Capitulo 4: Jasmine

Roseanne había crecido en Oklahoma, en una granja dónde había sido educada en casa hasta que fue a la preparatoria, después de haber vivido casi toda su vida encerrada llegó a desarrollar cierta ansiedad social, no le daba pena admitir que más de alguna vez habia buscado en internet: ¿Cómo hacer amigos? ¿Cómo iniciar una conversación? A lo largo de los años mejoro dicha ansiedad pero es no significaba que se sintiera cómoda con las situaciones sociales y esta en particular era una de las peores situaciones sociales que había vivido. Era aún más incómoda que cuando perdió la virginidad a los 17 años en un auto en medio de la nada.

El silencio en el vestíbulo era pesado, solo roto por el leve crujir del suelo bajo los pasos de Jasmine, quien, sin preocuparse por las miradas fijas de los adultos, jugaba a con su muñeca. Su abuela ya la había preparado desde hace días, le había revelado el secreto de su padre, así que Jasmine parecía absorta en sus pensamientos y su mundo, Roseanne noto como la niña no prestaba atención y la envidiaba en cierta manera, estar tan ensimismada, sin preocupación alguna sonaba como un sueño para la asistente.

Jason seguía sin hablar, su rostro una mezcla de incredulidad y algo que Roseanne no lograba descifrar.

—Esto tiene que ser un malentendido —dijo finalmente, con la voz controlada pero cortante como una navaja. Su mirada se clavó en Helen—. Camille nunca me dijo que tenía una hija.

Helen apretó los labios, claramente preparada para enfrentar la incredulidad de Jason.

—Camille no quiso que lo supieras —respondió con firmeza—. Cuando tú y Walter… cuando todo terminó entre ustedes, ella decidió que no quería exponer a Jasmine a lo que ella consideraba un rechazo inevitable.

El nombre de Walter cayó como una piedra en medio de la conversación, provocando que Jason se tensara aún más.

—¿Y por qué no está Camille aquí? —la voz de Jason sonó un poco más grave de lo normal.

—Ella...—Helen bajó la mirada con cierta tristeza —Falleció hace unos años.

La noticia le cayó como un balde agua fría a Jason, Roseanne notó como por unos segundos su rostro se oscureció y su mirada se suavizó pero rápidamente trato de esconder toda emoción con una cara de de poker. Antes de que pudiera responder, una voz familiar y animada interrumpió.

Walter llegaba con esa sonrisa carismática y ese aire de tranquilidad, era un contraste diferente a la situación en la que se encontraban los demás reunidos.

—¿Qué está pasando aquí? ¿Por qué no están dentro? —Walter apareció desde el pasillo, sonriendo inicialmente, pero deteniéndose en seco al ver la escena. Sus ojos se posaron en Helen y luego en Jasmine, quien ahora lo miraba con curiosidad.

Walter inmediatamente palideció al ver a la niña, si Roseanne había notado el parecido entre la pequeña y Jason, obviamente Walter lo iba a notar más. Roseanne sintió un nudo en el estómago. Si la reacción de Jason había sido tensa, la de Walter prometía ser explosiva.

—¿Y esta pequeña quién es? —preguntó Walter con un tono más serio, mirando a Jason y luego a Roseanne como si esperara una explicación inmediata.

—La niña es...—Roseanne trataba de buscar las palabras correctas pero antes de que pudiera pensar algo, Jason habló.

—Es mi hija —dijo Jason, con un tono frío que Roseanne sabía que utilizaba para ocultar cualquier emoción que no quisiera mostrar.

Walter se rió, un sonido breve e incrédulo, cómo si le hubieran contado un chiste pero su risa inmediatamente se detuvo al ver el rostro de los presentes y sobre todo su alegría se disipó cuando noto a Helen, era la madre de la mujer que Jason se enamoró hace años.

—¿Tu hija? ¿De qué estás hablando? —Walter miro a Jason y luego a la niña como si buscará la respuesta entre ellos.

Helen intervino, con la misma firmeza con la que había enfrentado a Jason.

—Esta niña, Jasmine, es la hija de Jason y Camille. Y sí, Walter, es exactamente lo que crees. Camille decidió ocultarlo porque sabía cómo reaccionarías.

Walter abrió la boca para responder, pero la cerró de inmediato, como si no supiera por dónde empezar. Su rostro mostró una serie de emociones: incredulidad, confusión y, finalmente, algo parecido a la culpa.

—Eso es absurdo. Camille jamás… —comenzó, pero Helen lo interrumpió.

—¿De verdad, Walter? ¿Absurdo? —replicó, con una dureza que Roseanne no había esperado de la anciana—. Camille estaba aterrorizada por el poder que tienes sobre Jason, el mismo poder que utilizaste para separarlos. ¿Y ahora dudas de su decisión de mantener a su hija lejos de ti?

Jason cerró los ojos por un momento, como si la confrontación fuera demasiado y como si los recuerdos le estuvieran llegando como un balde agua fría. Jasmine, ajena a las tensiones, se acercó a Roseanne y tiró de la manga de su abrigo.

—¿Quién es él? —preguntó en voz baja, señalando a Walter.

La niña se había acercado con confianza a Roseanne, como si entendiera que era la única adulta que podría ofrecerle una respuesta en ese momento.

Roseanne se inclinó hacia ella, tratando de sonreír aunque sentía que estaba al borde del colapso.

—Es… es tu abuelo. —solto Roseanne sin más, tal vez no era la mejor manera de explicar le las cosas a una niña pequeña pero tampoco era buena para endulzar las verdades.

¿Cómo le explicaba Roseanne a la niña que ese señor era su abuelo que no había visto en años porque al parecer, él se había encargado de separar a sus padres? Incluso explicárselo a un adulto sonaba complicado.

Jasmine parpadeó, procesando la información, y luego, con la confianza que solo un niño puede tener, se acercó a Walter.

—¿Eres mi abuelo? —preguntó, mirando hacia arriba con ojos grandes y curiosos.

Walter, aún demasiado sorprendido para reaccionar de inmediato, tardó varios segundos en responder.

—Supongo que sí… —dijo finalmente, con una voz que era más suave de lo habitual. Bajó la mirada hacia Jasmine, y por un momento, una sonrisa genuina cruzó su rostro. Pero cuando levantó la vista hacia Jason, su expresión se endureció de nuevo.