Tres Principes, un Castillo

Capitulo 25: Roseline

Michelle

 

 

Paso mis manos por el polvoriento mueble, de golpe me llegan los recuerdos de que esta casa alguna vez fue mi hogar; quito con cuidado de no esparcir más el polvo por toda la casa, mi tío Arthur al fin me dejo regresar sola.

 

Venimos al pueblo solo en el aniversario de mis padres, pero jamás hemos entrado a esta casa, Arthur siente que es una época en la que me desmorono por completo.

 

Dice que el shock fue tan fuerte que aún no logro recordar el accidente, pero todo es una gran laguna en mi mente.

 

Tocan la puerta y aquí estoy, saliendo de mi trance al ver la casa para ir a abrir; limpiando el rastro de lágrimas.

 

—wau!, eso sí es estar comprometida.

Miro sin entender y ella solo comienza a sacudir mi cabello y sonrió fundiéndonos en un abrazo.

 

—como te extrañeeee.

Siento que esta por asfixiarme cuando le hago cosquillas para separarnos.

 

—basta o si me comprometeré en el papel!

Nos reímos separándonos por completo y ella entra mostrando una botella de vino en su mano.

 

—pienso que necesitamos más que eso.

Cierro la puerta caminando detrás de ella mientras va a la cocina, único lugar lo suficientemente limpio.

 

—Dios, este lugar está demasiado sucio.

Mira el resto de la casa y veo que analiza por donde comenzar.

 

—y que bueno que un par de manos extras llegaron.

Nos volvemos a sonreír y luego de un vaso de vino comenzamos a limpiar la sala frente a la cocina y el comedor.

 

Había pasado al menos todo el día en la planta baja aspirando como locas cada rincón de la casa para luego quedarnos solamente en las escaleras riéndonos y bebiendo.

 

—no te dejare dormir en este lugar, ni lo sueñes.

Me apunto con el dedo de manera acusadora.

 

—vale, vale, dormiremos en tu casa.

Luego de cerrar la puerta caminamos por las calles vacías, se sentía un poco como el campus excepto por los recuerdos, no había nada, no podía recordar esto ni cuando éramos niñas ni…

 

—Nath… —la llame ganándome su mirada —¿recuerdas algo de cuando éramos niñas?

Ella me miro extrañada y por un momento todo se llenó de una neblina extraña.

 

—claro, no recuerdas cuando…

Su voz se volvió casi inentendible, un mareo tal vez culpa del licor me hizo tambalear.

 

La escuche reír y me reí con ella, no supe cuando me aleje y unos brazos me tomaron.

 

—oh, lo siento.

Todo se volvió claro de nuevo encontrando unos ojos que me resultaron familiares.

 

—vaya, vaya…pero si es la “boy”

La embriaguez se me paso tan rápido como llego y sentí una mano jalarme, era Nath.

 

—tu qué haces por aquí Blake?

Respondió a la defensiva mi amiga y solo pude mirarlo mejor, es el hombre que estuvo en la facultad.

 

—solo vine a hacer entrar en razón a mi hermano.

Señalo con su pulgar a una cabeza rubia que estaba recordado en el capo del auto deportivo.

 

—¿¡Cane!?

La chica me soltó rápido haciéndome perder el equilibrio y solo me sostuve del brazo de hombre de antes, ¿Bleick? ¿Eso es un nombre?

 

—¿estás bien?

Asentí echando una mirada a mi amiga la cual estaba enfrascada en una silenciosa conversación con el rubio el cual por como hundía sus hombros estaba de algún modo triste o ¿desolado? Nath no me había contado mucho de su relación con Cane, tampoco el hecho de que al parecer son hermanos.

 

—¿tu amiga?

Señalo con un movimiento leve de cabeza y solo suspire viendo como ahora Nath y Cane se besaban, al parecer ya estan mejor.

 

—mi mejor amiga.

Solté en un suspiro pesado y ellos se acercaron a nosotros tomados de la mano.

 

—te presento… formalmente a mi novio, Cane Ross.




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