Tres Principes, un Castillo

Capitulo 29: enredaderas

Michelle

 

—eres demasiado lento.

Corrí con la linterna de mi celular en mano, este lugar ni luces tiene, está olvidado por la ciudad.

 

Caminar hasta acá sin mucha protección fue impulsivo, pero no puedo esperar un segundo más, necesito saber que está pasando conmigo, con esta ciudad.

 

—Michelle, ¿Qué pasa si no encuentras las respuestas?

Me gire para mirarlo, tenía su celular apuntando al suelo con la linterna de su celular, le ilumine la cara.

 

—es que… no lo entiendes, no soporto esto; mis padres murieron y si es triste, pero ¿el funeral? ¿Dónde están enterrados? ¿Por qué siento esta angustia en la garganta desde que apareciste? Antes de que aparecieras todo estaba en silencio y ahora… ahora regresaron estas angustias —mi voz se estaba quebrando, pero ya no quiero tener esta angustia, no solo por mis padres, mis memorias.

 

El asiente acercándose, tomo mi mano dando un apretón, él me apoya, nos conocemos desde hace… ¿dos días? Y él está aquí, me cree; tomados de la mano el camino delante de mí con su celular iluminando arriba y yo abajo, no es que no conociera el lugar, pero hay algunas ranas saltando en el camino y en la oscuridad hay pequeños puntos que brillan, los grillos hacen ruido lo suficientemente alto como para no dejarnos en absoluto silencio.

 

—Apaga la luz.

Dice una vez que salimos del túnel de enredaderas escuchando a lo lejos la cascada.

 

Es pequeña pero el sonido es calmante, apagamos las luces de nuestros celulares viendo como poco a poco la luna nos acostumbra a la cantidad de luz y los pequeños puntos verdes se vuelven demasiados e incluso hay amarillos y rosas, lo miro asombrada pues el lugar es mágico.

 

Un pequeño camino de piedras que no capte antes lo seguimos hasta que nos da la bienvenida a un lugar sacado de fantasía de libros; el bosque tiene ruinas que jamás he visto, hay pilares llenos de enredaderas con rosas y otras flores más pequeñas de colores.

 

—esto es…

 

—increíble.

El termino de decir tendiéndome la mano pues hay unos escalones en madera que no parecen seguros, pero al colocar un pie en ellos un mareo vino a mí y gracias a Blake quien me tomo en sus brazos, el mareo se desvaneció dejándome un sabor amargo en la boca.

 

Un vago recuerdo de un hombre muy parecido a Blake me acecho.

 

Estoy vestida con un vestido corto y él está intentado llegar a mí, no sin que antes un frio, la necesidad de aire y flores azules saliendo de mi boca al igual que de mis padres, me trae a la realidad.

 

La misma necesidad de aire me hace querer alejarme de Blake, este me llama con desespero queriendo saber que está pasando, mis ganas de vomitar pueden más y dejo salir la cena que hace unos momentos comí, pero no sale, solo miro pétalos de rosa con saliva.

 

Miro con preocupación a Blake, intentando tomarle la mano, pero este me sostiene con rapidez, al parecer él también está sintiendo ese mareo inicial que tuve yo, entonces sus ojos se tornan azules, brillan tanto que no tengo tiempo para registrar mi miedo.

 

Escucho un golpe en seco y al girarme solo veo unos destellos azules y una ¿pata? La mano de Blake está extendida hacia ese lugar, vuelvo mi vista al suelo y debajo de nosotros hay un circulo con cosas extrañas, símbolos que no sé qué son.

 

—Mich… Mich… despierta!

Coloco su mano extendida sobre mi rostro, sus ojos reflejan preocupación. Algo en mi estómago se calienta y las náuseas se van al igual que el escozor detrás de mi garganta.

 

—amo…

Una voz antinatural retumba en el jardín y entre las ruinas unos ojos pequeños y verdes brillan; Blake me coloca detrás suyo, recupero rápido el aliento intentando ver a mi alrededor si no hay más de esos ojos verdes o algo peor, pero respiro al darme cuenta de que no hay nada.

 

Retrocedemos rumbo al túnel de enredaderas y antes de llegar ese sea lo que sea se acerca como una nuble envuelto en humo espeso negro con tonos verdes.

 

—no… saldrán de aquí.

Cuando estaba por atacarnos me aferre a los costados de la camisa de Blake y un fuerte viendo lo ataco enviándolo lejos.

 

—se… se fue.

Dijo Blake y tomo mi mano saliendo de allí a mitad del túnel escuchamos unos chillidos horribles y note como Blake tenso sus hombros, reconociéndolos tal vez, se giró solo para mirar e intento que corriera más rápido.

 

—Blake!! Lobo! Lobo!




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