Tres Principes, un Castillo

Capitulo 2: Sr. y Sra. Gray

 

Al día siguiente, muy temprano por la mañana, los cantos de pájaros me despertaron y un cielo nublado dando inicio de alguna lluvia, al igual que ese intenso olor a rosas, podía escuchar claramente a papá maldecir y golpear cosas afuera, tal vez el auto daba problemas, fui al pasillo en busca del baño y no me tomo mucho tiempo encontrarlo frente a mi puerta.

 

—Buenos días Mich, ya estaba a punto de ir a levantarte. —Mamá se acercaba a mí y tan solo estire mis brazos arriba.

—creo que papá se te adelanto—Mamá dejo escapar una risa y comenzó a negar con la cabeza.

—el desayuno ya está listo.

 

Asentí y frote mis ojos —ya que se dónde está el baño, me daré una ducha y bajo ¿está bien?— mamá solo asintió y me beso la frente para luego volverse a ir por el pasillo.

 

Regrese a mi cuarto por algo de ropa ya que en el baño estaban las toallas, tal vez la señora Gray las había puesto allí; A decir verdad no esperaba menos del agua, salía como si estuviéramos en el polo norte, hasta que mi cuerpo se descongelo un poco y pude colocar el agua caliente y comenzar el baño.

 

— ¿Cómo van las cosas con papá y el auto? —Dije entrando a la cocina con ropa deportiva y un suéter, todo en color azul cielo y mi blusa negra que sobresalía un poco, mi cabello rubio cobrizo algo húmedo, si, este es mi rubio natural.

 

—Pues nada bien, creo. —Mamá coloco un plato con huevos revueltos y pan tostado frente a mí, junto a un vaso con jugo de naranja.

 

Luego del desayuno fui fuera de la casa no sin antes ver de nuevo aquel cuadro que esta de salida, aún estoy pensando en que fue todo eso de "Noche de vírgenes", necesito saber más, ¡Mich detective al ataque!

 

Me dedique a dar un pequeño paseo por los alrededores de la casa, el bosque es bastante espeso, los árboles son tan altos que apenas y se nota que es de día por la claridad, pero, si camino un poco más lejos de la casa, hay una niebla que cubre todo el adentro del bosque.

 

—todo es tan verde...

 

Digo para mí misma mientras comienzo a recordar porque las porristas comen tantas hojas verdes y luego vomitan, si, preguntas existenciales de mi vida.

 

— ¡MICH!

La melodiosa voz de mi padre comenzaba a hacer eco en todo este bosque, comencé a retroceder y regresar al camino a casa de los Gray, cuando ya estoy cerca veo a papá y los Gray reunidos todos, papá tenía la misma gorra de "Boy" en sus manos y cuando ya estaba cerca, me la coloco.

 

—vámonos Mich, tenemos que ir al pueblo en el auto de los Gray a solucionar el problema con el auto.

— ¿Qué tiene el auto? —Pregunte muy preocupada y asustada.

—La batería parece que se dañó, llevaremos la del auto y probaremos suerte—El optimismo de papá daba asco, eso en pocas palabra es "no sabemos que tiene el auto, pero le echaremos la culpa a la batería", si, da asco.

 

Rendida me senté en el asiento trasero junto a papá y mamá, le quite el asiento de la ventana a mamá y así me dispuse a ver el paisaje y la brisa fría golpeaba mi cara, pero se comenzaba a sentir refrescante a pesar de todo.

 

Una vez llegado en el pueblo mi mandíbula casi se me descoloca.

 

—Tiene que ser un mal, muy mal chiste...

Apuntare una nota mental de no volver a ver películas de terror o películas en blanco y negro. Esto parecía un pueblo fantasma, rodeado de árboles que se perdían en el cielo nublado o tal vez neblina, niños corriendo con ropas poco abrigadoras, tal vez acostumbrados ya a este infernal frio, casas de madera, barro o piedras, no podía diferenciar bien, pero las había visto en libros de historia.

 

La cara de papá era poesía pura, ¿a quién le pediría ayuda si no había señal de celular ni menos alguna grúa?

 

—Bonito ¿no? —Pregunto papá y solo entrecerré mis ojos mirándolo acusadoramente, estábamos perdidos, perdidos completamente.

 

Me dedique a caminar los alrededores, comenzaba a entretenerme viendo los pájaros tan coloridos, los insectos que me daban ataques al corazón cuando se me pegaban encima, haciéndome preguntar ¿Por qué la tecnología nos alejó de esto? Nos dejamos llevar tanto por los aparatos que dejamos de ver a nuestro alrededor, y hablando de alrededores, intente preguntarle a algunas personas sobre los incidentes y todos se alejaban de mi como si tuviera algún virus o enfermedad contagiosa, nadie quería hablar conmigo, resignada y encontrando el camino de regreso hacia el auto de los señores Gray, un gran perro negro se me cruzo en el camino, intente seguir, pero este me lo impedía e incluso gruñía, entrando en pánico retrocedí y este comenzó a seguirme, hasta que unos niños lograron ahuyentarlo.

 




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