Tres días en la oscuridad

13. Sorpresa

—Verdugos —gritó. señalando las bestias que nos estaban atacando. Eran por lo menos treinta bestias.

Los demonios flotaban sobre el suelo, sus pies apenas lo rozaban, se acercaron a nosotros, con una atemorizante mueca llena de colmillos afilados y los ojos rojos que emanaba llamas provenientes del infierno. Al parecer no tenían piel, se veía la carne expuesta y putrefacta, los impulsos por salir corriendo eran fuertes, pero el chillido era hipnotizaste, nos estaba debilitado cada uno de los músculos del cuerpo. Caímos  de rodillas y con los codos apoyados en el suelo, sentía como el sudor brotaba de mis poros y de nuevo el dolor me hizo recordar que aún seguía siendo humana.

Uno de los verdugos al llegar a donde yo me encontraba, puso sus manos a cada lado de mi cabeza, el viento soplaba haciendo que mi cabello se enredara en sus dedos cubiertos de carne putrefacta y viscosas, apestaba.  Me dieron ganas de vomitar, pero no tenía las fuerzas suficientes para eso.

Una risotada explotó en el ambiente y segundos después más risas ahogaron el chillido.

—¡Niña tonta! si no hubieras roto la cadena de luz, serían libres —dijo con voz gruesa, pero tan baja como un susurró. El grito seguía siendo fuerte pero las voces de las bestias se escuchaban más fuertes a pesar de que eran murmullos. Intenté controlar mi cuerpo, ya no debía demostrar el miedo y esté debía desaparecer. Recordé lo que le paso a mi hermano y eso me daba el coraje para salir adelante.  

Una fina capa de energía oscura me encerró formando una burbuja. Liberándome de la opresión del llanto agonizante. La burbuja me suspendió en el aire poniéndome de pie, pero me sentía tan débil como el principio, era como si fuera una muñeca de trapo, con lo poco que me quedaba de fuerza, sujeté a Arya entre mis delgados dedos, traté de observar hacia los lados y pude ver a mis compañeros, que se encontraban en la misma situación que yo, el único que estaba fuera de esto era Arex.

Levanté la cabeza, tardando más de un par de minutos para lograrlo por completo, miré al cielo y pude observar una legión de ángeles con armaduras doradas y resplandecientes como el sol. Se encontraban listos para atacar, pero necesitaban la orden de su líder, nuestro líder. El problema es que aún no era el tiempo indicado, sino hasta que terminara el tercer día en la oscuridad.

—Aún tienen aproximadamente un día para hacer lo que quieren con la humanidad y como nosotros estamos aquí, para interferir en sus planes de destruir la Tierra. —dijo Ezequiel en nuestros pensamientos.

“¿Qué podemos hacer?” pensé, con énfasis, para que escucharan mis pensamientos.

—Izy, no necesitas gritar —dijo Gail en mi cabeza.

“Okey”.

—Arex, quizás pueda hacer algo —pensó Tristán.

—¡Chicos! Creo que mi espada se quedó en medio de la calle —pensó Abigail preocupada, casi llorando.

—Eso es. Arex nos ayudará con tu espada Abigail. ¡Bien hecho! —pensó entusiasmada Ely.

—“Pero, ¿cómo nos podemos comunicar con él?” —pensé.

Yo lo haré. Nuestros pensamientos están conectados desde la vez que le ayude a desacelerar su transformación —Ezequiel nos dijo en su mensaje.

¡Arex! —dijo Ezequiel en la cabeza del joven mientras que nosotros también escuchábamos —es tu momento de luchar y ayudarnos, toma la espada de Abigail. Tendrás que matar al verdugo que me tiene atrapado, ya que yo esté libre, ayudaremos a los demás.

Arex asintió con la cabeza.  Cautelosamente se acercó hacia donde estaba la espada, intentábamos no ver fijamente lo que él hacía para no delatarlo con la mirada, pero los verdugos estaban juntos formando un círculo, en él hablaban con su voz gruesa y áspera, que era inentendible, al poco tiempo desintegraron la formación. Parecía que buscaban algo en el suelo y no nos prestaban atención.

Arex se veía confundido con todo lo que estaba pasando alrededor, pero en menos de un minuto ya había encontrado la espada de Abigail, la tomó entre sus dedos, la espada se puso al rojo vivo, le quemó las manos, de ellas le salieron ampollas sangrantes. El chico era fuerte, aguantando el dolor que está le infringía. Corrió hacia el verdugo más cercano, tratando de no ser visto. Cuando él estaba lo suficientemente cerca de la bestia, le enterró la espada en la espalda, el verdugo cayó de rodillas y lo degolló. De repente, otro verdugo estaba muy cerca de él. Golpeó a Arex en la nuca un par de veces, haciéndolo caer boca abajo. El joven perdió el conocimiento.

Abigail gritó al ver como el verdugo le enterraba a Arex, una daga negra con un cuervo plateado en la empuñadura, podía imaginar cómo se escuchaba la hoja afilada rajando la carne de Arex mientras que él gritaba de dolor. Cuando sacó la daga pude escuchar en mi mente el asquerosos sonido que producía la carne al ser cortada. 

La burbuja de Abigail se desintegró justo en el momento en el que Arex mató al verdugo. Haciéndola caer tendida en el suelo. No fue mucho lo que duró ahí. Abigail, al ver lo que le acababan de hacer a Arex, se puso en pie para matar a ese desgraciado demonio. Ella saltó en el aire y con un ligero movimiento decapitó al verdugo que había lastimado a su compañero. El corte fue tan limpio que ni sangre había salpicado. La burbuja de Ely se reventó al instante, lo primero que hizo ella, fue matar al verdugo que estaba cerca de mi burbuja. Le trozó una pierna y después la otra, el demonio gritaba y se ahogaba en su risa al mismo tiempo, al cortarle la garganta, el verdugo sacó su espada para defenderse, pero fue demasiado tarde Ely le terminó de  cortar la cabeza. 



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En el texto hay: angeles, demonios, apocalipsis

Editado: 01.11.2020

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