Tres Principes, un Castillo

Capitulo 7: Inesperadamente ella

Blake

 

 

—¿esos fueron gritos?

Escuche decir a Cane y estaba segura que ninguna de las chicas gritaría así, excepto nuestra nueva invitada.

 

Corrí escaleras arriba solo para encontrar a Eli—Michelle gritando frente al espejo mientras su cola se esponjaba y sus nuevas orejas se levantaban aún más, no lo pensó dos veces y corrió, pero mientras lo hacía se transformó en un pequeño zorro rojo, intenté detenerlo, pero fue demasiado rápido, Cane también lo intento, ella seguía corriendo.

 

—el que le haga daño yo mismo lo matare!

Grite desde la parte alta de las escaleras mientras algunos guardias corrían tras el pequeño zorro escurridizo.

 

Sabía que tal vez ella no era consciente de su transformación, pero si llegaba a salirse de los límites del reino moriría y no podría vivir con ello por segunda vez.

 

Corrí tras de ellos viendo que Michelle estaba siendo acorralada en los jardines al oeste, había ido muy lejos, cuando logre llegar ella estaba de nuevo siendo humana, pero su cuerpo estaba desnudo, estaba echa un desastre con su cabello rubio enredado con algunas ramas, suspire aliviado y me quite mi camisa para darse.

 

—Mich… Michelle, escúchame, nadie quiere hacerte daño… pero debes regresar con nosotros adentro.

Ella parecía un pequeño animal asustadizo, miraba a todos y luego volvía su mirada a mí, al parecer si me recordaba y por la mirada que le daba a mi pecho desnudo me hizo latir aún más rápido el corazón, me arrebato la camisa y salió de entre los arbustos.

 

—¿Qué…qué me hicieron? ¡Quiero regresar a casa!

Su voz se quebró apenas hablaba y comenzó a temblar tal vez de impotencia; me acerque y la abrace para luego cargarla y llevarla de nuevo al castillo.

 

Ella no dejaba de llorar en mi pecho y esas pequeñas orejas ahora estaban caídas, eran tan suaves contra mi piel que solo con mirar a mis hermanos en la entrada tuve que calmar ese hormigueo en mi entrepierna.

 

La deje sobre la cama cubriéndola con las sabanas.

 

—Michelle…

Incluso su nombre salió casi como un susurro, tuve que aclarar un poco mi garganta y contar hasta diez.

 

—¿Qué me paso?

Pregunto cubriéndose el rostro con la sabana.

 

—estabas herida…no recuerdas nada?

Pregunte bajo intentando quitarle la sabana de la cabeza con cuidado.

 

Hizo apenas un sonido de negación intentando mover la cabeza bajo la sabana.

 

—Michelle… quiero que entiendas… no puedes salir de la casa, por tu propia salud, esto…

 

—quiero ver a mis padres.

Sentí mi corazón encogerse cuando la escuché.

 

—no puedes regresar y… tus padres…

No podía, no si ella no recordaba, no sería justo.

 

—¿Qué paso con mis padres?

Salió de las sabanas con esa mirada asusta y llena de lagrimas

 

—lo… lo siento mucho Michelle…

La vi abrir los ojos en gran manera y sentarse en la cama

 

—no… no… estas mintiendo.

Baje la mirada, quisiera mentirle, pero no podía, no sería correcto.

 

Ella comenzó a hiperventilar y llorar, trate de calmarla, pero nada parecía funcionar y usar magia con ella en ese estado no serviría de mucho.

 

Vi entrar a Jenn con una jeringa e inyectarla mientras la sostenía en brazos, ambos compartimos una mirada y la pelinegra solo hizo una reverencia y volvió a salir.

 

Me quede con Michelle acariciándole los cabellos, esperaba que no intentara huir de nuevo, pero está en la naturaleza humana hacerlo.

 

Sali de la habitación encontrándome a Cane y a Nath que abrazaba el brazo de mi hermano como si este se fuera a desvanecer en el aire.

 

—como esta ella?

La pregunta me tomo dando un suspiro largo.

 

—no será nada fácil para ella adaptarse, Nath puede hacerle compañía?

Pregunte mirando a la chica la cual asintió enseguida.

 

—está bien… cuidare de ella.

Le dedico una mirada a mi hermano esperando que este aprobara quedarse al menos un día o dos cuidando de Michelle.




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