Tres Jardines - Mirada al Oriente

SOARFRES

Al principio se descocía el «ill» hasta que en un momento dado se manifestó en el mirtra. El primer gran ilori de Eorgilmunil fue Jantor; cuando esta condición apareció Mildor Akis que cuidaba de los lileililian pensó que era una enfermedad benigna del tra, aunque en aquel tiempo fuera del calendario no había otra criatura además de Jalmer para comparar la diferencias entre el ill y el mirtra. De algo estuvo seguro, el mirtra que llevaba en su tra la enfermedad ill podía perdurar incluso después que las criaturas se alejara distancias inmensurables. Cuando llegaron los leiya al fin Akis pudo comparar la condición de Jantor con los otros nacidos iloris como Alali Ilms, Ulmiel Lim, Ilems Ga y Marafal Elms. Y considero que no solo era una cuestión única en pocas criaturas y también que ese tipo de mirtra podía facultar a cualquier objeto material de reglas sobrenaturales que ellos le impusieran y estas perdurarían incluso después de la muerte del ilori. 

 

La verdadera expresión de ill se dio con los primeros nalas, siendo los descubridores del que al recitar usando ill se lograba más efectividad y fue así como los terescalis fueron inventados y dentro de ese mismo orden se desprendieron infinidades de aspecto que solo una criatura nacida ilori podía lograr. En aquel entonces además los padres querras fueron enseñados sobre el ill a los nacidos iloris antes de que fueran mandados a Eorgilquerra. Los iloris eran criaturas con capacidades diferentes a los laomis aunque también podían nacer bajo esa condición; llegado un momento después de observar mucho tiempo la entereza de los nacidos con ill; Mildor Akis dejo un conocimiento valioso a los leiyas: «los iloris a pesar de ser frágiles o de mirtra débiles serán la única fuerza pura que el Mimilti regalo a sus criaturas de carne cuando el mal se apoderara de un poderoso, incluso serán la respuesta natural a los cambios del mismo planeta». 

 

El verdadero uso del ill conocieron los querras; conocimiento que después en un acto de bondad compartieron con los valualyas y estos lo utilizaron como arma para desterrarlos a Eorgilmunil. Y del ingenio ilori querra nacieron nuevos tipos de terescalis que no se sostenías solo en letanías, cantos y rezos. Y trajeron instrumentos mágicos que después vaciaron de esa ciencia a los valualyas, pero enriqueciendo el mundo lilei. Los verdaderos laomis iloris eran los elementales atípicos, ellos respiran ill sin necesidad de aprendizaje como Filana; para los antiguos estas criaturas eran un verdadero misterio y en ocasiones una bendición que temían como el mirtra de Suelcia. Los iloris de gran poder como Landala podían convertir su vorimor en luhecos que estrían de su cuerpo y en el guardar los elementos que adquirieron heredados por otros iloris o conseguidos por ellos mismos. Nadie jamás conocería el verdadero poder de Jantor pero si se juzgara por su vorimor, las hojas de su luvionya seria indescifrable incluso para los sabios. 

 

El luvionya era el nombre de ese vorimor convertido en luheco. Se sabía que en él se narraba la vida de las criaturas; su aspecto dependía de quién lo lleve y a través de él se podía hacer terescalis complejo con el que se pagaría un costo dependiendo de lo que decidiera hacer se restaría tiempo de vida o se moriría. Por esta razón aquel ilori que usaba su luvionya lo hacía para guardar secretos y terescalis que no alteraban el orden natural de las cosas y nunca para conjurar nada en el plano material. Y de esta manera el ilori reemplazaba la arquita por su luvionya que también le podía proporcionar una que fuera compatible con su mirtra diferente y como las arquitas, los luvionyas morían con su dueño o continuaban su vida si estos heredaban el suyo para ser absorbido en otro luvionya, como ocurrió en la línea de sucesión de Luminal a Landala.  

 

—Este lugar es tan aburrido, porque nos trajeron a la mualuf de iloris del tercer puente y no en la de kuindares del cuarto puente; nos tiraron aquí y se perdieron, ni rastro de ninguno, esos idiotas, ya somo kuindares tenemos que estar escuchan lo que dicen también —dijo la curus desde la ventana mientras observaba alejarse a unos milcanes que iban a clases—. Esos flacuchos se caerán en cualquier momento, por el Mimilti. 

 

—Si Ialu Parnil cree que este es lugar seguro para nosotros debe tener una razón —dijo Silma mientras escribía en su luheco en uno de los escritorios del dormitorio. Estaban hospedados en el mismo lugar más todos los milcanes de la mualuf. Tenía cuatro camas con sus escritorios y armarios. Una sola gran ventana miraba el horizonte montañoso y el piso era de ladrillos negros. Cada tanto llegaba un eminke o soarfres a preguntar si necesitaban algo; para comer bajaban al comedor donde conocieron a la mayoría de los milcanes que estaban maravillados por la Alimalial. 

 

—Lo se Silma no soy tonta, por eso nos turnamos para salir, Reasmo fue por el desayuno y nunca volvió, cuando llegue le voy a dar una paliza, tengo hambre —se quejó—. Vi pasar algunos curus por la calle que lleva al cuarto puente, eso quiere decir que papá también esta y ni siquiera vino a saludarme. 

 

—Ve a verlo Milori, no hace falta que me acompañes, yo tengo que hacer esto. 

 

—No lo are y no es orgullo, es solo que tú eres nuestra fiyalams y aquí no hay nadie que conozcas además de nosotros, no te voy a dejar, por lo menos hasta que vuelva Reasmo. 

 

—Yo también tengo hambre bajemos juntas al comedor entonces, Raquisba dijo que cuando Ialu Parnil pueda verme ella vendrá a buscarme, ahora no puede porque Ialu Tona le pidió que se quedara con él. 




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