Tres Secretos

UNOS MESES ATRAS

UNOS MESES ATRAS

Veo desde mi ventana a mi novio William Diamond, luciendo como una estrella de rock. Su cabello negro por sobre los hombros, los ojos negros contrastando con su preciosa piel recién bronceada por sus vacaciones en Costa Rica. Lleva una camiseta de una banda de rock y unos pantalones grises.

No puedo creer que sea mi novio.

Yo me doy una mirada rápida en el espejo, asegurándome por octava vez que mi labial no se haya corrido. Arrugo la nariz cuando veo que un granito me está saliendo en la barbilla, lo cubro rápidamente con corrector.

Tomo mis cosas y bajo corriendo las escaleras emocionada por volver a verlo después de tres semanas. Escucho como mamá y papá me gritan algo que no me interesa, yo solo quiero ir con William, mi súper estrella.

Corro a sus brazos y él sonríe antes de darme un beso en los labios.

— ¿Me extrañaste? —Pregunto.

Él besa mi mejilla. —Por supuesto. —Huele a shampoo de coco. Me encanta.

Me pide que me meta al auto y yo dejo mi bolsa en el asiento de atrás. Él conduce y mientras tanto, nos ponemos al día con todos los detalles que no nos pudimos contar por teléfono. Él me cuenta sobre como arrestaron a su amigo Bruce, un chico que conoció en un crucero, por chocar el Camaro de su padre. Yo le cuento como Janet Jones se hizo un horrible tatuaje en honor a su novio.

William tiene muchos amigos pero siempre elige estar conmigo por sobre todas las personas, hacemos todo juntos y podemos hablar de lo que sea. Él no me guarda secretos y yo tampoco. Es un gran chico y sin duda me gané la lotería con él. William entrelaza sus dedos con los míos y conduce con la otra mano.

Esto es totalmente perfecto.

Will y yo estamos destinados a estar juntos, ambos somos los mejores y tenemos un exitoso futuro por delante. Sé que él será muy famoso y yo tendré éxito también, sé que las cosas para nosotros serán asombrosas. Personas como él y yo debemos estar juntos, simplemente encajamos a la perfección.

—No tienes idea, Bryn —suspira—. Me está matando vivir con ellos, ya quiero largarme a la universidad.

Yo también. En la universidad viviremos juntos y seremos independientes al fin. Ya quiero que esta escuela se acabe para comenzar a vivir mi verdadera vida con mi perfecto novio. La vida va genial. Estupenda.

—Lo lamento —afirmo—, no puedo creer que tu madre te haya hecho eso.

Su madre se divorció de su padre hace unos cinco años y hace tres años se casó con un hombre de su misma edad que ya tenía dos hijas. Una es diez años menor a William y la otra es de la misma edad que William, se llama Leticia.

Por desgracia para William, la mayor estudia en nuestra escuela. Por desgracia para ella, es una total marginada y William ni la voltea a ver. Yo las conozco solo porque he estado en su casa un par de veces y bueno, ellas van por ahí sin mayor interés.

La hermana menor, Rita, no es tan molesta pero no he convivido casi nada con ella y a Will no le interesa mucho. No es que sea malo con ella pero nunca estuvo de acuerdo con ese nuevo matrimonio de su madre, y sobre todo, que dos chicas llegaran de pronto a su espacio. Debió ser horrible.

Yo conocí a Will el primer año de secundaria, y aunque al principio no me gustaba pues yo no estaba interesada en salir oficialmente con chicos, nos hicimos algo así como amigos. Luego, en segundo año él me pidió que fuéramos juntos al festival de fin de curso y acepté, para el comienzo del tercer año él me besó.

Will no fue mi primer beso, ya había besado a un chico que conocí en vacaciones de verano cuando tenía trece años. Se llamaba Robert Pierson, en un viaje a Pearl Coast. Sin embargo el primer beso con Will fue mejor, como más maduro.

Llevamos un año juntos, y aunque deberíamos celebrarlo o lo que sea, a él no le gustan esas cosas. Siempre ha sido un poco frio en ese sentido pero me da igual, puedo soportar ese tipo de cosas con tal de estar con él.

—Hoy Leticia —su hermanastra mayor—, no dejaba de golpear la puerta del baño para que saliera, pero… —señala su rostro perfectamente liso—, tenía que verme bien para mi chica —me guiña el ojo.

Yo soy su chica.

Bufo. —Leticia es una tonta, ósea… podría siquiera arreglarse un poco, ¿No?

William suelta una carcajada. —Ni con cuarenta kilos de maquillaje ella tiene arreglo, es horrible.

Bueno, horrible no es pero si es algo poco agraciada. Es de esas chicas que no se ponen ni siquiera un poco de brillo, lleva unas gafas enormes y siempre tiene el cabello en dos trenzas. Parece una pueblerina.

—Me da tanta vergüenza que me vean con ella, por suerte casi nadie sabe que ella es mi hermanastra —hace una mueca cuando menciona la palabra “hermanastra” le parece repulsivo que estén en lo más mínimo, relacionados.

Ruedo los ojos. —Tranquilo, amor. Ya solo quedan unos meses y no le volverás a verla ni en pintura.

William acaricia mi mejilla y conduce hasta la escuela mientras charlamos de todo un poco. Me alegra que sus problemas familiares ya se han disipado en el aire, odio cuando él está molesto.

Odio que arruinen sus buenas vibras.

Al llegar a la escuela por supuesto que llamamos la atención, no por algo somos la reina y rey del baile de invierno.

William es el vocalista de la banda formada en la escuela pero que está ganando muchísima atención gracias a las redes sociales. Actualmente su página de Instagram tiene 40 mil seguidores. Varios videos de los chicos cantando covers se han hecho virales y muchas personas les han exigido un álbum completo con canciones originales, la gente sabe reconocer el talento.

Algunas marcas lo han contactado para que anuncie camisetas, accesorios para teléfono, lentes de sol, aplicaciones e incluso una revista en línea local le hizo una entrevista.

Ha aumentado muchísimo de seguidores durante sus vacaciones. Sus abdominales le han dado muchas nuevas fans jóvenes que creen tener un pequeño chance con él. Ilusas.



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En el texto hay: secretos, amor, amor adolescente

Editado: 06.12.2022

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