Tres Secretos

12: Una bufanda

NOVIEMBRE

Estábamos en una cafetería a unos treinta minutos de la escuela, en el área financiera de la ciudad. El lugar ya tenía las decoraciones navideñas, las personas comenzaban a sacar sus abrigos más gruesos y sus bufandas. Los restaurantes comenzaban a ofrecer bebidas “navideñas” y postres con los sabores particulares como canela y manzana.

Estaba al lado de Will mientras él tomaba un café negro y yo, un café helado con crema batida. Owen y Rilley estaban frente a nosotros y aun lado, entre Will y Owen, en el lado más angosto estaba sentado Dylan.

Ellos hablaban sobre cosas de la banda, yo me distraje con las personas que pasaban a un lado del lugar. Nuestra mesa estaba cerca de la ventana y toda mi atención se dirigía a ellos, era mi manera de distraerme mientras ellos hablaban de sus cosas.

Mis manos estaban frías por el vaso de plástico que no aislaba el hielo de mi bebida pero no me importaba, me gusta tomar el café frío sin importar que afuera esté congelándose.

Will puso su mano sobre mi pierna y eso me hizo regresar la atención a él. A veces dejo que lo haga, que toque un poco más debajo de mi cintura o mis piernas pero, no me siento totalmente cómoda. No sé porque, se supone que si somos novios y pues, no somos unos niños pero yo aún no me siento lista de pasar a la siguiente fase con él.

Quiero a Will, claro pero, no lo sé. Puedo verme con él y todo eso, aunque recientemente se ha estado comportando un poco distante y diferente, eso me ha hecho preguntarme si en el futuro será así. Tal vez en el futuro un día solo cambiará y ya, ¿Será capaz de dejarme atrás si alcanza la fama deseada?

No lo sé.

Me duele la cabeza ahora mismo, tal vez es el clima. —Bryn, Dylan te hizo una pregunta —habla Will.

Miro a Dylan — ¿Qué?

Niega —Solo preguntaba si…

El teléfono de Will comienza a vibrar y él se aleja de su asiento para contestar. Owen suelta una carcajada y me señala —Bryn, estabas tan distraída.

Rilley le da un codazo a Owen. —Brynston tiene el cerebro frio ahora mismo.

Lo fulmino con la mirada. —Tan gracioso, Rilley.

Owen señala a Dylan. —El rubio te preguntó si tenías frio en tus manos —lo mira y se ríe—. Dice que quiere hacer su buena acción del día y darte sus guantes.

Frunzo el ceño y miro a Dylan. —No quiero tus guantes.

Dylan niega. —A ver, yo no dije eso Owen —mira a Owen serio—. Te pregunté si tenías frío y luego dije, puedo prestarte mis guantes.

Estaba distraída cuando eso pasó —Ah —miro mis manos, si están frías pero no importa, no usaré sus guantes—. Estoy bien...

—Hippie —agregan en coro Owen y Rilley antes que yo lo diga.

Dylan se encoje de hombros —Está bien, mis guantes están a su disposición en caso alguno de ustedes los necesite.

Owen toma uno —Yo pido uno —le tira el otro en la cara a Rilley—. Póntelo, hay frío.

Yo los miro arrugando la nariz. —que raros son.

Dylan se ríe. —Entonces, ¿Ya pensaron que canciones tocaran para el concurso de talentos? —pregunta él.

—Algo de los setenta, seguro —responde Owen.

Rilley se encoje de hombros —No lo sé, tal vez no participe y solo los ayude.

El segundo viernes de diciembre, el último día de clases de este año, habrá un concurso de talentos y las reglas para los músicos es que solo pueden estar dos instrumentos al mismo tiempo. Will cree que pusieron esa regla para evitar que Alma Sublimes toque y ganen, porque claramente van a ganar.

Dylan voltea a verme. —Deberías participar.

Owen y Rilley estallan en risas, Owen habla entre carcajadas: —Brynston no sabe hacer nada, ¿Qué harás allá arriba? Pintarte las uñas.

Bufo. —Oye Rilley no seas tan machista, das pena.

Dylan se estira y le arranca el guante de su mano derecha —Has perdido el derecho al guante —se acomoda en su asiento de nuevo—. Además pintarse las uñas no debe ser fácil, ¿lo has intentado?

Owen se ríe. —No, Rilley no haría esas cosas, son de niñas.

—Machista —yo respondo y luego lo señalo—. No te hagas, tu también te has pintado las uñas.

Rilley se encoje de hombros —Nos la pintamos de negro, es de estrellas de rock, pero de otro color sería de niñas.

Ruedo los ojos. —Que bobos son ambos.

Owen levanta las cejas y señala a Dylan. —Ah, ¿Entonces ya no insultas a tu hippie?

Me levanto de la mesa solo para golpearle el hombro apoyándome en la superficie. —Cállate tonto.

Dylan se inclina una vez más para quitarle el guante a Owen. —Tú también has perdido tu derecho.

Rilley me señala y luego a Dylan —Ustedes dos… no sé porque presiento que terminaran siendo buenos amigos.

— ¡Eso jamás! —respondo.

Dylan solo se ríe. —Ya somos amigos, Bryn y yo.

Owen bufa. —Bryn no es amiga de nadie, ella es demasiado buena para los demás.

Sonrío en su dirección —Will lo es, él es alguien de mi nivel.

Rilley suspira —Pobre Will, nuestro chico está encadenado a Brynston, la bruja vestida a la moda.

Yo volteo para buscar a Will con la mirada pero no lo veo por ninguna parte, ¿A dónde habrá ido? No entiendo porque últimamente se va corriendo cuando alguien lo llama, es como si estuviera ocultando algo de mí pero no hay forma que esté haciendo algo malo, como engañarme.

Will y yo somos la pareja perfecta, eso es lo que él dice. Will tiene razón cuando me recuerda que debemos estar juntos, que nos vemos bien y que funcionamos a la perfección. Tal vez solo es algo personal, algo sobre su familia y aún no está listo para hablar sobre ello.

Sí, eso debe ser.

—Entonces, ¿no participaras? —pregunta Dylan viéndome.

Ruedo los ojos. —Claro que no.

Owen me señala —Que bueno que sabes que no hay mucho que puedas hacer allá arriba en el escenario, ¿tienes algún talento?

—Se me dan bien golpear personas como tú, Owen, ese es mi talento —respondo.



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En el texto hay: secretos, amor, amor adolescente

Editado: 06.12.2022

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