Michelle
—entonces ¿viniste por voluntad propia?
La mujer me miro como si me comprendiera, yo solo me frote las manos entre mis piernas, extrañamente tenía mucho más frio.
—solo… quiero entender que me sucede. Doctora Gray.
La mujer castaña anoto en su libreta y luego la dejo en su mesa.
—¿te parece si vamos afuera? No quiero que te sientas atrapada aquí.
Asentí frenética, en verdad no quiero estar aquí, es tan tranquilo y tan impersonal.
Caminamos por el pasillo que daba a la salida de los jardines interiores, es un punto de este edificio psiquiátrico donde trabajaba la terapeuta.
Grace Gray, es una terapeuta que me diagnostico con estrés post traumático después del accidente y fue la mujer que dijo que yo misma bloquee lo que paso en el accidente donde murieron mis padres.
Donde yo debí morir.
—¿dices que tuviste un sueño extraño?
Yo asentí cuando nos sentamos en una banca bajo la sombra, el lugar es familiar, sigue igual a pesar de los años.
Es un jardín rodeado de paredes de piedra vieja y enredaderas dándole ese toque antaño, este es uno de los pocos edificios más antiguos de la ciudad; tenía un cuadro en la entrada con el nombre del fundador Aldrick Johnson, que para mí mala suerte, es el apellido de mi familia, tal vez por eso la doctora hizo espacio en su apretada agenda para atenderme, porque mi familia es una de las pocas familias fundadoras de la ciudad.
—sí, solo quiero afrontar esto.
Ella asintió tomando mi mano de manera consoladora.
Le conté lo que paso con detalles, no quiero que llama al tío Arthur, no quiero que deje todo lo que está haciendo solo porque estoy perdiendo la cabeza, soy adulta ahora, tengo que hacerme cargo de lo que me pasa.
—Michelle, lo que te paso fue algo muy traumático ¿quieres recordarlo?
Asentí tragándome ese nudo en mi garganta.
Ella me dijo que cerrara los ojos y que solo me concentrara en su voz, la pequeña brisa que se coló al jardín me calmo, mis latidos ya no estaban tan aprisa como antes.
—quédate conmigo Michelle… ahora dime de nuevo ¿Qué sucedió ese día?
Respire hondo escuchando esa pequeña campana de viento la cual se movía con la ligera brisa.
—estamos en la carretera, saliendo de la ciudad —mi ceño se frunce pues el recuerdo se vuelve casi como algo irreal, estoy en la parte de atrás del auto, mamá esta delante y Papá está conduciendo mientras canta alguna canción ochentera que hizo que me gustara. —recuerdo… que le dedicaba una canción de Kiss a mamá. —una lagrima solitaria viajo por mi mejilla hasta mi mentón cuando bajo la mirada y la otra cae en mi pantalón.
—bien… ¿qué más?
Su voz calmada me deja seguir viendo ese recuerdo, el rostro de mis padres esta tan difuminado en mi mente que me cuesta recordarlo.
estamos en el auto, pero las cosas cambian, se tornan oscuras y no puedo saber exactamente qué pasa, quiero ver un momento más a mis padres y abro los ojos respirando agitada.
—calma, calma.
Grace me consuela con una mano en mi espalda.
Me despido de ella luego de un rato sin éxito de poder recuperar algo perdido, la doctora dice que tal vez pueda acceder a ello cuando deje de culparme por el accidente.
Me voy caminando decepcionada de no saber que rayos fue lo que paso en la noche en casa de Nath ¿fue el alcohol? Pues si fue así mi cerebro es una mierda.
Un auto detrás de mi suena su claxon y maldigo entre dientes al idiota que lo hizo pues el salto que pegue por el susto es grande.
El auto pasa por mi lado con lentitud y estoy dispuesta a maldecir al imbécil pero me detengo al ver que es el mismo auto que estaba anoche en la casa de Nath y el conductor no me alegra mucho saber quién es.
—vaya… ¿qué haces por aquí? Te imagine con resaca.
Tenía una sonrisa deslumbrante y aun me siento estúpida por todo lo que tuvo que ver de mí anoche, la cague con el modelito.
—pues no, tengo buena resistencia.
Finjo mi mejor sonrisa y vuelvo a retomar mi caminar lento pero el auto también sigue mi paso.