Tres Jardines - Escucha lo que Habla

EL MIAIEL

La llanura de suelo humífero vestía pastizales naranjas en Coaltiem frente a Erniliel, fue el reposo nocturno de los leiyas aquella noche de Manur; volver a su hogar era una cosa de alegría y ocio para ellos, mucho hablo Glandalina de lo ocurrido y de lo que no pudo saber por ser tiempo reciente lo relleno con historias laomi Alfañas. Con el amanecer llegaron laomi Sumnen y laomi Suñime trayendo las pulseras que fueron a buscar en su taller iergil de Alibrion; entonces comenzó el primer enjuiciamiento por los daños de Yashia. La anciana saco de su pecho a Arnaguel y el ojo flotante soltó desde su esclerótica al mutgari que algo aletargado pudo poner en movimiento sus músculos después de estar catatónico en el ill de la ganguster; al verse rodeado de los lileimunil no pudo evitar recordar lo que su abuela le había dicho entregándose mancebo al castigo de las pulseras que Suñime coloco en su muñeca; y en otro suspiro resignado la anciana antes que comience el interrogatorio se despidió porque su trabajo había acabado, dejando en manos de los leiyas las circunstancias que llegarían. 

Cuando los leiyas terminaron de hablar con Quilax dándole noticias que iba a ser enjuiciado no solo por los daños de Japkus, sino también por volver Meine un desierto; aunque quedaron al tanto de que el llevaba la cárcel de los lileililian y que Miras huyo por algunas de las puertas del Alguir; fue cuando laomi Sumnen se acercó y le coloco en uno de sus canales auditivos una semilla de Meri Enal y el gebri desapareció absorbido por el suelo; lejos en Guillar laomi Eliem fue a buscarlo debajo de la copa florida de Meri para llevarlo a un cubiculum sellado por ella. Al principio el inyari se extrañó de la confianza del joven que no representaba aparente reto para el sin siquiera tener su mirtra disponible, pero cuando descubrió que era el Alimalial de la isla, decidió seguirle sin causar problema. 

Cierto era que ser Alimalial, era un beneficio doble para las criaturas, por un lado, tanto Tilus como Meri podían beneficiarse de la comunicación con su anfitrión y por el otro los Alimaliales tenían a disposición los beneficios de estas criaturas poderosas. Cierto también era que el poder de Tilus estaba más allá de la comprensión de cualquiera, pero el de Meri Enal se extendía fuera de la isla por sus semillas. Viajar a través de Meri Enal era de un solo sentido, siempre volviendo a ella a través de sus semillas, beneficio que uso Miras y Clisfonchil hasta el cansancio. Sus semillas estaban forradas con un micelio que se comunicaba con ella cuando era introducido dentro de un cuerpo, así el árbol, lo traía como si fuera un impulso neural hasta la isla; hasta donde había detectado Meri Enal su micelio nadie sabrá nunca. Pero lo que, si se conocía era que nadie que ella reconociera su aroma jamás escaparía de su red dentro de Eorgilmunil, porque su red se unía por las mismas esporas del micelio de sus hongos a las del suelo de todos los continentes. Que sus semillas sean una herramienta de viaje solo significaba una cosa, el árbol jamás daría descendencia o frutos. 

Al tercer día de la llegada leiya, volvieron los Ialuses a Guillar para responder al llamado de Meri Enal  y los lileimunil fueron a Miriar a traer a los Iluses que faltaban, fue así como Ialu Iaol se encontró con Euras otra vez, Ialusa Grelgala y su hija Ialusa Raquisba también llegaron; además Ialusa Jeria y Emil Delnora. De Japkus vinieron los Ialuses: Rael, En Niel, Yalto, Donel, Tona y Euras entre los nalas; los Ialuses de Korunda: Entil, Tenf, Exrra y Alafila Flunmila con el clearrind en representación de su madre Ialusa Falchila; en cuanto a los eiquel Emila Macca envió para acompañar a Ialu Ielrri a los Kurumes Suelcia, Mulai, Lankanis y Velsayi. Solo se esperaba que llegase la Ialusa Alunal de los miurkig para comenzar el juicio de Eorgilmunil. 

No se hizo esperar el asunto del contrato que Mumflei se dirigió con Aitos para cederles sus tierras de Flanpir teniendo a su hermana como testigo. Las carpas blancas que alojaban a todos los congregados en Celmos, solo contaba con catres, mesas con sillas y algunos que otros baúles donde se hacían llegar las provisiones en loliras por los aliqueniles de Korunda que habían sido notificados de la llegada leiya.   

—Si algunos de nosotros conociéramos la forma de encontrar a Silma o Tilus te la daríamos gratis —le dijo si hermana mientras labraba un documento por escrito en vaualin donde se daba por pago de los servicios del norocado las tierras de Emil Mumflei Closlaial en Flanpir. 

—De verdad Silma debe ser la sensación, de un puñetazo desmayo a kurume Mulai en el abinol —comento con alegría Clislun que estaba de testigo como el resto. 

—Tilus es importante para nuestro jardín, de cualquier manera, no podemos perder el tiempo sin buscarlo —dijo Caronfil, cuando Mumflei y Aitos firmaban el contrato. 

—¿Nos van ayudar?, Fuclio y Suñime están buscando la manera de encontrarlos —pregunto Nolaski. 

—Este Fuclio es un sentimental —pronuncio con ironía Flunlis. 

—Silma es nuestra familia también, claro que pueden contar con nosotros, incluso para ir en contra de los leiyas —le respondió Flunmila. 

—Ahora que las cosas están claras; Alimalial Eliem también esta adentro, prometió ser discreto y me informo que Meri Enal estaría dispuesta a devolverlos a Eorgilmunil donde sea que esta búsqueda los lleve, la incógnita aquí es quien tiene la información de dónde empezar la búsqueda —dijo Aitos. 

—¿Acaso no te pagaron para ese trabajo? —le comento Folkofi que estaba junto a Konaf quien sostenía el volfandir de la carpa. 




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