Tres Secretos

37: Debió pasar.

 

WILLIAM

—Ya no seguiré con la banda —dije sintiendo un dolor en medio de mi pecho, como si alguien estuviera estrujando mi corazón.

Nunca en toda mi vida pensé que esto estaría saliendo de mi boca. Amo tanto esta banda, amo tanto lo que hemos logrado y ahora por una serie de estupideces estoy acabando con todo.

Owen suelta una carcajada, pensando que estoy bromeando. Claro, ¿Por qué haría algo así? ¿Por qué dejaría mi única razón para existir? ¿Por qué abandonaría mi sueño? ¿A mis amigos?

—Hablo en serio —digo apretando mis puños.

Me odio tanto ahora mismo.

Rilley niega con una mirada confundida. —Will, hombre, por favor —su voz suena molesta y herida—. Will, tenemos planes, ¿Lo sabes, no? Este no es solo tu sueño, es el nuestro.

Muerdo mi lengua para controlar mis sentimientos —Escuchen, ya no tengo opción —soy un idiota—. No puedo seguir con esto, tenemos que terminar con algo que de todas formas iba a terminar.

No es cierto, yo daría todo para hacerlo funcionar. Yo no me iba a rendir con esto y sé que mis amigos tampoco, sé que lucharíamos cada día para llegar muy lejos. Todos lo queríamos. Es nuestro sueño y estoy arruinándolo.

— ¡No! —Owen grita enojado—. ¡No, Will! ¡Eres un egoísta! Esto es sobre nosotros también, tú puede que seas el más famoso pero somos un equipo.

—Lo sé pero seamos realistas, ¿Cuánto nos queda? ¿Dos años? ¿Reamente creen que lo logremos? —estoy haciendo lo mejor para fingir, tengo que verme como el malo de la historia para que ellos no logren convencerme de seguir.

—Will —Rilley pasa su mano por el cabello—. Tenemos que hacerlo, tenemos que intentarlo y darlo todo, es nuestro sueño.

— ¡Solo es un sueño! —Le grito con ganas de desagarrarme los pulmones gritando por la forma en que la vida me está tratando ahora mismo—. No seamos idiotas, esto tiene que acabar hoy o en unos años pero no lo lograremos.

— ¡No digas eso! —Owen golpea la mesa—. Tú eras quien nos decía todo lo que íbamos a lograr, ¿Por qué haces esto ahora?

Miro el reloj, será mejor que se vayan antes que venga mi familia de donde el médico. —Tienen que irse —les pido—. Los llevaré a sus casas, vamos.

No solo estoy perdiendo mi sueño, sé que estoy perdiendo a mis amigos. Estoy perdiendo todo por mi culpa, por un estúpido error.

Me levanto y Owen me toma del brazo, yo lo aparto pero  él me empuja y Rilley se para rápidamente para intervenir —Por favor chicos, somos amigos —pide.

Lo sé, y me duele tanto perderlos pero no tengo opción —Vamos —vuelvo a pedir deseando que se vayan ya para poder encerrarme y quedarme entre la soledad.

Me odio, me odio, me odio.

—Eres un idiota —Owen reniega—. Después que me dejes en mi casa no vuelvas a buscarme, no me hables y no me llames, esto se acabó.

—Algo más—miro a Rilley—, borra las cuentas ahora mismo —tomo su teléfono de la mesa y se lo entrego.

—Rilley —Owen habla, intentando prevenir lo inevitable.

Rilley me mira, luego a Owen y de regreso a mí —Como quieras —desbloquea su teléfono y mueve sus dedos.

Owen vuelve a golpear la mesa, yo siento como mi energía es drenada fuera de mí. Nuestra banda se llama Almas Sublimes. Mi alma ahora mismo está vacía, sin vida. Sin nada.

Soy un idiota.

—Listo —Rilley suspira—. Almas Sublimes se ha acabo, espero estés feliz.

No. No lo estoy. Estoy desesperadamente triste. Estoy enojado. Quiero golpearme. Quiero que ellos me golpeen. Quiero regresar el tiempo y hacer las cosas bien. Decir lo que sentía en el momento correcto. Evitar dañar más y más personas con mi existencia.

—Vamos —pido de nuevo.

Rilley pasa a mi lado viéndome como nunca antes, como si fuera su peor enemigo. Lo siento tanto, amigo. De verdad lo siento. Owen camina y me golpea el hombro, yo lo dejo.

Tomo mis llaves y caminamos en silencio hasta el auto. Después de un minuto de conducir, abro la boca y les digo: —Lo siento.

Owen, quien iba a mi lado ríe enojado — ¿Ahora lo sientes?

—Lo siento —les digo sinceramente—. No puedo decirles todo pero lo siento, chicos.

Quiero decirles lo que está pasando, tal vez ellos me comprenderían y me sentiría menos solo pero no tengo el valor para hacerlo. Nunca pensé que esta situación se saldría de mis manos, nunca pensé que algo que comenzó como un pequeño secreto se haría cada vez más grande.

Me avergüenza.

Rilley se mueve un poco hacia adelante, en el espacio que hay entre el copiloto y el piloto — ¿Estás bien, Will?

— ¡Ay, por favor Rilley! —Owen se queja—. Está jugando a la víctima, él cree que puede usarnos como se le da la gana.

—Ey, Owen —pide Rilley—. Will… somos tus amigos, puedes hablar con nosotros.

No puedo. —Yo…

Quiero decirlo. Quiero que me escuchen. Quiero sentirme acompañado en todo esto.

Owen afirma: —William es egoísta, siempre lo ha sido —resopla—. ¿Crees que no sé qué engañabas a Bryn? ¡Te defendí, Will! ¡Me puse de tu lado aun sabiendo que eras una basura!

Volteo a verlo, ¿Qué tanto sabe? — ¿Qué dijiste?

Rilley me da un golpe en el hombro —Amigo, mira al frente.

Regreso mi mirada a la calle —Owen, ¿Cómo es que lo sabias?

—Porque sí —dice—. Un día te escuché mientras estabas en mi casa, estabas hablando con alguien y Bryn estaba en la sala de estar con Rilley, sé que la engañaste y luego te hiciste la víctima, ¿no?

Rilley suena molesto cuando pregunta: — ¿Eso es cierto?

—Yo… — ¿Cómo se los puedo explicar?

— ¡Es cierto! —Expresa Owen—. La engañaste y luego nos dijiste a nosotros que ella te engañó, ¿no? Que por eso terminaron —me da un empujón—. Todo este tiempo has visto como la gente habla de Bryn, ¡Has visto que ella solo tiene a Dylan por tu culpa! También nos pusiste en su contra, ¿no?



#13048 en Novela romántica
#2442 en Joven Adulto

En el texto hay: secretos, amor, amor adolescente

Editado: 06.12.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.