Tres Secretos

28: Lo sé.

 

DYLAN

Los labios de Bryn son suaves, y como siempre lo imaginé, saben a fresa. No sabía que la fresa era mi fruta favorita hasta que ella estaba besándome. Mi corazón explotó como fuegos artificiales y la necesidad de estar más cerca de ella no podía detenerse. Esto es el significado de perfección.

Fue como tocar el cielo, como conocer el mejor secreto del universo. Sus labios. Ella. Bryn.

Nos separamos y veo a Bryn con los ojos abiertos — ¿Me besaste? —le pregunto casi sin poder creerlo.

Ella se ríe —Em, sí, creo que eso acaba de pasar.

Toco mis labios, no puedo creer que así haya sido su respuesta cuando le dije que ella me gusta. —Vaya, gracias —sonrío nervioso—. Entonces, ¿También sientes algo así? ¿Por mí?

Ella suspira —No Dylan, fue un beso de consolación —toma mi mano—, Vaya —sonríe acariciando mi piel con su pulgar—. Entonces, ¿Era yo?

Asiento, con miedo y felicidad —Sí, eres tú.

Bryn toca mi rostro — ¿Por qué no querías decirlo?

Porque hay algo que ella no sabe y que no sé si pueda ser capaz de lidiar con algo así —No quiero que dejemos de ser amigos.

Ella niega —Podemos ser amigos y algo más, ¿No?

Me acerco para besarla de nuevo porque es difícil no querer besar a esta chica una vez más, cuando separamos nuestros labios ella se acerca a mí y me abraza, cierro mis ojos mientras me recuesto en su cabeza. —Te quiero —le digo sintiendo más miedo que antes.

Bryn mueve un poco su cabeza —Yo también te quiero, hippie —mira hacia la comida—. Pero quiero mucho más a la comida, así que, si me disculpas.

No puedo evitar sonreír cada vez que me llama hippie y actúa como si no le gustara mostrar sus sentimientos. —Oye, ¿necesitas que te ayude a llevar la comida? —me hago un poco hacía atrás para verle el rostro—. ¿Ya pensaste que comerás hoy?

Se separa de mí y toma una bolsa grande de papas, me las entrega, luego sigue colocando comida sobre mí. —Todo esto —sonríe—. Vamos, ya quiero ver la película que escogiste.

Ella me conduce al sótano y no es nada parecido a los sótanos de las otras casas donde yo he vivido, lo cual es algo bueno, hace más fácil que los recuerdos no vuelvan a mi cabeza. En su lugar tiene paredes lisas, un sofá largo en el medio, una mesa baja negra, alfombra negra, una televisión muy grande y con las luces encendidas se ilumina todo completamente.

Coloco la comida en la mesa negra, Bryn baja y se sienta en el sofá — ¿La miramos ya? —Me pregunta—. He pensado en pedir una pizza, ¿Quieres? Podemos pedir otra cosa.

Me siento a su lado —Una pizza suena bien —tomo su mano—. Pero primero debes agradecerme por traer tu comida hasta aquí.

Ella entorna sus ojos y niega. —No me gusta ser cursi, no seré cursi contigo —intenta no sonreír, puedo notarlo.

Acerco mi rostro al suyo, sintiendo mi corazón electrificado. —Mi naturaleza es ser cursi, señorita Bryn.

Sus ojos se mueven un segundo hacia mis labios. —Si quieres que te bese solo pídelo —da una palmada suave a mi mejilla—. No, tengo una mejor idea, solo bésame.

Eso hizo que mi corazón se detuviera un instante. —No quiero hacer algo que no te guste.

Ella suelta una carcajada. —Vaya Harman, ¿Tienes idea de cuánto quería besarte? Sin duda me va a gustar.

—Estoy seguro que querías besarme desde que nos conocimos —bromeo mientras retiro un cabello de su rostro.

—No —sonríe y baja la mirada—. Pero tal vez debí besarte solo para que te callaras, solías hablar mucho —ahora regresa sus ojos a los míos—. En realidad, sigues hablando mucho pero ahora no me molesta escuchar tu voz.

Mi respiración se hace más corta. —Puedes besarme si quieres que me calle.

Ella suelta una risa corta. —Mira Dylan, el problema es que ahora no quiero que te calles, me gusta escucharte hablar de tus datos interesantes y algunos raros, así que te besaré cuando no estés hablando.

Aprieto los labios mientras elevo las comisuras de mis labios. Bryn rueda los ojos pero se acerca, tomando mi rostro entre sus manos y besa mi barbilla. Yo tomo su rostro y beso sus labios.

Cuando nos separamos Bryn sonríe y me abraza. —Tonto hippie, me gustas mucho.

Acaricio su cabello sintiéndome extremadamente feliz. —A mí  me gustas solo un poco.

Ella golpea mi brazo. —Claro señor “es tan hermosa” “me encanta” pensé que hablabas de alguna tonta chica de la escuela.

— ¿Quién más es hermosa? —beso su frente. Amo poder hacer esto, solo estar tan cerca de ella, poder besarla y sostenerla en mis brazos—. Tú eres la más hermosa de toda la escuela.

—Eso lo sé —ríe—. Mis ojeras me dan un toque especial.

Inclino mi rostro para verla y beso su mejilla. —Me encantan tus ojeras. —Bryn rueda los ojos—. ¿Lista para sentir miedo de los fantasmas y esas cosas?

Se separa de mí y pasa la mano por su cabello. —No me dan miedo los fantasmas, ya te lo dije.

—Claro, ya lo veremos —señalo hacia arriba—. Iré por las bebidas y, ¿necesitas que te traiga algo más?

Niega —No, creo que solo eso —me levanto y ella se acerca a la otra esquina del sofá para tomar unas mantas—. Ve, ten cuidado con los fantasmas de mi casa.

Yo suelto una carcajada mientras subo y tomo dos latas de Coca Cola de vainilla para llevarlas con Bryn. Antes de bajar de nuevo, me detengo y sonrío, recordando nuestro beso. Bajo y ella ya abrió una bolsa de papas con barbacoa, dejo las latas sobre la mesa y se apresura a tomar una.

—Pondré la película —le digo, enciendo la televisión y tomo mi teléfono para transmitirla desde ahí.

Bryn se mueve un poco y se recuesta en mi hombro, yo tomo mi lata también y me hago hacia atrás, levantando mi brazo para rodear sus hombros. Bryn se acomoda mejor y me acerca la bolsa de papas.

—Tendrás que alimentarme, no puedo en esta posición —afirmo.

Ella sonríe, toma una y me la acerca a los labios —Que horror, esto es tan cursi —sigue comiendo mientras yo destapo la lata con una mano y la coloco entre mis piernas mientras reproduzco la película.



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En el texto hay: secretos, amor, amor adolescente

Editado: 06.12.2022

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