TRES MESES ATRAS
Era septiembre, finales de ese mes.
Llevaba más alrededor de un mes de conocer a Dylan, él era relativamente nuevo pero ya se llevaba muy bien con todos. TODOS. No miento, incluso con los profesores y con personas de otros años, ¿Cómo es que todos están obsesionados con él?
Yo entiendo en parte que le presten atención ahora que es parte de la banda y se junta con los chicos populares pero no es para tanto, él es un chico común y corriente. Le falta algo, un poco de estilo o no sé, a veces pienso que es una fachada y solo actúa muy amigable con todos para caerles bien.
De todas formas no importa, yo estoy enfocada en mi vida, no me importa lo que él haga. Will me toma de la mano y me pregunta si estoy lista para ir a la siguiente clase. —Lo olvidaste de nuevo —le doy un golpe suave en su frente—. Ahora tengo clase de educación física, no me toca clase contigo.
Rueda los ojos — ¿Qué te parece si tú y yo nos escapamos y vamos a otro lugar? —me toma por la cintura y besa mi nariz. Un grupo de personas pasan a nuestro lado y voltean como siempre.
Yo suelto una risa. —Me encantaría pero ya tengo una advertencia del señor Joan —nuestro profesor de educación física.
Hace una semana fui a la clase para quedarme con Will un rato en la parte de atrás de la escuela. Olivia intentó dar una justificación a mi favor pero él no le creyó, no es la primera vez que hago algo así.
Él suspira. —No seas tan chica buena —me acerca a su cuerpo—. Me gusta más cuando eres una chica mala.
Bufo acariciando su cabello por detrás. —Si claro, Will —le beso los labios—. Ahora déjame, tengo que cambiarme y no quiero llegar tarde.
Will no me deja, me acerca a sus labios una vez más. Me besa por varios segundos y nos separamos, veo que unas chicas más jóvenes nos están viendo con caras poco felices, yo me acerco a él y lo beso de nuevo, solo para que ellas aprendan que Will ya tiene una chica y no me alejaré de su lado.
—Bien bebé —Will me aparta—. Espera, alguien me envió un mensaje —nos separamos y él revisa su teléfono—. Es Owen, tengo que irme.
Asiento y él se aleja. Voy a los vestidores para cambiarme a mi ropa de gimnasia, cuando entro me topo con Leticia, la hermanastra de Will. La miro de arriba hacia abajo y luego pongo los ojos en blanco, su presencia me molesta tanto como a Will.
Will se queja de ella todos los días cuando llega por mí a mi casa para venir a la escuela. Leticia parece ser una persona un tanto molesta y aburrida, se queja de la música que Will escucha en su habitación, si él le pide alguna tarea ella no se la da y siempre parece actuar como si fuera mejor que él.
Termino de cambiarme y Olivia llega conmigo entrelazando su brazo —Bryn, creo que me cortaré el cabello, ¿Qué opinas?
Entrecierro los ojos —Depende, ¿Qué tan corto?
Sube la mano hasta su barbilla —Creo que por aquí, me quedará genial, ¿No lo crees?
Tuerzo la boca, no estoy segura si le quedará bien —Pues, no lo sé, me gusta cómo se te ve el cabello largo.
Ella baja los hombros — ¡Solo quiero un cambio! —Toma las puntas de su cabello—. Yo sé que me veo bien pero podría verme mejor, ¿no? Más madura, siempre he querido verme así.
Sonrío mientras me reaplico desodorante en aerosol. —Pues inténtalo, como tú dices, siempre te ves bien.
Ella suelta una risa corta —Por eso te amo —luego me señala a un par de chicas que iban caminando frente a nosotras—. Qué bueno que no somos como ellas, míralas —son dos chicas que parecen estar interesadas en la moda asiática por la forma en que se visten y se peinan—. Qué vergüenza.
La miro y sonrío un poco —Lo sé.
Llegamos a la clase de gimnasia, hoy vamos a trabajar en acondicionamiento físico que son parecidos a ejercicios de “cardio” Olivia y yo rodamos los ojos, ya estamos acostumbradas a hacer ese tipo de ejercicios.
—Pero —interrumpe el profesor—, esta vez no trabajaran con sus parejas, ustedes se distraen demasiado y se quedan hablando —todos nos quejamos—. No me importa si se quejan, tienen que hacer los ejercicios correctamente.
Olivia levanta la mano —Em, disculpe pero hay personas como nosotras que ya hacemos ejercicios, ¿no es algo injusto?
Él la mira serio. —No me pagan para tratarlos de formas diferentes, aquí todos hacen lo mismo —ajusta su gorra—. Entonces, los emparejaré de otra forma —él nos voltea a ver—. A ustedes dos sin duda las tengo que separar, no dejan de hablar y este no es un periodo de descanso.
Yo frunzo el ceño. —Que amargado —susurro, Olivia se ríe un poco.
Él señala a Olivia —Usted señorita —llama con el dedo a una chica que no le hablamos, ¿Acaso él presta atención con quien nos juntamos o fue al azar? —con Daniels.
Olivia hace una mueca — ¿Pero por qué? —reclama.
—Vamos señorita no nos atrase —pide desesperándose, luego voltea a verme— y usted con Harman.
¿Harman? ¿Quién es Harman?
Él levanta una ceja — ¿También se va a quejar? Vamos señorita, con Harman ahora.
— ¿Quién es Harman? —pregunto confundida, rara vez me aprendo los apellidos de los demás, incluso si me los repiten es probable que los olvide en menos de una semana.
—Soy yo —contestan y luego, una risa.
Ay no. Esa risa. —Dylan —suspiro.
Olivia y yo nos acercamos a nuestros nuevos compañeros mientras que el profesor sigue asignando a los demás. Dylan levanta la mano sonriendo —Hola Bryn.
Suspiro otra vez —Dylan —contesto sin ganas, ¿Por qué él específicamente? Esta clase va a ser una tortura.
Él me da un pequeño empujón y eso me toma por sorpresa, él suelta una risa —Tranquila, soy bueno con el ejercicio.
Arrugo la nariz —Bien por ti.
No me sorprendería que fuera bueno también en algún deporte, entre más días pasan, más talentos Dylan revela tener. Es molesto que sea bueno en tantas cosas y sobre todo, que tenga esa actitud humilde que para mí solo está fingiendo. Seguramente cree que es genial.