Tres Secretos

SECRETO #3

SECRETO #3

WILLIAM

La primera vez que vi a Leticia como algo más que mi hermanastra molesta fue un día que mi padrastro me gritó frente a todos en la cena. Ella llegó más tarde a mi habitación.

—Eh, William… —caminó despacio—. Oye, lo siento, papá a veces es un poco grosero.

La vi, no me interesaba que sintiera lastima por mí. —Como sea.

Asintió lentamente. —Bueno… solo, creo que no eres tan malo como él dice.

Leticia no encajaba en ese perfil perfecto. Ella no era como mis amigas o como mi novia, ella era muy delgada y siempre tenía la mirada hacia abajo. No había ninguna buena razón para que yo sintiera algo por ella pero después de esa noche, ella pasaba por mi habitación intentando ser un poco amigable conmigo.

Eventualmente nuestras pláticas se fueron alargando y cuando nos quedábamos despiertos a medianoche yo le hablé sobre mi infancia. Le conté como mi padre solía engañar a mamá, como le gritaba y como actuaba cruelmente con ella.

Leticia me escuchaba y tal vez, cometió un gran error. Enamorarse de mí. Yo era un cobarde, decidí ocultar mis sentimientos del resto del mundo. Decidí seguir mi relación con Bryn a pesar que cada día la quería menos y cada día quería más a Leticia.

En verano, en vacaciones, cuando nuestros padres salieron a comer con su hermana menor ella y yo paseamos por la playa. Nunca olvidaré ese día porque lo supe en ese momento. Esa chica me había robado el corazón.

Leticia no se enojaba conmigo por no terminar con Bryn, ella sabía y estaba de acuerdo conmigo en que lo mejor era que siguiera siendo su novio. De esa forma nadie sospecharía de nosotros.

Pero fue un error. Ni Leticia ni Bryn merecían algo así y cuando todo se arruinó, me di cuenta del enorme desastre que había causado.

Cuando Leticia me dijo que estaba embarazada supe tres cosas.

Uno, tenía que terminar con Bryn. Cuando fui a su casa ese día ella intentó decirme que estaba enferma, lo usé como mi excusa para terminar finalmente.

Dos, Almas Sublimes ya no iba a existir. Quería mi sueño pero había algo más grande que estaba dispuesto a dejar todo por ello.

Tres, el bebé.

No sé porque, tal vez es por la forma en que crecí, por como siempre me sentí ignorado por mis padres y por lo odioso que es mi padrastro pero yo solo quería conocer a ese bebé. Estaba dispuesto a cuidarlo sin Leticia, sin la ayuda de nadie más.

Mis padres no supieron quién era el padre hasta que Leticia cumplió ocho meses de embarazo. Sabía que me iban a gritar, a insultar y a maldecir. Todo eso sucedió, y mi padrastro me mandó a un hotel.

Lo tenía planeado, después de graduarme no iré a la universidad, buscaré muchos empleos y Leticia vendrá conmigo. Leticia, mi bebé y yo.

Sé que será difícil, sé que mis anhelos de adolescente se han deshecho y sé que será algo que no estaba planeado pero ya no voy a quedarme sentado esperando que la vida se resuelva.

Voy a tomar responsabilidad de mis acciones. Lo arruiné, hice muchas cosas malas y a este punto pareciera que ya nada tiene solución. Pero sé que aun puedo pelear, aun no me voy a rendir y aun puedo comenzar a hacer las cosas bien.

Lo he decidido, dejaré de ponerme en el papel de víctima y construiré la vida que mi nueva familia merece. Que yo merezco, aunque me cueste trabajo creer ahora mismo que yo merezco algo bueno.

No importa cuánto me tome, arreglaré todo.

Aun no es demasiado tarde para nadie, ni siquiera para mí.



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En el texto hay: secretos, amor, amor adolescente

Editado: 06.12.2022

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