, no solo era demasiada parecía si no que era una de las suyas.
¿Como es que ella la estaba usando?

_¡Se parece a las que diseña la madre de Anyel!
¿Ya no es colección exclusiva , ya están disponibles para el público en general?–preguntó Bea a Anyel.

–¡Si!
Sólo ha guardado los mejores diseños para mí padre!–

–¡Qué bien!–dijo Clarice

–¡Ya vi que todo está bien aquí, debo irme, Víctor ha de estar preocupado!
¿Vamos Anyel?–

–¡Si, Bea, te sigo!–

–¡Adiós!
¡Gracias por preocuparte Bea!–dijo Clarice.

Bea y Anyel salieron, e iban hablando por el pasillo.

–¿Rita ya trajo a Azul de nuevo a la ciudad?–

–¡No, hasta mañana!–

–¡Cuando regresen me la envías directo a mi casa!–

–¡Por supuesto!
¡Yo mismo me encargaré! –

–¡Gracias Anyel!–dijo Bea mientras entraba al ascensor y se despedida de Anyel.

En su apartamento Clarice se sentía disgustada de que Anyel la había visto usando su camisa.
Estaba buscando algo que ponerse, pero no le quedó tiempo por qué tocaban a su puerta: era Anyel, quién de inmediato se regresó al despedirse de Bea.

–¡Clarice, ábreme!–

–¡No puedo, voy a vestirme antes!–

–¡No lo hagas!
¡Quiero verte así! –

Luego de un momento los puerta de abrió lentamente.

–¡Me fascina como te queda mi camisa!–

–¡No es tu camisa, es otra!–

–¡Son colección exclusiva!
¡Inventé lo de hace rato!–

–¡Oh!–

–¿Me dirás cómo es que la andas puesta?–

–¿Así que.. estuviste fuera de la ciudad?–Dijo códice tratando de cambiar el tema.

–¡Si!
Como se suponía que yo dejaría de existir hace más de una semana atrás, había preparado ciertas cosas en mi ciudad pero como aún existo pues volví para dejarlos como debían estar.–

–Ya veo.
¿Y cuando te fuiste?–

–El mismo día que me echaste de aquí.–

–Y hasta hoy regresaste–

–¡Si!
¡Hasta hoy regresé!
¿Por qué?–

–¡Nada, mera curiosidad!–

–¡Creo que me iré!
¡Terminaré de llegar!–

–¡Bien!
¡Nos vemos luego!

–¡Si!
¡Nos vemos luego!–

Anyel estaba a punto de salir cuando se sintió un idiota por no haber agradecido aún el haberle salvado, así que rápido dió media vuelta, sorprendiendo a Clarice y le dió un fuerte abrazo y un muy cariñoso beso.

Clarice lo estaba disfrutando, ese olor tan mágico que nuevamente la estaba envolviendo hizo que ese beso se convirtiera en algo más pasional.




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