Tres Secretos

4: Fiestas y esas cosas

 

Volví a ver a William durante la clase antes del almuerzo. Él ya no está sentado cerca de mí, claramente, pero ahora se sienta al frente y ya está riendo con unas chicas que son parte de las porristas.

No me duele, no como debería.

Creo que todo lo que sentía por él se quemó esa noche, esa vez que él dijo todo lo incorrecto para luego irse sin volver, sin llamar, sin preguntar. Muchas cosas sentí esa noche pero la emoción que más abarcaba mi interior era furia. Todo lo bueno que él y yo tuvimos fue evaporizado y ahora solo quedó la marca de su herida en mi corazón.

Me di cuenta inmediatamente que yo fui una tonta por ponerlo a él en un pedestal, por creer que era mejor de lo que realmente es. William es un egoísta, un tonto y un insensible. Es malo, esa noche dijo todas esas cosas horribles y huyó de mi vida como el cobarde que es.

Fue algo bueno que fueran vacaciones, no quería verlo y si lo hubiera hecho, es probable que lo hubiera golpeado en ese estúpido rostro pretensioso. Me sentía tan enojada con él, conmigo, con todos. Solo quería provocarle daño, el mismo que él provocó esa noche.

Estar con él fue un error, siempre lo ha sido. Estoy tan arrepentida de haber caído en sus trampas, de dejarlo que me usara como su novia trofeo y que me conformara con la forma mediocre en que me trataba.

Durante esos días, como no salía y no hablaba con nadie, me pasé analizando mi relación con él y concluí que todo fue una farsa. Creo que él solo necesitaba una chica bonita para verse como el estereotipo de “estrella exitosa”

Fui una tonta pero al menos, ya no estoy con alguien como él.

Aun siento enojo cuando lo veo pero al menos no me siento triste por él, tengo más razones para estar triste y ninguna lo involucra. Todas me involucran.

William no volteó a verme, ni una sola vez. Él ahora pertenecía a un mundo de donde yo me había alejado voluntariamente, un mundo donde él es el rey y yo solía ser la reina pero ahora, soy la desterrada según él.

En realidad, yo soy la que le mostrará que los reyes sin reina, son unos idiotas.

Cuando la clase terminó yo salí de ahí pero me detuve antes de continuar con mi camino. Almuerzo. ¿Qué hago ahora? Primero que nada, no tengo hambre, creo que comer algo me haría vomitar. Segundo, ya no puedo sentarme con “mis amigos”.

Pienso que es mejor que vaya a la enfermería o algo así, solo para pasar el rato y luego, podría esconderme en un baño. A veces los maestros hacen rondas en horario de almuerzo, ellos necesitan que todos estemos ahí en el comedor y no rondando por el lugar.

A diferencia de cómo es en las películas, nosotros no podemos ir a la biblioteca en horario de almuerzo, podemos hacerlo en nuestros periodos libres de veinte minutos o después de la escuela pero no durante ese tiempo, además la biblioteca tampoco es tan grande como para que pueda esconderme.

Me recuesto en los casilleros y veo como los pasillos están comenzando a vaciarse, debería decidir algo rápido. Hoy puedo hacer eso, irme a la enfermería, ¿Pero, mañana? Que desgracia es esto, el estrés solo hará que me duela la cabeza.

Camino sin ganas al comedor, arrastrando mis pies y sentándome lo más alejada de todos. Voy directamente al fondo, ni siquiera tomo una bandeja, solo camino evitando voltear a la mesa de William y los demás. Chelsea dijo que estaban de mi lado pero ellos solo se han limitado a sonreírme por medio segundo y seguir con sus vidas.

Además, siguen sentándose todos juntos. De cierta forma, no los culpo, sé que tienen que mantenerse unidos para parecer más fuertes e importantes. Una tontería, pero así es. Ellos dicen que te apoyan pero siguen sentándose con tu ex novio, riendo de sus chistes e ignorándote.

Tal vez no siempre es así, tal vez solo es que yo tengo mala suerte y “mis amigos” no son tan buenos amigos, ojala tuviera un verdadero amigo, o alguien con quien yo pudiera confiar y hablar de todo esto que me está pasando.

Pero ellas me miran y ya, no abandonan la mesa para estar conmigo.

¿Acaso se avergüenzan de mí ahora? ¿Es por mi ropa? ¿Por qué el popular de la escuela terminó conmigo? ¿Por qué no voy a ir a esa fiesta? Que ridículo es todo esto.

Me recuerdo a mí misma que falta poco, unas horas más y ya estaré en mi casa sin todo este ruido a mi alrededor. Estaré entre las sabanas y cerraré los ojos, esperando que al abrirlos, sea la misma Bryn de siempre.

Toco mi cuello y siento unos pequeños granitos, antes me hubiera molestado mucho, ahora me dan igual. Nadie me mira y si me miran, creo que unos granos no los distraerán mucho del resto de mi apariencia.

Tengo la mirada en la mesa, alguien escribió algo aquí “J + I por siempre” no tengo idea quienes pueden ser ellos, no conozco a ninguna pareja que tengan esas iniciales, puede que alguien lo haya escrito el año anterior y hayan sido personas que ya se graduaron.

—Hola de nuevo —me sobresalto cuando una bandeja se coloca justo donde están las iniciales, subo la mirada y como un regalo del karma, Dylan está ahí sonriendo.

No le contesto, solo lo veo con una expresión seria, ¿Que rayos hace aquí? Después que fue aceptado en la banda él comenzó a sentarse con nosotros y cuando digo nosotros me refiero a ese grupo donde estaba yo, con los amigos de William y las chicas.

Miro en dirección a ellos y Rilley está viendo hacia acá, también Danielle, otra de las chicas. William y los demás no, parecen estar ocupados en su plática pues se ríen tan fuerte que puedo escucharlos desde donde estoy, regreso la mirada a él.

Dylan se sienta con una sonrisa — ¿No tienes hambre? —toma una bolsa de papas y me la da—. ¿Prefieres la gelatina? Es de fresa, me gusta más que la de limón o la de naranja, aunque no creo que sean hechas de frutas reales —se ríe—. También hay soda de uva y agua, ¿Qué prefieres?



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En el texto hay: secretos, amor, amor adolescente

Editado: 06.12.2022

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