DECISIVAS

—¿Ya decidiste que le dirás a Clarice?
¡Lleva casi una semana esperando tu respuesta!—preguntó el doctor Nord a Roch en su oficina.

—No.
Estoy un poco indeciso—

—¿El síndrome amnésico te hace dudar?—

—Quiere estar conmigo por qué en realidad quiere o lo hace por qué no recuerda a ese idiota—

—Si yo fuera tú, le diría toda la verdad y la dejaría que conversará con el vecino, talvez hablando con él tenga un detonante , comience a recordar todo y si es cierto que quiere algo contigo, siempre lo hará—

—¿Y si no?—

—Es un riesgo que tendrás que correr mi estimado amigo—

—Iré a verla—

—¡No le alteres!
Mucho trabajo costo que ella me aceptará como su doctor, y si lo haces no sabré como dominar a la fierecilla sin ti—

—¡No, descuida, no lo haré!—

—Pronto tendrá el alta—

—¡Te agradezco mucho la paciencia que le has tenido ya que ella no te quería como su doctor!—

—¡Este es otro favor que algún día tendrás que pagar!
¡Lo sabes muy bien!—

—Supongo.
¡Nos vemos luego!—

Roch salió de la oficina de su colega y se dirigió hacia la habitación de Clarice.
Al llegar la notó muy cansada.

—¡Hola Clarice!—

—Recién he despertado y aunque permanezco sólo dormida me ha dado cuenta que no has venido a visitarme en estos días—

—Dado tu condición decidí darte tiempo para que te recuperes lo más pronto posible—

—Ya veo.
No me estabas evitando.
Sólo quieres que me recupere pronto—

—Así es—

—¿Y seremos pareja?—

—Lo he estado pensando y—

Roch no terminó de hablar, veía en el rostro de Clarice cómo se dibujaba una súplica.

Mientras esto sucedía Anyel se enfrentaba a algo similar.

—¡Por favor no Rita, no otra vez!—

—¡Te aseguro que te escuché nombrar "Clarice", la primera vez que lo hicimos—

—¡No!
Ya te expliqué que no fue así!—

—¡Oye, me gustas!
¡Pero ya sabía que te interesaba alguien más!
No quieras negar este asunto—

—Si, era posible que hubiera otra chica pero eso ya pasó, quedó olvidado—

—Lo que tú digas—

Anyel se quedó pensativo, tenía mucho tiempo sin ver a Clarice llegar a su apartamento, algunas veces tuvo la intención de ir a tocar a su puerta pero pronto desistia al recordarle besando a ese joven.

Por su parte Clarice aún no se había decidido si aceptar la oferta de Roch de ir a su casa a pasar unos días mientras seguía su recuperación con los cuidados de la madre de él o ir a su apartamento y contratar a una enfermera.

—¡Mi madre lo hará con mucho gusto!—

—¡Me sentiré como una inservible!—

—¡Por favor!
Cuando se enteró de tu estado, se ofreció a cuidarte!—

—¡No quiero ser una molestia!—

—¡Serás una compañía!—

—¡Déjame pensarlo!
¿Si?—

—Muy bien.
Tienes hasta la próxima semana—

—Y... tú ya te decidiste—

—Si te daré una oportunidad pero debes permitirme investigar algunas cosas, primero—

—Me dirás cuales cosas—

—En su momento—

Pasado unos días Clarice se fue a la casa de Roch a seguir recuperándose, y él fue a recoger unas cosas al apartamento de ella.
Mientras Anyel abrirá la puerta de su apartamento vió que se cerraba la puerta de Clarice y corrió hacia ella, empujándola.

—¡Qué sucede!—gritó alterado Roch.

—¿Y Clarice?—

—En mi casa, donde debe estar—

—¡Qué!
Ella no quería nada contigo—

—Talvez, pero no es el caso.
Olvídate de ella—

—¡Por supuesto que no!
Sé muy bien que a quien quiere es a mi!—

—¿Sabes?
Tú la abandonaste y hoy está conmigo.
Por tu bien es mejor que te mantengas alejado—

—Quiero oírlo de su boca—

—No te preocupes, lo harás—

Luego de ese pequeño incidente Anyel se marchó y Roch siguió recogiendo algunas cosas de Clarice.
Pasados muchos días ella sintió el deseo de ir a ver su apartamento, Roch se sintió un poco preocupado por su posible reacción al ver a Anyel su es que se lo llegasen a encontrar.

—Llévame—

—Si lo haré pero más adelante—

—Roch, por favor—

—Clarice, aún estás delicada—

Luego de mucha insistencia de parte de Clarice, se dirigieron al apartamento, estaban en el ascensor y al momento que la puerta se abrió Anyel estaba parado enfrente esperando.
Rápido se formó una sonrisa en su rostro.

—¡Clarice!—