Tres Mclaren Son Multitud

Capitulo 6: Explicaciones y Más Preguntas

El sol apenas asomaba sobre el horizonte cuando los McLaren se reunieron en la oficina de Robert Stevens, el abogado de la familia desde hacía décadas. Era un espacio sobrio, con muebles de cuero oscuro y estantes repletos de libros legales que daban la impresión de ser inmóviles desde su compra. Jason estaba sentado al extremo de la mesa, con los brazos cruzados y su mirada fría fija en Helen, que se acomodaba nerviosa en su silla. Walter, en cambio, intentaba mantener una expresión más neutral, aunque la inquietud se reflejaba en el movimiento de sus manos sobre la mesa.

—¿Dónde está Roseanne? —pregunta Jason notando la ausencia de la asistente.

—Le dije que se tomará el día libre, es mejor arreglar esto en familia, por el momento. —aclara Walter.

Walter había decidido darle un día a Roseanne, la reunión obviamente sería un poco larga y eran asuntos delicados que quería discutir él en privado con la joven.

Robert Stevens, un hombre de cabello gris cuidadosamente peinado, carraspeó para iniciar la reunión.

—Bueno, antes de entrar en detalles legales, creo que es fundamental que todos entendamos la situación. Helen, ¿podrías explicarnos exactamente qué ocurrió?

Helen asintió lentamente. Era una mujer de avanzada edad, pero su porte y voz firme demostraban que no se dejaba intimidar fácilmente. Esa mañana estaba sola, ya que había aclarado que la pequeña Jasmine estaba en la escuela y al no estar la niña, le daba más libertad para hablar.

—Camille era una mujer maravillosa. Una madre dedicada, una trabajadora incansable. Después de que... las cosas no funcionaron entre ustedes dos —dijo mirando a Jason—, intentó seguir adelante. Trabajó día y noche para criar a Jasmine, asegurándose de que no le faltara nada, incluso cuando las cosas eran difíciles.

Jason frunció el ceño, sus dedos tamborileando sobre la mesa, su ansiedad lo estaba comienzo por dentro pero no lo quería dejar notar, aunque Walter notó sus ojos rojos, obviamente no había dormido nada en toda la noche.

—¿Por qué nunca me lo dijo? —preguntó con voz baja pero cargada de tensión.

Helen suspiró, claramente anticipando esa pregunta.

—Porque tenía miedo, Jason. Después de cómo se rompió su relación, ella pensó que nunca aceptarías a Jasmine. Y, siendo honesta, Walter tampoco facilitó las cosas.

Walter, que hasta ese momento había permanecido en silencio, levantó la vista con una expresión de culpabilidad.

—¿Miedo de mí? Yo solo quería lo mejor para ti, Jason. Camille no era... adecuada para nuestra familia. Pero nunca imaginé que esto sucedería.

—Eso lo sabemos, papá, pero tus decisiones nos trajeron hasta aquí. —Jason lo fulminó con la mirada, pero luego volvió su atención a Helen—. ¿Qué pasó después?

Helen tomó aire, claramente intentando controlar sus emociones.

—Hace tres años, Camille tuvo un accidente automovilístico. Fue una noche lluviosa, y... el auto derrapó en una curva peligrosa. Murió en el acto. Jasmine estaba conmigo esa noche porque Camille estaba trabajando un turno doble.

El silencio se apoderó de la sala. Walter miró hacia abajo, claramente afectado por la revelación, mientras Jason cerraba los ojos brevemente, como si intentara procesar la información pero la realidad es qué estaba tratando de guardar sus lágrimas para más tarde.

—¿Por qué no me lo dijiste entonces? —preguntó Jason, su voz temblando apenas.

—Lo intenté. Llamé a tu oficina, incluso hablé con algunas personas cercanas a ti, pero nunca llegué a ti directamente. —Helen lo miró con tristeza—. Luego me di cuenta de que Jasmine estaba mejor lejos de todo este mundo. Ella era feliz, y yo podía cuidarla.

—¿Y ahora? —intervino Walter, rompiendo el silencio incómodo—. ¿Por qué ahora decides traerla aquí?

Helen enderezó la espalda, su expresión endureciéndose.

—Porque estoy enferma, Walter. Los doctores dicen que me queda poco tiempo, y no quiero que Jasmine se quede sola en este mundo. Ella necesita a su padre, aunque no sea perfecto.

Jason abrió los ojos de golpe, mirando a Helen con incredulidad.

—¿Enferma?

Helen asintió lentamente.

—Cáncer. Ya no pueden hacer mucho más por mí.

—Pero el transplante, se supone que iba ayudar —Walter dijo con incredulidad.

Helen rio amargamente.

—Me dió un par de años más pero está maldita cosa volvió peor que nunca y no pienso dejar a Jasmine sola —Helen miro a Jason.

Jason pudo notar en su mirada la resignación de dejar a Jasmine en sus manos aunque ella no estuviera contenta con la decisión, era la única opción para que la niña tuviera una familia y una buena vida.

—¿No hay nada que hacer? —pregunto Robert serio.

—No. —conesto Helen bruscamente y con aceptación.

La tensión en la sala se volvió casi insoportable. Jason se levantó de golpe, caminando hacia la ventana mientras se pasaba una mano por el cabello. Walter, por su parte, parecía haber envejecido de golpe, hundiéndose en su silla.

—Esto cambia las cosas —dijo Robert hundiéndose en su silla.—. Si Helen no puede seguir cuidando a Jasmine, habrá que establecer la custodia legal. Jason, como su padre biológico, tienes prioridad, pero esto no será sencillo.

Jason giró bruscamente.

—¿Por qué no? Soy su padre.

Robert lo miró con paciencia.

—Porque Jasmine tiene seis años y nunca ha vivido contigo. Los tribunales querrán asegurarse de que este sea un entorno adecuado para ella. Necesitaremos construir un caso sólido para demostrar que puedes cuidar de ella.

—¿Y si no lo logro? —preguntó Jason, casi en un susurro.

Helen lo miró con firmeza.

—Lo harás. Jasmine merece saber que tiene un padre que la ama. —Helen miró a Jason con una sonrisa triste.

La mirada de Jason se cruzó con la de Walter por un instante, y aunque ninguno dijo nada, el peso del pasado parecía estar presente en el aire. Walter finalmente habló, su voz baja pero decidida.




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