Michelle
Esta vez el miedo no me paralizo, me hizo correr, corrí como un pequeño gato asustado, salí por la puerta trasera sin mirar a ningún lado, tan solo quería estar lejos de esa mujer.
No me importaba el frio, hasta que escuche a alguien seguirme, ¿esa señora es así de rápida? Llena de miedo seguí corriendo lo más fuerte que mis delgadas piernas me lo permitían.
— ¡Oye!..¡Oye!...¡detente! — ese grito me hizo dudar, no era la voz de papá, tampoco la de mamá.
Entonces fue que mire, un chico muy alto de cabello rubio cobrizo, muy guapo, eso hizo que dejara de correr y cayera de golpe al suelo, quedando boca abajo, ni siquiera me moví.
— ¿te-¿te encuentras bien? — dijo entre jadeos luego de un rato, tal parece que él fue el que se llevó la sorpresa al verme, bueno, eso me parece a mí.
—Duele...
Me queje y escuche una leve risa, sentí unas fuertes manos tomar mi cintura sin mi permiso, me dio un jalón haciendo que me levantara, era como si hubiera perdido tanto peso que para él era como levantar a un bebé.
— ¿y de que corrías? No soy tan feo como para causar esa reacción. —¡Vaya! Pero si este chico hasta sentido del humor tiene.
mmh~ lindo~
Creo que mi imaginación está llegando lejos, muy lejos.
—No, no fue por tu causa. —Dije natural limpiando la tierra y hojas secas de mi ropa.
— ¿fue por la señora Gray?
Me quede desconcertada, mirándolo fijamente y él lucia igual de sorprendido que yo, sus ojos color miel con un toque de brillo me miraban curiosos de pies a cabeza, baje mi mirada examinándolo de igual manera, traía una camiseta en cuello "v" color blanco y un abrigo (para nada abrigador) color café oscuro con un el mismo símbolo que había visto hace rato en el libro de Valle Rosaline, era el mismo escudo y pues unos jeans oscuros y mi gorra.
¿Mi gorra?
¡MI GORRA!
— ¿Quién eres? ¡¿Y cómo tienes mi gorra?! —Le arranque mi gorra de su mano, él ni siquiera se inmuto.
—Me llamo Blake y tú debes ser Michelle
Dijo mirándome con una leve sonrisa, yo tan solo le dedique una mirada de enojo.
—Sí, yo soy Michelle, ahora dime ¿cómo—
—Se la quite al lobo, para devolvértela.
Él me interrumpió y lo mire extrañada.
— ¿Te refieres al perro grande?— él tan solo asintió.
—Se llama Melt, es un lobo.
Mis ojos se abrieron en gran manera y una leve brisa me hizo entrar en razón, estaba en medio de la nada, con un completo extraño –cabe decir que guapo– y con el extraño escudo de rosas de Valle Rosaline, el miedo me invadió y retrocedí por instinto, él pareció entender mi repentina actitud.
—No deberías tener miedo de mí, no soy el enemigo.
Me coloque mi gorra y me cruce de brazos para luego señalarlo.
—Ese...ese escudo, ¿es de Valle Rosaline?
El pareció sorprendido y miro el escudo en su abrigo, para luego mirarme con el ceño fruncido.
—Sí, ¿Cómo sabes eso?
—La señora Gray me enseño el libro.
El chico paso una mano por su cabello, echándolo para atrás y luego miro a su alrededor, tomo mi mano jalándome hasta esconderme entre los árboles.
—He-Hey! ¡¿A dónde me llevas?!
—Te contare algo.
Me pego a uno de los árboles y con sus brazos extendidos a cada lado de mi cabeza contra el árbol, no me dejo escapatoria.
—Esas personas no son lo que dicen ser, no sé lo que te haya dicho esa señora de mi pueblo, pero te aseguro que es una vil mentira.
Sus ojos miel estaban brillando, por su tono de voz, estaba lleno de ira.
— ¿y porque debería confiar en ti?