Michelle
Desperté de un sobresalto en la cómoda y fría cama, todo a mi alrededor me parecía extraño. no era mi habitación, no estaba en casa seguía en ese horrible lugar y ese chico...
—¿estas bien, cariño?
Los ojos preocupados de mi madre me inspeccionaban mientras sus manos sujetaban las mías transmitiéndoles calor.
—¿que... Que paso?
Apenas logre recordar que hace un segundo estaba en el bosque y ese chico me había ¿rescatado?
—estabas en el jardín y estabas inconsciente ¿como te sientes?
La voz preocupada de la señora Gray me dieron ganas de vomitar, las palabras de aquel chico martillaban en mi cabeza como en frío de este lugar calaba en mis huesos, todos mis instintos me gritaban que saliéramos de allí.
—si... Estoy... Estoy bien
Respondí lo mas desconcertada que pude, la verdad es que no podía explicar lo que paso y menos con una mujer que hace unos instantes estaba demasiado interesada en donde había escuchado el sonido del tren.
Volvimos a este bendito pueblo que daba mas la sensación de estar en la época medieval que en un pequeño pueblo rodeado por neblina y árboles que apenas podía distinguirse la luz del sol.
Mi madre no me dejo explorar esta vez por lo que me pedía exhaustivamente que me quedara sentada en un solo lugar. Si lo preguntan, yo era la que no quería apartarme de mi madre, si algo malo pasaba yo...
Mi hilo de pensamientos se detuvo cuando un lindo conejo blanco apareció de la nada.
—Hey... Hola amiguito
Me incline y como si no fuera nada salvaje este pequeño y esponjoso conejo se dejo acarrear por lo que tome valor para acariciarlo y como si fuera magia las preocupaciones se desvanecieron tan rapido como habían aparecido.
—¿sabes? Quisiera regresar a casa, este viaje se a convertido en todo menos en algo divertido.
Le comente a la pequeño bola de pelos en mis piernas quien me sostuvo la mirada con sus extraños ojos carmesí.
Mi tranquilidad no duró mucho pues cuando estaba por seguir desahogando me con aquella bola de pelos la Sra. Gray me grito que soltara al animal pues parecía "peligroso".
El conejo huyo apenas vio acercarse a la mujer y varios niños de los alrededores corrieron tras el pequeño animal con palos y resorteras pero a los pocos minutos regresaron diciendo que lo habían perdido de vista.
Suspire de alivio y así regresamos a la casa de esta peculiar familia, evite todo lo que pude a la Sra. Gray pero en lo que parecía la cena el Sr. Gray saco un lindo vestido azul pastel
—Esto... En el pueblo tenemos una pequeña tradición, solo la luna que saldrá hoy, no es un compromiso que su hija lo use pero...
—Era un vestido de nuestra Grace, jamas pudo llegar a usarlo.
Las lágrimas contenidas en los ojos de aquella mujer me hacían sentir incomoda y mas el echo de que mis padres insistieron en que lo usara, así que sin mas remedio tuve que colocarme el vestido y para mi sorpresa era de mi talla exacta.
Una parte del bosque estaba ligeramente despejada y habían echo una gran fogata y extraña musica que a mi parecer parecía un ritual, me dio mucha mala espina y mas al ver al resto de chicas de mas o menos mi edad. Nos habían juntado a todas colocándonos un pequeño cristal de roca que apenas brillaba.
Mi corazon y mía instintos decían que no debia estar allí pero todo cambio cuando el cielo comenzó a despejarse y dejar ver a la luna en su punto mas alto mientras se tornaba ligeramente roja.
Todos comenzaron a gritar, cantar, mis padres estaba mirando el cielo con atención mientras tomaban algunas fotos.
—escuchen! Escuchen! — grito una de las chicas la cuál iba vestida con un vestido largo de color roja pastel, todos los presentes guardaron silencio intentando prestar atención —¿Escuchan eso?
Y como si fuera cosa de magia, el sonido de un tren se dejo escuchar tan alto y claro poniendo alerta a todos loa cuales comenzaron a sacar hachas, espadas escopetas.
Apenas logre reaccionar cuando la mayoría de las niñas comenzaron a volverse zombies a la vez que sus collares se encendían de un color rojo.
Logre quitar el mio a tiempo pero todos comenzaron a seguir a esas niñas zombies, intente buscar a mis padres con la mirada encontrando a estos siendo apuntados con armas en sus costados y haciendo que siguieran a la multitud.
—tu también cariño, camina
Me sujetaron con fuerza del brazo y logre sentir las frías lágrimas correr por mi rostro.
Caminamos hasta encontrar un pasadizo hasta unas vías del tren y a si vez un tren venia desde lejos o eso parecía pues no se le veía aun pero si podían escucharlo.
—¿porqué... Porqué hacen esto?
Preguntó mi madre asustada con las manos a cada lado de su cabeza.
—¿no te parece obvio querida?— grito de manera arrogante aquella mujer que fue amable una vez con nosotros pero ahora mostraba su cara. —queremos regresar a lo que una vez fue nuestro hogar y esos fenómenos nos sacaron de él.
En rencor en su voz era palpable.