Un tiempo después
Michelle
Estoy mirando como el tren desde mi habitación pasa entre los árboles el humo característico; los reinos vecinos tomaron un respiro de alivio pues nadie quería al tío Gandalf como consejero y menos luego de escuchar de lo sucedido con aquellas princesas.
Me sentí orgullosa de mi cuñado que aún recuerdo haberlo llamado Snape, sonrió sin apartar el libro de mi rostro y siento como algo me golpea.
—no creo que un hechizo de esa clase saque sonrisas, Michelle, concéntrate.
Su tono severo me hizo arrugar la nariz y asentir volviendo mi atención a los libros, coloco una pila nueva frente a mí y estoy segura de que quiero lanzárselos.
Tengo que aprender esto que según él es lo básico para poder ir al bosque con los espíritus y aprender de ellos el resto además de tener su bendición pues pasare a ser la primera “anciana” a pesar de ser muy joven.
Y ellos me dirán a quien elegir para restaurar de nuevo el vínculo con la tierra.
Paso gran parte de la mañana leyendo y devorando alguna fruta, luego puedo ir con Nath y Jenn que, aunque estas perdieron los recuerdos de aquella tierra donde una fue mi mejor amiga de la infancia y la otra mi compañera de dormitorio la cual tenía una aventura con el profesor.
Kyle no lo había olvidado y más que eso, él le ayudo a recordar a Jenn y ella fue quien contacto con Melt en secreto para que ayudara pues la astucia de un búho y la guía de un gran lobo alfa eran necesarias para poder ayudar al resto.
Jenn me conto que las mismas chicas que se fueron las que tenían una vida ya hecha sin los recuerdos de su vida con sus horribles padres.
Ya que ninguna podía convertirse o tener su conexión con la tierra de nuevo decidieron irse a otros pueblos en el tren, comenzar una vida con el oro que el rey les otorgo para ello.
Solo nosotras cuatro estamos aquí y hay nuevo servicio, algunos son del pueblo pues cada que me ven sonríen y hacen una reverencia que me veo obligada a imitar, siento que no fue todo yo la que hizo el trabajo de encerrar a ese zorro desgraciado, Roseline estuvo allí y el Rey hizo su parte.
Las cenas son un poco extrañas, durante el día ni siquiera veo en el castillo a Blake y esa extraña conexión donde mis bragas se mojan al límite ya no está presente si siento un revoltijo en mi estómago y las ansias de verlo me tienen un poco confundida. Al igual que la conexión de nuestras mentes, ya no podía hacerlo, no desde que los animales se fueron.
Mis manos sudan y tengo que limpiarlas mientras me siento al lado de Nath, esta vez si Roseline nos llamó por nuestros nombres y lo que no me acostumbraba era a llamarla “Madre”.
Frente a mi esta Blake y tiene cara de que su día no fue nada tranquilo.
Cuando esta acaba regreso a mi camino a la habitación, pero me quedo oculta esperando a Blake y este tarda demasiado en aparecer y cuando estoy por asomarme a ver si sigue allí mi nariz choca con su pecho y mi rostro sube rápido para mirarlo con el calor invadiendo mi rostro.
Esto es vergonzoso.
—hola… chico.
Fruncí el ceño, está teniendo esta terrible mala costumbre de llamarme así cuando estamos solos.
Me alejo rápido recobrando la compostura que no sabía que ya estaba perdida.
El no para de sonreír y camina a mi lado hasta las afueras del castillo donde las noches me siguen sorprendiendo, el cielo está lleno de estrellas y esos hermosos polvos de color blanco y rosa con verde que manchan todo. Desde que todo volvió a la normalidad hasta el aire se siente mas ligero.
Solté un suspiro mientras dejo mis dedos tamborilear en el mármol de la baranda y Blake apoyo sus brazos.
—¿Cómo te… fue hoy?
Lo mire con los labios fruncidos en una tensa sonrisa y el no pudo evitar sonreír mirando al cielo nocturno.
—supongo que ocupado… no hemos tenido una charla.
—¿charla? ¿Cuál charla?
Me tense en mi lugar mirando a todos lados; sé de qué charla habla y no quiero tenerla ¿o sí?