Tres Jardines - Escucha lo que Habla

WAÑIN

Qué lugar más calamitoso era Eorgilgalmina, un gigante como tantos otros, pero sin duda el único en su tipo, único en la creación, el primero y el último con sus fenómenos. Una creación que no debió ser creada, una pieza insumisa que se escapó extrayendo para si facultades que les negarían al resto de la materia; un jardín tan viejo que hasta nosotros no vimos su nacimiento. 

Cuando el Mimilti pensó en existir y éxito, en el momento que su luz se extendió en el universo descubrió la presencia de Eorgilgalmina. Así nació aquel terrible lugar, sin permiso de su creador, un jardín metafísico, donde la materia, el ill o cualquier otro elemento abstracto e inimaginable aflora, donde la carne, es y no es, donde solo prevalece el ser y su conciencia limitada por un cuerpo que poco se reconoce como vivo. Caminar allí cambiaba cada célula de las criaturas, vivir ahí se infundía entre la locura y el estado más violento de la supervivencia.  

No era un jardín huérfano que vagaba por la creación buscando una masa que lo haga caer en su baile geodésico. Estaba orbitando la más antigua luz conocida como Tirbu; hilos invisibles de los destinos se unían al suyos. Su atracción era perpetua para cualquier materia que ganaba masa en malicia ya que al final de su viaje era donde habitarían los condenados. 

Tirbu golpeaba en cada amanecer el cielo con cientos de kaxquera, cada una raptada en su viraje estelar, acopiando cada cuerpo huérfano como naves en las conquistas de otros jardines. Un gocadro de Eorgilgalmina duraba varias centurias de kafkuls, un midreno era equivalente al kafkuls de Eorgilmunil. Cada estación de su recorrido alrededor de Tirbu era más terrible que la anterior siendo las estaciones infernales de Drucuro y Mecandre; y las heladas de Oxore y Peritex. Cada dexerio que equivalía al guaf y al mes terrestre, era tenido en cuenta por la kaxquera más antigua del jardín llamada Turjix. 

Que compasivo siempre fue nuestro creador que jamás le negó a toda criatura el aplacar la sed que exige la carne y en algunos casos la no materia; es así que la masiva cuenca de agua que existió era el océano Obliplit en las costas norte separando el supercontinente Coxcleolli del polo; que sus aguas chocaban con violencia en sus acantilados estériles. El polo sur era una llanura oscura y congelaba, donde las ventiscas entumecías las almas de sus pobladores.  

No se conoció en Coxcleolli una división política con limites permanentes como para llamarlos reinos, algunas aparecían y otras eran absorbidas tras la conquista; los territorios estaban en constante pugna por los mutgones más fuertes conocidos como deotices, eran mutgones con un poder casi tan grande como los muelmas y tuchnomixnas. Las regiones eran conocidas como teolpiles tenían límites que avanzaban o retrocedían dependiendo de su poderío. Algunos teolpiles lograron mantener sus territorios con pactos que consolidaron sus nombres; aunque el dueño de cada toelpil podía cambiarse tan rápido como la muerte del deotic a manos de un adversario.  

En Eorgilgalmina se conocían veinte toelpiles; como era un planeta con un supercontinente que abarcaba más del setenta por ciento de tierra limitado por un océano tempestivo separándolo de una pequeña porción de hielo polar y tierra. Los casquetes polares que permitían la existencia de gravedad eran: al sur Peacult unido al continente, su último doetic era Delpoial único en su régimen siendo un lilixeaca; en el polo norte estaba Accult donde se ubicaba la residencia de Ialusa Tlatlicolme, en las orillas este había una pequeña villa donde residían los privilegiados de verla, su quinto deotic era Ploedri un cualchoctlo.  

Coxcleolli era el desierto, la intemperie, el gran campo de batalla donde chocaban las voluntades corruptas, de hecho, toelpil seria «campo desértico» en olgal. Desde la línea media de la esfera masiva hasta el sur estaban los teolpiles: Boapic con el único deotic Coquicli el primer tustochmil; Laquej del cuarto deotic Oxarra un texigmolix; Eoclix con el séptimo deotic Majmej un puelfocmix; Tleaplo del tercer deotic Joection otro puelfocmix; Aquianij del décimo quinto deotic Uncro un mixatlol; Poantle del octavo deotic Emodri un cailimipoc; Acrogri del décimo deotic Pualxa un cualchoctlo; Xeaque del temible único deotic Kueltli de los primeros cualchoctlo; Cortem del deotic Llelt un texigmolix; Erridru que también como Tleaplo se extiende hasta el ecuador, con el sexto deotic Paramgli un mixatlol y Ellotlix con el quinto diotic Memimoxa un lilixeaca. Al norte del continente estaban los toelpiles: Okajet del veinteavo deotic Poqueonte también tustochmil; Llueltil del décimo tercero deotic Cagretion un cailimipoc; Tlaclexis con playas al océano Obliplit del séptimo deotic Terionte un lilixeaca; Jej con salida al océano, con el segundo deotic Queglac un puelfomix; Cococpli limitado en el océano del segundo deotic Allamalt un mixatlol; Xujme del octavo deotic Quilliaj un tustochmil; y Taejmixnan del cuarto deotic Fexarionte el custodio del Ialu Utalmuf un mixatlol temido incluso por los otros deotices.

La geografía de Eorgilgalmina no era diferente a la naturaleza de los mutgones, ni más terrible de lo que haya mencionado Eleiraquim, tenía grandes extensiones de desiertos congelados o áridos, estepas, y mesetas de pastizales. Las cordilleras se elevaban constantemente y los temblores o terremotos sacudían cualquier ciudad que existiera, no había tranquilidad en ese habitar. Los animales y vegetales eran tan peligrosos como el suelo con constantes sismas. 

Cuando el arpón de Lankanis atravesó el cielo encapotado del toelpil Laquej; el ill fue desvaneciéndose a medida que la cadena entraba en la tropopausa, el ill de la ilorisa no era tan poderoso como para trascender miles de miles de años luz de distancia; pero la cadena cayo inexorablemente sobre la masa que la esperaba al final del viaje; las criaturas que llegaron con la gran cadena solo contaban con su agarre para no perderse. Al cruzar jardín oscuro cambiaron su forma perdiendo sus colores, todos fueron mutgones de ojos negros con pupilas rojas, entre la sorpresa y los vientos gélidos portentosos hasta su habla vaualin había cambiado al olgal. El arrastre se intensifico cuando pasaron la barrera de nubes que llegaba desde Peacult y terminarían en Oblipilt. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.