Tres razones para amarte

Cap 1 ☀️

El ruido del tráfico de la gran manzana me trae de vuelta a la realidad cuando uno de mis auriculares cae de mi oído -Hey ¿Por qué no dejamos de correr? ya pasamos la hora.

Brooke mi mejor amiga apoya sus palmas en sus rodillas y lanza respiraciones entre cortadas, su cara rojiza y el cabello enmarañado son un claro signo de cuanto odia hacer deporte. -¿Quieres volver?- asiente incorporándose y bebiendo de la mini botella que cuelga de su cadera -Eres una maldita vaga Brooke, ni siquiera hemos hecho la mitad del recorrido que suelo hacer.

Tengo la fortuna de poder salir a hacer ejercicio todas las mañanas por el bellísimo Central Park y recorrerlo de punta a punta como ya se me es costumbre.

-Son las ocho en punto Sum- Rueda los ojos -De un sábado.

-¿Puedes dejar de quejarte? Además tú fuiste la que me pidió salir a correr porque Nate te había dicho que subiste de peso.

-No dijo eso- se queja cuando damos la vuelta para volver a nuestro departamento compartido. Achino los ojos en su dirección -Dijo que el vestido ya no me quedaba tan bien como antes.

-Otra forma de llamarte gorda.

-¿Podemos ya dejar a mi grasa de lado? miss físico perfecto- La castaña se detiene en la cafetería donde solemos comprar nuestro desayuno los días de vacaciones y aclaro que solo esos días porque los demás comemos en la universidad.

-¿Estás de broma? Brooke vienes de trotar casi una hora y vas a comerte una dona ¿dónde queda tu espíritu saludable?- Me río levemente cuando entramos a la mini cafetería de la esquina de nuestro apartamento y saludamos a Joe el cajero.

-¿Quieres que te muestre dónde queda? ¿Quieres?- Levanto mi mano frente a su rostro para negarle. -Entonces no molestes.

-¿Lo mismo de siempre?- Joe nos interrumpe y nos sonríe amablemente dejando a la vista dos tiernos hoyuelos en sus sonrojadas mejillas. Me da gracia ver como aún después de ver mil veces a Nate con Brooke, Joe Montgomery aún siga locamente enamorado de Brooke Samuels.

-Sólo para ella Joe- Le sonrío y él asiente provocando que el tintineo de su gorra de uniforme se haga presente. -¿Te ha tocado madrugar hoy?-.

-He pedido mis vacaciones antes y ahora me han tocado todos los turnos malos- No me pasa desapercibido como le lanza miradas a Brooke quien en estos momentos parece más entretenida en su celular.

-Una lástima- Se encoje de hombros restándole importancia y me entrega el ticket para retirar la orden junto con una tímida sonrisa.

-¿Por qué te empeñas en ser buena persona con Joe? Es raro.

-No es raro- ruedo mis ojos y recibo la caja rosada con las dos donas dentro -Solo está locamente enamorado de ti.

Brooke rueda los ojos y me quita la caja una vez que estamos en la calle -Y yo soy millonaria. Summer olvídalo, Joe no está enamorado de mi- Coge una de las donas y le da un mordisco para nada femenino. Brooke es de esas chicas a quien no le importa si la ven devorarse una dona a las ocho de la mañana en la calle o su novio le dice que tiene mal aliento, ella simplemente hace lo que se le cruce por la mente.

-Como digas.

- A todo esto ¿qué haremos hoy?-.

-Yo paso de hacer algo, en la noche tengo turno- Entramos en el edificio donde vivimos saludando a Cupper, el conserje y yendo directo al ascensor.

-Buuu aburrida- me encojo de hombros mientras jugueteo con las llaves del apartamento en mis manos -Summer hace millones de años que no salimos a divertirnos.

-No es mi culpa no tener horas libres Brooke, tengo que trabajar y lo sabes.

-Siempre te hemos dicho con Charlie que podemos ayudarte pero eres tan terca que no quieres nuestra ayuda.- Salimos del ascensor cuando las puertas se abren y caminamos a la puerta que nos corresponde.

-No puedo abusar de ustedes, ya hacen bastante cuando me atraso con mi mes de renta- Veo por el rabillo del ojo como Brooke rueda sus ojos azul cielo y se termina la dona.

Lo primero que nos recibe en el departamento cuando abro la puerta es el trasero de Sean saltando del sillón por el ruido de mis llaves, las mejillas del rubio se tiñen al instante de un rojo carmesí y se tapa con un cojín que prometo jamás volver a tocar en lo que resta de mi vida.

-¡Vaya, vaya! Qué buena manera de empezar el día- Brooke se adentra pasando por mi lado y le lanza la dona que tenía dentro de la caja a su medio hermano. -Te he dejado una.

-¿Por qué volvieron antes?- Charlie se asoma por el respaldo del sofá acomodando su pijama. Señalo a Brooke quien está revisando las encimeras en busca de lo que supongo que es más comida.

-Se cansó antes-.

-Summer corre demasiado- La castaña se defiende mientras se mueve por toda la cocina.

-¿Y ustedes?- Miro a Sean quien va desapareciendo de a poco por el pasillo con el cojín aún tapando las partes que hacen feliz a Charlie. -Ya veo que se divirtieron- La pelinegra se encoje de hombros y se levanta para ir a la siga de su novio. -Charlie- le llamo antes de que entren al dormitorio.

-¿Si?

-Procura lavar ese cojín- Brooke estalla en carcajadas al igual que Charlie, me uno a ellas pero las risas son cortadas cuando un fuerte impacto llega a mi rostro.

El cojín.

El maldito y sucio cojín.

-¡Sean!- Le grito pateando el bendito cojín lejos de mis pies y provocando que a los cuatro se nos escapen carcajadas.




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