Es un año nuevo y ahora solo me pregunto cómo exactamente todo pudo haber cambiado tan rápido. Luego de esas dos semanas de vacaciones de fin de año, mi vida entera dio un giro entero y ya no sé qué hacer con mi vida, conmigo. Con nada.
Se supone que tengo que regresar y ser la que era hace un mes pero no puedo, no tengo la energía ni la fuerza para hacerlo. Lo único que quisiera es tirarme en la cama y llorar, quiero dejar de existir y que me dejen en paz.
Me duelen tantas cosas, por fuera y por dentro. Necesito que esto se acabe, necesito encerrarme y apagar las luces para dejar de sentir, ¿Qué he hecho para merecer esto? ¿Cómo es que todo lo que pensaba saber terminó tan rápido? ¿Qué haré ahora?
Mi corazón late rápidamente y cierro los ojos, esforzándome por respirar tranquilamente. Retengo el aire luego de respirar profundamente mientras cierro los ojos con fuerza, luego suelto el aire lentamente y repito este ejercicio hasta que mi corazón deja de estar tan agitado.
Escucho que mi madre me llama varias veces para que baje, ¿Por qué espera que siga con mi vida como si nada está mal? Tomo mi teléfono y veo que se siguen acumulando mensajes de personas que no sé si son mis amigas o no. Ya no se nada.
Yo solo necesitaba de alguien, quería tener a personas que me consolaran y me mintieran diciéndome que estaría bien, que pronto las cosas iban a mejorar pero cuando más lo necesité, no encontré a nadie junto a mí. Estaba sola y me pregunta, ¿siempre ha sido así? ¿Acaso todo lo que pensaba conocer era una mentira? ¿Merezco esto?
Hago lo mejor que puedo para vestirme con algo demasiado simple, una aburrida camiseta negra y unos pantalones que me quedan apretados pero me molestan así que me los quito y me coloco unos que usaba para hacer ejercicio. Me veo tan mal pero al menos representa como me siento por dentro.
Hace un mes no hubiera salido de esta forma a la calle pero ahora que no tengo nada que perder, ¿me importa? No. Después de recibir una noticia así, una condena perpetua que no es como las que pasas tras las rejas sino una muy diferente pero que al final, la llevaras contigo toda tu vida, te da igual si las personas dirán algo sobre tu ropa.
¿Qué más da lo que digan de mi ahora? No me importa, no me interesa en absoluto. Solo quiero que todo esto acabe, o cambie o mejore o algo. Pero nada pasará, quizás, empeorará.
Bajo recostándome un poco en la pared, me siento cansada y además, mareada. Esto es una porquería sin duda, ¿Por qué no lo vi venir? ¿Por qué no sospeché nada antes? no hubiera hecho mucha diferencia pero quizás las cosas fueran distintas, quizás se pudo haber hecho algo para prevenirlo aunque según dicen, no es posible.
Me toma el doble del tiempo bajar por las escaleras, llego hasta la mesa y me dejo caer en la silla. Mamá me mira con un rostro mitad preocupado y mitad molesto, no estoy siguiendo sus “consejos motivacionales” y eso le molesta. ¿Desde cuándo me ha importado lo que ella piense? Si antes no me interesaba, mucho menos ahora.
Mi familia, papá y mamá, me ve en silencio como si estuvieran esperando que rompa en llanto o pierda el control justo con la noche anterior, pero no lo haré. Llorar, hablar del problema, quejarme o desear que las cosas cambien, no sirve de nada. Sigo aquí, sigo con todo lo que está mal en mí y en mi vida. Sigo siendo yo y sigo en este estúpido mundo.
Normalmente William me llevaba a la escuela pero eso se ha acabado, él y yo terminamos en las vacaciones de diciembre. No, no estoy así por él, al menos no completamente. Me gustaría que estuviera aquí pero jamás lo voy a perdonar por lo último que me dijo y lo que hizo después, no creo haber conocido el odio hasta ese día.
Odio a William y todo lo que lo involucra a él.
— ¿Estas lista? —pregunta papá luego que terminamos de comer.
Ahora él tendrá que ir a dejarme, incluso si yo sé conducir y que hay un auto disponible para que lo use, no puedo llevarlo a ninguna parte. —Sí —digo viendo el plato de avena casi lleno, apenas probé un poco.
Mamá acaricia mi cabello y yo retiro mi cabeza, detesto que me tengan lastima. Me han estado viendo con lastima muchas personas últimamente, la mayoría desconocidos. Estoy cansada de esas miradas tristes, ¿De qué están tristes? ¡Yo soy la que está lidiando con esto!
Tomo mis cosas y salgo hasta el auto de papá, me siento en el asiento de atrás solo para que no me vea cuando llore, porque estoy sintiendo las lágrimas acumulándose de nuevo y quiero llorar. Creo que no usar maquillaje tiene ventajas, solo te secas las lágrimas y ya, no tienes que preocuparte por si se te corrió algo.
Aunque preferiría que nada hubiera cambiado y llevar maquillaje ahora mismo.
Papá abre la boca y comienza con su discurso motivacional, yo me apresuro a colocarme los auriculares y cerrar los ojos mientras dejo que la música a todo volumen arruine algo más en mí. Ya no me interesa si la música arruina mi sentido del oído, solo sería algo más en la lista interminable de todos mis defectos.
Aun con los ojos cerrados, las lágrimas se escapan de mis ojos. Me pellizco la pierna en frustración, incapaz de detenerme, incapaz de detener esta vida. Siento el pinchante dolor en mi cabeza y me muerdo el labio inferior, deseando que todo esto sea una pesadilla.
Finalmente llegamos y me bajo, le hago una seña a mi papá luego de decirle que regresaré caminando. Él no se ve muy convencido pero luego digo que será bueno para mi hacer algo de ejercicio y sonríe solo un poco.
—Recuerda lo de esta tarde, tu mamá te llevará —como olvidarlo.
Asiento y me volteo. Nunca fue como en las películas, donde todos voltean cuando la chica popular entra o cosas así, pero varias personas si notan mi drástico cambio. Un mes atrás era la chica de las faldas cortas, el maquillaje perfecto y con el novio súper estrella.
Ahora solo soy Bryn.