Tres perfectos arrogantes

Capítulo 19.

Aristóteles

 

Al llegar a mi casa, lo primero que hice fue ir a la habitación de invitados, donde mi prometida se hospedaba; toqué la puerta con fuerza. Después de unos segundos, Ana me abrió y me miró con una ceja alzada.

—¿Qué?

—¡¿Por qué subiste esa foto?! ¡¿Y era necesario etiquetarme?!

—¡A mí no me alces la voz! Y pregúntale a tu madre. —Sin darme tiempo para reclamarle más, me cerró la puerta en la cara.

Chasqueé la lengua y fui hasta la habitación de mis padres. Toqué la puerta y cuando escuché la voz de mamá dándome permiso para ingresar, abrí.

—¿Qué sucede? —Preguntó con tono impasible. La madre de Adonis era cariñosa y consentidora, y la de Aquiles actuaba más como una amiga pero la mía era controladora y ese hecho empezaba a exasperarme.

—¿Tú le dijiste a Ana que subiera la foto que nos tomamos hace dos años?

—No le dije que subiera esa en específico, solo le dije que pusiera una foto contigo.

—¿Por qué?

—Por nada en especial, solo quiero que les quede claro a tus amiguitas que tú ya tienes una prometida.

Fruncí el entrecejo al escuchar eso.

—Sabes que ese asunto es un acuerdo entre los padres de Ana y tú pero nunca nos preguntaron a nosotros. Tengo novia, madre, y esa foto me provocó problemas con ella. —Me atreví a decir. La primera vez no presenté a Sue como mi pareja pero tenía que darle su lugar, aun si eso significara enfrentar a mi madre.

Mamá me vio con frialdad, mis palabras no le afectaron en absoluto.

—En unos días cumplirás dieciocho, serás mayor de edad y tendrás que prepararte para entrar a una buena universidad y empezar a ver los asuntos de la empresa, no tendrás tiempo para andar pensando en noviecitas.

Hice una mueca al escucharla decir eso, a diferencia de mis primos, yo siempre evité tener novia porque mamá repetía que estaba destinado a la grandeza, a llevar la empresa del abuelo y que no debía involucrarme sentimentalmente con nadie, pues estaría tan ocupado que no tendría tiempo para pasar con ella.

—Puedo hacer que funcione —murmuré.

—Eso dices ahora pero vienen muchas responsabilidades para ti. Tú no eres como Aquiles y Adonis —mencionó. Me enojé más al escuchar eso, no me gustaba que los menospreciara, nunca lo dijo de manera abierta, mucho menos delante de sus padres, pero era claro que pensaba que mis primos no estaban a mi altura—. También piensa en la chica esa, de seguro querrá tener un novio que pase tiempo con ella y no uno que se la pase enfrascado en negocios y estudios.

—Eso lo veremos nosotros.

Mamá me vio con fijeza; sus ojos grises, a diferencia de los míos, eran fríos y distantes.

—Como quieras pero el dieciséis se celebra tu cumpleaños, haremos una fiesta en el jardín y anunciaremos tu compromiso de manera oficial.

Hice una mueca al escuchar eso y salí de la habitación, cerrando la puerta tras de mí. Mi madre tenía un plan pero yo también contaba con un as bajo la manga, el día de mi cumpleaños no anunciaría mi compromiso con Ana sino mi noviazgo con Sue.

Tomé mi celular y le mandé un mensaje a mi novia, invitándola a ella y a sus hermanas a mi fiesta de cumpleaños, nada podía salir mal, no lo permitiría.

 

 




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