Hoy es el día de San Valentín y se puede notar en el aire de esta escuela.
Las chicas están más arregladas hoy, los chicos van con ramos de flores, globos y tarjetas, algunos muñecos de felpa también. Las parejas se toman de la mano, se besan y se abrazan, todo en este ridículo día es un cliché de película.
Mientras estaba en una de las clases, de las que no comparto con Dylan, dibujo en una esquina de mi cuaderno algunas flores irregulares y hojas como si fuera una enredadera, últimamente no he prestado mucha atención a nada de lo que explican pero por suerte, Dylan me ayuda con las tareas y todo eso.
Cuando la clase termina escucho la voz de Chelsea hablando con otra chica que se llama Alana, ellas ríen y dicen elevando el tono de su voz: —Mírala, ha subido de peso —volteo un poco y están viendo a un grupo de chicas que se sientan al frente—. Qué asco.
Ruedo los ojos y me levanto, tomo mis cosas y cuando estoy a punto de salir, Chelsea me detiene tomándome por el hombro —Hola Bryn —sonríe pero sé que es su sonrisa falsa—. Oye, tengo una pregunta, ¿Crees que podrías decirle a Dylan que lo invito a la fiesta de esta noche?
¿Por qué haría algo así?
Tomo una respiración mientras Alana sonríe de lado. Según la mente de Chelsea esto me está dando celos pero no, esto no es suficiente para que yo sienta celos —Claro —respondo sonriendo.
Siento una corriente de aire, creo que proviene de la ventana abierta por la mitad, el clima es frío y mi piel se eriza. Me gustaría estar en mi cama, abrigarme con dos cobijas y cerrar los ojos para dormir un poco. Me gustaría que Chelsea no me tuviera aquí perdiendo mi tiempo.
Ella entrecierra los ojos — ¿Lo harás? —me mira de arriba hacia abajo—. Pero tú no puedes ir Bryn, lo siento pero ahora ya no eres de los nuestros, ahora encajas mejor con personas como ellas —voltea su rostro hacia las chicas que estaban molestando.
Entre ellas, la hermanastra de William. Me parece increíble como ellas pueden descaradamente molestar a alguien que de alguna forma, está relacionada con él, aunque no puedo pretender que yo no era igual que ellas.
Aunque William la ignora tan bien que la mayor parte del tiempo se nos olvidaba que él tiene hermanastras. No recuerdo la última vez que los vi hablar durante la escuela, tal vez nunca lo han hecho.
—No te preocupes, tengo una cita hoy en la noche —sonrío a pesar que me es difícil sostener la sonrisa, ¿de dónde salió eso? ¿Por qué dije eso?—. La pasaré mucho mejor que en tu fiesta.
Pienso en Dylan, en lo que haremos más tarde. No es una cita, solo veremos películas y comeremos mientras el resto del mundo actúa como si este día fuera mejor que el resto, como si agregarle corazones a las tarjetas hiciera que el amor aumentara.
Alana se cubre la boca — ¿Cita? —Nunca le caí muy bien a ella, otra de las chicas que se mueren por William—. ¿Con quién? ¿Quién es el pobre tonto que saldría con alguien como tú?
Me encogí de hombros al mismo tiempo que en la puerta alguien dice: —Yo soy ese pobre tonto.
Las tres nos volteamos hacia la voz. Es Dylan sonriendo, recostado en el marco de la puerta con los brazos cruzados y mitad del cabello cayéndole a un lado de su rostro. Mi corazón se aceleró inmediatamente.
¿Cómo es que pude pensar que William luce como una estrella de Hollywood? Él no se compara con este chico, este tonto chico que sin esfuerzo se ve tan bien. Que de alguna forma logra hacerme sentir tan bien cuando estoy a su lado. ¿Cómo es que fui tan tonta?
Estoy comenzando a aceptar algunas cosas y una de ellas es que pienso que Dylan es lindo, de verdad. Me gusta cómo se mueve a través de las personas, la forma en que nada lo atemoriza y ningún murmureo lo hace bajar la mirada. Dylan y sus hombros anchos, su sonrisa que muestra un par de hoyuelos y sus ojos que bien podrían reflejar el color del cielo o el reflejo de este en un mar, o la mezcla de ambos cuando se tocan en la distancia.
Chelsea tose — ¿Qué? —Dylan camina un poco, acercándose hacia nosotras lentamente, viéndome con una sonrisa cómplice.
—Hola Chelsea, no te he visto en un rato —rompe mi mirada para verlas mientras sigue sonriendo tranquilamente, luego voltea para ver a Alana—. Hola también a ti.
Ellas fruncen el ceño, Alana habla: —Em, ¿Dylan realmente sale contigo, Brynley?
Dylan estira su mano para tomar la mía, sus manos siempre son cálidas, en contraste con este clima de febrero. — ¿No soy tan afortunado? —con la otra mano toma mi mentón y acerca su rostro para besarme la mejilla.
Sin nada más que eso, mi corazón pega un salto. Los labios de Dylan, sobre mi piel, su rostro tan cerca del mío. Mis brazos se erizan, pero la corriente de aire no tiene nada que ver con esto.
Dylan aclara su garganta. —Ahora si nos disculpan, tenemos que irnos, hay tantas cosas que haremos hoy.
Chelsea lo mira enojada —Pero… —muerde su labio mientras me lanza dagas con sus ojos pero seguido, sonríe un poco—, ¿Acaso no eras tú la que decía que Dylan no era la gran cosa? ¿Qué era un tonto hippie que solo buscaba llamar la atención? ¿Qué solo alguien realmente desesperada saldría con él?
Aprieto mis dientes.
Qué vergüenza, yo realmente dije eso.
Me muerdo el labio, no sé qué decir, ella no está mintiendo. Yo me expresaba de esa forma, que tonta fui, que mala persona he sido en especial con alguien como Dylan. No me tomé el tiempo de conocerlo, le cerraba la puerta en la cara y evitaba su amistad a toda costa, ¿Por qué era así? ¿Por qué me daba miedo dejar que Dylan se acercara a mi vida?
De nuevo comienzo a considerar que yo soy la culpable de todos mis males, realmente merezco ser castigada por ser quien era.
Dylan, sin embargo, me suelta la mano solo para abrazarme por detrás y colocar su mentón en mi hombro —Y eso que no has escuchado las cosas que me dijo en la cara —se ríe y besa la parte de mi oreja que está cerca de mi cuello. Mis labios sienten un cosquilleo, uno extraño como si de repente sintieran envidia de esa parte de mi piel—. Bryn es tan creativa a la hora de insultar a las personas