Tres Jardines - Mirada al Oriente

MUMFLEI EL FUCCAN

Salieron por el norte de Zugmun entrando a Oleilian rumbo Erniliel un cordón montañoso que recorría todo el norte de Korunda desde el reino vualayin Carñaf en la provincia de Josinan, todo el norte de Oleilian en las regiones de Coaltiem y Fasmira, terminando al este en la montaña de Ilguelgal en la provincia de Garlap en Kurlanf; y desde ahí se desprendía otro cordón montañoso que finalizaba al sur conocido como Alclinf. Antes hicieron parada en la atalaya de Alibrion para pasar por el pueblo de Quingal por provisiones en la región de Melanquir.   

 

Al comienzo no existía una atalaya en Melanquir, ni siquiera existía vida en Eorgilminil. En ese tiempo una antigua guerra por poder se desarrollaba entre los aliqueniles mutgones en las regiones desoladas del universo, todo era oscuro y provechoso para el mal, los muelmas y tuchnomixnas se refugiaron ahí como campamento. Cuando Mildor Akis llego a Eorgilmunil pensó en buscar otro lugar, pero las condiciones de esa tierra eran buenas, entonces pidió ayuda al Mimilti y el respondió en auxilio. Del cielo bajo la primera luz sobre la oscuridad en forma de fuego en gravedad cero —una enorme esfera azulada y naranja que orbitaba sobre su eje—. Ese fue el primer y único signo que el Mimilti regalo a las criaturas de carnes un fuego inextinguible que derritió el hielo dejando libre el suelo para ser fecundado. Mildor a través de él podía comunicarse con el señor de las luces, cosa que ninguna otra criatura pudo después. Una vez terminada la pelea Ilonos y los mutgones desterrados huyeron del jardín. Entonces el Mimilti ordeno a Mildor Akis que construyera una atalaya para guardar el fuego inextinguible, justo después de la edificación donde se guardó el comunicador del Vielminiemi, el creador bajo en forma de nube para acompañarlo a donde quiera que camine.  

 

La atalaya estaba construida en la cumbre de una elevación geológica que miraba el bosque de Olimeims. Akis edifico una atalaya cilíndrica de trescientos metros de altura con una solo entrada en su techo por el cual se llegaba volando o por una escalera caracol la pared. En su interior había una habitación austera con una butaca y en el piso una puerta de doble hoja tan grande que podía caber hasta un miurkug que llevaba al resto de la edificación descanso del fuego inextinguible. Cerca de la atalaya había una cabaña construida en piedra y madera; tenía un salón comedor al que se le unían cuatro habitaciones, junto a ella un baño, detrás una huerta y el aljibe; además en la cercanía estaba la herrería de Suñime.  

   

Vivir como el encargado de avivar el fuego de Alibrion era una tarea solitaria y en ciertas ocasiones se recibía visitas. Había un tratado pactado por todos los pueblos de Eorgilmunil incluyendo a los mismos lilemunil sobre el uso de las cenizas del fuego. El tratado de Lileililian estipulaba que solo el designado a avivar el fuego velaría por el correcto uso de sus cenizas y evaluaría humildemente a quien dar y el uso que se le dará. Como el fuego era un signo divino del Mimilti, el mismo confirmaba la veracidad de su existencia lejos de cualquier misterio. Siendo el avivador una criatura importante para mantener la comunicación con el creador, este debía tener un corazón humilde y libre malicia, de lo contrario el fuego lo rechazaría azotándolo con látigos de fuego o la muerte; por eso era un lugar temido por los mutgones; hasta el momento en todas las edades del jardín Mildor Akis fue el primer avivador, luego Jantor el lileililian, le sucedido por Eliamf Eroms el leiya, sucedido por Urolo Lim el olya hijo de Umiel Lim y Ameol Lim, sucedido por el Curan Arlago Yelmeret de Odian eminke de Suñime.  

 

—Laomina Melmones, kuindar Leulin y Silma bienvenidos sean —se aproximó el vualayin cuando los vio aterrazar frente a la cabaña.  

 

—Sumiñe amigo te volviste una parada obligada —dijo Melmones cuando lo abrazo.  

 

—Pasen por favor... —y abrió las puertas de la cabaña de par en par para que Leulin pudiera entrar ya que el techo era alto y el salón espacioso.  

 

—¿Nos podrías hablar sobre esto? —dijo mientras ponía en la mesa una lolira que estaba vacía.   

 

—Por el Mimilti —dijo al conocer una de las loliras que le había llevado a Jalmer en su última visita—. Es evidente que el trabajo no es mío, pero en su proceso de fabricación posiblemente contribuí... —suspiro—. Silma si tienes sueño ve a dormir quizás sea una conversación larga —la joven miro a su eminke y asintió con la cabeza, entonces se levantó y fue a una de las habitaciones. La cabaña era inmensa porque los leiyas fueron tan grandes como Leulin y sus hijos los olyas nacieron del tamaño de los lileililian—.  Hace unos kafkuls atrás llego una comitiva de Terri con un pedido del Ialu; como ameritaba el caso fui a ver a Ialu Piterriel y me encontré con Miras también, me contaron sobre las arquitas y que algún día sería necesario contenerlas para volver a esconderlas. Querían probar si las cenizas podían ser un camuflaje. Yo les di mi consentimiento y permití que Miras experimentaras con las cenizas, era el único que podía acercarse después de todo... Resulto como el predijo y después entregue la cantidad que me solicito para llevárselo Ialu Piterreil y el mando a hacer las loliras.  

 

—Es algo difícil de creer, tanto que si no fueran ustedes lo que hablaran sobre esto pensaría que es un cuento.  




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